679. GIGANTES, de Nutria
Cada tarde María y su bisabuela se adentraban al bosque. María cerraba los ojos y escuchaba a su bisabuela mientras notaba un nudo en su estómago. \»Sí, María, de noche los árboles se convierten en gigantes y…\» Y la historia de los gigantes se mezclaba con el olor a tomillo que desprendía la bisabuela y con el olor a hoja húmeda del bosque. María tenia once años cuando vio como tiraban las cenizas de la bisabuela en el bosque. Meses después, los padres de María y ella se mudaron a la ciudad y el recuerdo de la bisabuela se fue desvaneciendo. Mientras tanto, de las cenizas de la bisabuela nació un árbol donde unos pájaros hicieron un nido. Una de las crías voló hasta la ciudad y reposó en la ventana de María. María miró el pájaro y en ese momento, después de muchos, muchísimos años, recordó el olor a tomillo y a hoja húmeda y se le hizo un nudo en el estómago. Miró a su bisnieto que estaba sentado en el sofá, se sentó a su lado y le cogió de la mano. \»Te voy a contar la historia de los árboles que se convierten en gigantes…\»