67. FRUTOS COLOR ROJO SANGRE (Paloma Hidalgo)
Por una hija, que no hará una madre. Por una hija buena, que a su vez es madre, y una ilusa que cree que su marido volverá algún día de la capital, qué no habría que hacer. Ya la convencí para que plantara los lamuyos, alguna tomatera, las fresas, y las sandías. Los cerezos ya estaban, también los granados pero necesitaban la poda que, al fin, les ha dado. Pobre hija. Lo único que crece con brío son los nomeolvides que plantó junto al pozo la infeliz cuando él se fue a vender las vacas. Aún es pronto para saberlo, pero creo que será lo mejor que haya podido hacer por ella: soy tan roja, tan puñeteramente roja como los frutos que pronto darán en abundancia, y tan vieja, que como las gallinas haré buen caldo. Ahora solo me queda convencer a Braulio de que acepte enterrarme en el huerto, cuando vuelva borracho, bien borracho a la noche, porque de matarme ya me encargo yo, y a los necrófagos, depredadores, insectos y artrópodos, ¿quizá embadurnándome antes con algo putrefacto?, de que una vez confirmada mi presencia bajo tierra, sean eficaces. Y rápidos. Mucho.
Pues sí que parece estar dispuesta a todo esta madre por su hija, incluso a dejarse ir para que con ayuda de su restos se renueven esos árboles que, una vez fructifícados, den color, alivio y vida a los que se quedan sobre la tierra. Enhorabuena. Saludos y suerte.
Gracias Jesús, la familia, que tira tanto como la tierra…
Saludos
Qué no hará una madre por una hija, hasta pensar que puede ser más útil muerta que viva. Seguro que a su marido ebrio no se le hubiera ocurrido, menos todavía al que fue a vender las vacas y no regresó. Nuestros relatos este bimestre son muy diferentes, aunque coinciden en el personaje de una madre dispuesta a sacrificarse hasta el límite por su descendencia, con la tierra como medio de subsistencia y esperanza a la que aferrarse.
Un abrazo grande, Paloma
Es que las madres…damos mucho juego. Luego pasaré a leer tu relato, a deleitarme. Gracias por comentar Ángel.
Un abrazo fuerte
Paloma
Hola, Paloma.
Espléndido relato el tuyo, marca de la casa. Siempre nos, me enseñas algo, mucho: lamuyos, bonito, superprecioso. Pero , sobre todo, ha construir un texto compacto con una prosa magnética donde brilla, a toda luz, el contraste. Ese deseado festín de gusanos a cambio de la dicha de la hija. La savia, el caldo de cultivo que la vivifi
Hola, Paloma.
Espléndido relato el tuyo, marca de la casa. Siempre nos, me enseñas algo, mucho: lamuyos, bonito, superprecioso. Pero , sobre todo, a construir un texto compacto con una prosa magnética donde brilla, a toda luz, la magia del contraste. Ese deseado festín de gusanos, de bichos, a cambio de la dicha de su hija. La savia, el caldo de cultivo que la vivifique, que venga a redimirla de los sinsabores que depara la vida, por vía de hombres más que perniciosos. Y dando, de paso, abundancia de rojos frutos; los colores del alma, sin duda.
Besos, campeona.
Qué gusto da leer tus comentarios Eduardo! Muchas gracias por ese análisis y por hacerlo público.
Abrazos,
Paloma
Revelador ya el título. Impactante como tejes, con el rojo como centro, una historia dura de amor y desamor con maestría.
A nadie le extrañará viendo tu firma.
Un abrazo.
Gracias Yolanda, la muerte para que la vida rebrote, y lo haga teñida de rojo.
Un abrazo.
Paloma
Paloma, has inventado un humilde personaje rural, con una fuerza y desgarro impresionante. Ha decidido enterrarse junto a su hija, y dejarle el trabajito a su compañero Braulio.
Puedes estar muy satisfecha del resultado.
¿Te vas animar a la quedada de 50, en Madrid?
Besitos
Una de mis abuelas fue mujer rural, Nazaria se llamaba, y se dejó la vida para sacar adelante a sus hijos, sola… Todo un motivo de orgullo para mí.
Gracias por comentar.
No, no lo creo María Jesús.
Un beso
Desde el título se aprecia ya la fuerza de tu historia. Las madres son capaces de todo, de dar hasta su sangre roja y fértil para la tierra de su hija, para ayudar en la cosecha.
Fantástico relato y es que leerte siempre es un regalo.
Un beso grande preciosa Paloma.
Ya lo creo Mª Belén, las madres son punto y aparte. Y punto y seguido, y coma y…
Tus palabras alegran esta tarde gris.
Un besote
Todo tiene que estar preparado, hasta el mejor abono, para que en la próxima cosecha la tierra fértil entregue los mejores frutos que alimenten a la buena hija que quedó en desamparo. Una historia con mucha fuerza y muy bien narrada. Felicidades, paloma. Un beso.
Gracias Inma por leer y abonar con buenas palabras este huerto donde brotan estos comentarios que tanto agradezco.
Un beso.
Paloma, has escogido sabiamente los actos que mejor definen a las madres. Felicidaders por tus exitos, merecidos, y por este relato. suerte y saludos
Calamanda, tú también siembras felicidad con tu comentario. Muchas gracias.
Saludos
Gracias Ana, es un auténtico placer leer tu comentario, ha ido directo al corazón.
Saludos
Las madres siempre dispuestas, incluso a dar la vida por que les vaya biena sus hijos. Hermosa historia Paloma. Felicidades y suerte.
Besicos muchos
Una historia con mucha energía, Paloma, y muy bien narrada, con esa riqueza del lenguaje y esas referencias constantes al rojo, símbolo de fuerza y de vida.
Suerte y besos,