67. EN TIERRA DE NADIE
Yusuf Ben Omar, miraba sin ver la taza de café entre sus manos absorto en sus pensamientos. Ante él, los aviones aterrizaban y despegaban uno tras otro.
Dejó que el líquido, todavía demasiado caliente, le quemara entre sus delicadas manos provocándole un dolor insignificante comparado con la desesperación que se adueñaba de su ser cuando pensaba en sus hijos.
No haberlos llevado consigo en su huída, era aquello que le quitaba el sueño y no los asientos de plástico del aeropuerto, hogar improvisado durante el último mes transcurrido, mientras las autoridades estadounidenses decidían si era o no un terrorista.
No podía poner un pie en la calle, pues le deportarían inmediatamente de vuelta a su país, donde como mínimo, le esperaba la cárcel.
Pero, ¿Quién en su lugar no habría hecho lo mismo?, aquella niña de once años, violada y repudiada que acudió a él, seguramente hubiera muerto en el parto.
La tremenda bola de fuego, precedida de una explosión en la pista le sobresaltó. Sin importarle nada, echó a correr hacia allí. Entre la confusión, nadie reparó en él.
Quizás el mejor médico de Urgencias de Arabia Saudí, si le daban la oportunidad podría salvar algunas vidas aquel día.
Una escena muy nítida la que nos dejas, con un trasfondo con varias ramificaciones, todas muy interesantes. Una persona que fue alguien y ahora no es nada, pero que no puede obviar su dignidad. Enhorabuena, José Ángel. Un saludo y suerte.
Gracias Jesús, a pesar de cualquier circunstancia las personas debemos ser fieles a nosotros mismos porque si perdemos nuestros principios, entonces ¿qué nos queda?.
Me alegra lo que dices sobre las ramificaciones porque veo que has sabido captar los matices del relato.
Saludos y suerte para ti también.
La triste realidad de una persona ejemplar atrapada en la «tierra de nadie» de un aeropuerto, bien delimitada en el título. La aplicación del juramento hipocrático y humanitario, por encima de todo dogma, obliga a un individuo coherente a huir de la intransigencia, a abandonar a su familia y a permanecer en una situación incierta, a pesar de tratarse de un profesional del que ningún país que se precie se querría desprender, un verdadero héroe que hace lo que debe bajo cualquier circunstancia, aun en perjuicio propio.
Un saludo, José Ángel. Suerte
Gracias Ángel, me encanta tu comentario. Parece el prólogo de un libro. Quizás algún día te pida el favor de que me lo escribas.
Precisas palabras para describir mi relato.
Saludos y felices fiestas.
Hola, José Ángel.
Texto el tuyo con un elevado valor ejemplarizante. Los rasgos físicos condenando casi a una persona o sometiéndola a una cuarentena muy dolorosa. La discriminación más flagrante. La huida sin sus hijos que le quema por dentro más que las manos ese café. Y el ser un héroe y sentirse capaz de serlo otra vez si se lo permitían. Si no impedían que ese gran médico salvara vidas que es lo suyo, lo que le realiza y le honra.
Formalmente, una sugerencia: creo más correcto escribir le quemara que «le quemaba». Subsánalo si te parece en el segundo párrafo. Me gusta mucho tu texto. Un abrazote.
Muchísimas gracias por el consejo Martín, no me había dado cuenta de mi error.
Gracias también por dedicar tu tiempo a leerme y comentarme.
Felices fiestas!
José Ángel, dificil situacion; estar en tierra de nadie. Bien contada tu historia. suerte y saludos
Hola Clamanda, gracias por dejarme tu comentario.
Saludos y felices fiestas.