74. Juntos para siempre
Empecé viendo una pequeña mancha. Me acostumbré a estar con ella, al igual que contigo, pero tú desapareciste de un día para otro sin dar explicaciones y ella se quedó. Ahora, esa imprecisa tela de araña ha tomado forma, tu forma, y no puedo dejar de verte ni un segundo. La cosa se agrava cuando miro un folio en blanco, que te mueves por él como si quisieras reescribir mi historia. El oculista dice que no hay remedio para esto. Así es imposible pasar página. Si al menos supiera por qué te fuiste; si al menos lograra obviarte, habría evitado el terrible accidente que acabo de sufrir.
Hay una luz resplandeciente al final de un túnel. Con tales condiciones luminosas, te haces aún más presente. Aunque acabo de darme cuenta de que los médicos intentan reanimarme y tengo los ojos cerrados.
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A menudo, lo que nos gusta de las cosas es que tengan principio y fin. No hay nada peor que lo que parece que termina pero no acaba de irse, convirtiéndose no en un recuerdo esporádico, sino en un lastre permanente, hasta más allá de la vida que conocenos, hasta la que intuimos.
Un abrazo, feliz 2025 y suerte, Gabriel
Buenas, querido Ángel.
Mil gracias por tu comentario.
He modificado ligeramente el título (le he añadido un «Juntos») para ver si ahora se entiende mejor que la historia no termina mal.
Feliz 2025 para ti y tu familia. Abrazos, amigo Ángel.
Claro que se entiende bien, Gabriel, solo que he tirado más por lo negativo, cosas de tanta fiesta, que pierde uno precisión.
Otro abrazo grande, Gabriel
Son terribles esas ausencias tan palpables. Me alegro de que acabara bien y la reanimación no funcionará.
Un abrazo y feliz 2025.