72. RECUERDOS, de Nogal
El suave susurro del viento recorriendo el bosque palmo a palmo despejaba mi mente de todos los trajines de la vida cotidiana. Era como si despertara de un largo y agotador sueño, abría los ojos ante ese verde intenso. Por unos breves instantes olvidaba mis deudas, mis problemas en el trabajo y me concentraba en mí, en lo que yo quería.
Las caminatas en la naturaleza eran una tradición, al menos una vez al año tenía que venir a despejar mi mente, a descansar. Mi padre traía a la familia desde que yo tengo memoria, nos quedábamos en una hermosa posada donde podíamos descansa de nuestras arduas caminatas por el bosque, nunca se me ocurrió preguntarle cómo había encontrado este lugar tan mágico y lleno de vida. Mi madre, mi hermana y yo venimos aquí unos días después de la muerte de mi padre, para poder conciliar el hecho de su ausencia, estar aquí me trae de vuelta muchos de los mejores recuerdos de mi infancia. Espero algún día poder compartir con mi hijo este lugar lleno de fragancias y belleza, disfrutar con el como yo lo hice con mi padre.