66649. LEY SECA, de Rosa Molina
Al roble le asusta la tormenta y araña los cristales. El vaso se desliza despacio, letra a letra. Un rayo ilumina el alarido que estalla en el salón.
Tiemblo. El vaso se detiene, analfabeto. Contengo el llanto.Un gorjeo arrastra pasos chorreantes, rojos. La muñeca del sofá se gira y sonríe a quien ya siento detrás, el aliento en mi nuca, su caricia podrida. Sabes que ni muerta te revelaré la clave del mueble bar, ¿olvidas que juré cuidarte, cariño?, sisea, y después ríe, escupiendo coágulos, reproches y telodijes. Convulso y sediento lloriqueo, resignado. ¿Cómo librarse de un espectro? Antes, tan sólo era mi esposa. Degollarla fue una imperdonable estupidez.
¡Sobresaliente! Esas sesiones de «ouija» acaparan mi atención y también me fascina el roble.
¡ J u a n P é r e z ! ¡Buenas Tardes!
Qué relato más bien recreado, entre lo doméstico y lo fantasmagórico, y todo por dar un trago. Pues que vaya al súper a por licores y se deje de rollos.
Sencillamente, Rosa: Excelente
Me pregunto en quién te has inspirado para hacer este escalofriante relato.
Espero no conocerte, ya me das miedo…