665. LA DAMA DEL BOSQUE, de Laurisilva 2
Cuentan que vivió cerca de la comarca, justo al lado del bosque, aunque su origen se pierde en la nebulosa del tiempo.
Cuentan que su corazón sucumbió a un amor traicionero que amenazaba con destruir todo lo que ella amaba y defendía.
Cuentan que su vida se apagó en medio de un fuego voraz, el cual trajo consigo el frío y yermo demonio de la especulación.
Cuentan que, en la actualidad, la Dama del bosque, como se la conoce popularmente, vaga errática por la fronda con la pálida belleza de su rostro marcado por una mueca agridulce. Su eterna obsesión le obliga a velar por la seguridad de las especies que en ella habitan.
Cuentan que sus pasos no pueden ser oídos y que rara vez se materializa, haciéndose visible únicamente cuando el equilibrio de la naturaleza amenaza con romperse.
Cuentan que si puedes contemplar su silueta, blanca y vaporosa, comprenderás que has dañado su mundo.
Yo jamás la he visto.