68. LA DELGADA LINEA BLANCA HACIA EL CIELO
Bajo el haz de luz de una farola que se enciende y apaga constantemente, un anciano de frente despejada de tanto recordar, se afana en su trabajo con el canto de los grillos como única compañía.
Tratando de dominar el temblor de sus manos, intenta pintar de blanco cada pieza de la bicicleta amarrada con una cadena al mástil de la luminaria.
Los vecinos del barrio están acostumbrados a ver a Don Andrés. De tanto encontrarlo arrodillado en aquel lugar, les parece que lleva allí desde siempre.
Cuando se da por vencido, saca brillo con un paño a la placa del suelo y deposita un ramo de flores a su lado.
De pronto, una punzada en el pecho le deja postrado contra una de las ruedas. Todo sonido desaparece, y se entrega a los brazos del sueño.
Otra vez la misma pesadilla: Verónica y él, de nuevo jóvenes paseando su amor en bicicleta por la ciudad. Pero todo termina siempre igual, Ella regando con su vida el asfalto bajo las ruedas de aquel maldito coche.
Al amanecer, junto al cadáver encadenado, encuentran un rastro blanco que se pierde en la nada.
Alguien escuchó un timbre de bicicleta alejándose de madrugada.
Muy bueno. Suerte.
Gracias María suerte para ti también.
José Ángel, triste historia, bonitas pinceladas de amor y tragrdia, suerte y saludos.
Gracias Calamanda, la historia esta basada en un hecho real y la bicicleta existe realmente.
Me alegro de que te haya gustado, un saludo
Hola José Ángel. Me gusta tu relato, pues pone de manifiesto ese amor verdadero que nunca toca fondo. Tal vez el primero y único del que disfrutaron dos seres.
Creo haber detectado una errata en el último párrafo. Escribes: Alguien dijo escuchó… Pienso que debería decir: Alguien dijo escuchar…, o, Alguien escuchó…..
Tú decides. Un saludo y ánimo.
Ton.
Ton, es verdad lo que dices. Hay una canción que dice que el amor verdadero es tan solo el primero y los demás son para olvidar.
Gracias por avisarme de mi errar, es un alivio contar con los ojos vigilantes de los lectores antes de que sea tarde.
Saludos
Hola Ana, me alegra coincidir contigo por aquí. Estas noches de verano invitan a leer. Gracias por dejarme tu comentario.
Espero que tu también tengas suerte.
Un personaje muy logrado, bajo la luz de la farola, que ilumina mortecinamente un pasado trágico, al que él se empeña alcanzar.
Lo has descrito con mucho realismo mezclado con ingredientes de dulce ternura.
Enhorabuena, José Angel
Gracias por comentar Maria Jesús, me alegra que hayas sabido apreciar el detalle de la farola pues para mi era muy importante transmitir esa imagen.
Saludos.
Tierna y triste historia que has sabido contarla de manera bella. Me encanta la última imagen…» junto al cadáver encadenado, encuentran un rastro blanco que se pierde en la nada».
Suerte, un abrazo José Ángel
Hola Maria Belén, gracias por dejarme tus palabras.
Resolver la historia fue lo más difícil. Le di muchas vueltas pero veo por lo que me cuentas que valió la pena.
Un saludo.
Entrañable relato, de un amor imperecedero, muy bien resuelto.
Agradble lectura.
Felicidades, José Ángel, y abrazos.
Muchas gracias por leerme y comentar el relato Javier.
Me alegra que te guste.
Un saludo
Un micro lleno de amor, de memoria y de ternura.
Precioso. Mucha suerte
Gracias por tu comentario positivo. Me alegro de que te haya gustado el relato. he leído el tuyo y la verdad, me parce de los mejores.
Un saludo y suerte para ti también