8. Un amor imposible (Ginette Gilart)
Raymond estacionó su coche en el parking del motel, se dirigió a recepción, pidió una habitación para una noche y pagó por adelantado. Luego miró su reloj : “ No debería tardar mucho. Vaya idea la suya de venir andando a través del bosque para que nadie la viera.”
Encima de la cama desplegó un mapa de carreteras y con ayuda de un rotulador trazó el camino que tenían pensado recorrer,luego se sentó en un sillón a esperar. El día empezaba a declinar cuando miró otra vez su reloj :”¡Qué extraño que no haya llegado! Puede que se haya echado atrás . Tal vez se haya reconciliado con su ex novio, el ayudante del sheriff. Qué se había imaginado, que de verdad huiría con él, un viejo de cuarenta.»
Por la mañana llamaron a la puerta. Eran el sheriff y Fred su ayudante:
-Hola Raymond, lo siento, tienes que acompañarnos a comisaría.
-¿De qué se trata?
-Han encontrado en el bosque el cuerpo sin vida de Allison.
Todavía aturdido Raymond obedeció. En el momento de subir en el coche policial giró la cabeza y en el rostro del ayudante le pareció ver dibujada una sonrisa malévola.
¿Cómo «un viejo de cuarentaaaaaaaaaaaaaaa»? Gina, que me produces una depre!!!! 🙂
Abrazo
Jajaja, Auro, cómo eres! Tener cuarenta años es ser joven, pero en mi relato es para dar a entender que la chica es muy joven.
Gracias por pasarte.
Un beso.
Muy bueno el relato, me ha gustado…ese final con la sonrisilla del ayudante del sheriff, genial.
Un abrazo
Muchas gracias, Blanca, por tu comentario.
Un abrazo.
Si esa chica dejó al ayudante del sheriff, a quien se puede suponer fuerte, lozano y esbelto, por un cuarentón, es que debía de haber algo más de pasión en esa relación semi clandestina, algo que si no era amor se le parecía y que se vuelve imposible por culpa de los celos. Para colmo de males, después de perderla, terminarán culpándole a él de lo que no ha hecho.
Un buen texto, Ginette.
Te envío saludos y te deseo suerte
Ángel, has acertado plenamente y me alegro por ello.
Gracias por pasarte y comentar.
Un abrazo.
Vaya, parece que los moteles no dan solo para histrias de amor, sino para tramas de traición. Me ha gustado tu historia, Ginette.Besos.
Me alegro que te guste , Eva. Me parece que los moteles dan para historias de todo tipo, y lo iremos viendo este mes.
Un beso.
Ginette, qué peliculón nos transmite tu relato, espero que el ayudante no se salga con la suya. Muy bueno. Abrazos.
Con los hombres de leyes hemos topado; me parece que el ayudante lo va a tener fácil para salirse con la suya.
Gracias por pasarte, Salvador.
Un abrazo.
Un relato de perdedores , el de ella asesinada y el de el acusado del crimen. La sonrisa del ayundante no muede ser mas inquietante.
Un beso
Pues sí, la pareja no ha tenido suerte.
Muchas gracias, Esther por tu comentario.
Un beso.
Un relato de perdedores , el de ella asesinada y el de el acusado del crimen. La sonrisa del ayundante no puede ser mas inquietante.
Un beso
Ginette, puede ser tu relato una historia cinematografica, con tintes de crimen pasional. Buen ritmo en sus secuencias y descripciones. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda , por tu apreciación.
Un beso.
Buena trama Ginette, da para un guión de cine. Me ha gustado. Un abrazo
Me alegro, Concha , que te haya gustado mi «guión».
Un abrazo.
Un relato que trata perfectamente el tema, el hotel de carretera perdido en la américa profunda, una jovencita descarriada que acaba mal y el resto de personajillos, el sherif y demás.
Muy bien retratado todo.
Saludos
Muchas gracias, Asun, por pasarte y comentar.
Un abrazo.
Historias de tres donde como mínimo pierden dos. Ha sido fácil ponerse en situación con la forma en que lo has contado. Mucha suerte 🙂
Gracias, Juan Antonio, por tus palabras y tus deseos.
Un abrazo.
Otra buena muestra de microrrelato negro.
Muchas gracias, Loren, por tu comentario.
Un abrazo.
Muchas gracias, Ana, por pasarte y comentar.
Un abrazo.
No se puede luchar contra el destino… sobre todo si la ley tiene todas las de ganar. Los moteles y las historias de género negro parecen que casan muy bien y no solo en las películas.
Suerte y saludos.
Sí que casan bien las historias de género negro y los moteles, sobre todo en las películas, tal vez debido a la situación de aislamiento que añade un toque de desolación y visualmente se nota mucho.
Gracias, Rafa, por pasarte y comentar.
Un abrazo.
Un buen microrrelato que me recuerda al bombazo editorial del año pasado «La verdad sobre el caso Harry Quebert». Felicidades Ginette.
Has acertado, Izaskun, me he inspirado en ese bombazo. Me encanto leerlo, intriga hasta el final. El joven autor, Joël Dicker, promete!
Muchas gracias por acercarte.
Un beso.