80.- SINFONÍA ACUÁTICA Paloma Hidalgo
Yo en el borde del río, con los pantalones remangados y los bolsillos llenos de miedo. Venga hijo, tú puedes. Padre, desde el otro lado, instándome a vadearlo. Sin poder evitarlo, sigo atenazado, con los reteles a la espalda y la nasa con el cebo para los cangrejos en la mano derecha. Hijo, cruza, que no trae casi agua, que madre espera para hacer la cena. Padre, búsqueme la emisora. Él que enciende el transistor, saca la antena, y gira la ruedecilla hasta encontrarla con los muñones que le dejó la segadora del amo. Cierro los ojos, me preparo, pero durante unos segundos no escucho otra música que la que toca el agua. La misma sinfonía acuática, para un niño difunto, que ejecutaba el día que él quiso venir conmigo a pescar la cena, sin que yo pudiera hacer otra cosa que ver cómo se lo llevaba en su corriente crecida. Luego, los acordes musicales del programa vespertino que por fin sintoniza padre me pellizcan los tímpanos, y derrotado y triste, puedo cruzar para ayudarle a colocar en los reteles la carne macilenta que atraerá a nuestra cena.
Creo que yo también tengo miedo en los bolsillos y casi prefiero no ir a pescar con ellos uff . Suerte paloma y abrazos
No, después de leer tu relato del mes… mejor que no vengas jaja o al pobre todavía le puede pasar algo más.
Gracias Manuel por pasar, leer y comentar.
Un abrazo.
Un relato que no puede dejar a nadie indiferente, con unaa sensación de inquietud que inocula y se mantiene tras su lectura, que hace que ese programa radiofónico, aunque pellizque los tímpanos, sea deseable a la sinfonía acuática para un niño difunto.
Un abrazo, Paloma. Suerte
Si te hizo sentir, y resentir después de leerlo, me doy por satisfecha. En el dolor, siempre hay escalas.
Muchas gracias Ángel.
Un beso.
Quién puede dar más en doce líneas. Alta tensión de principio a fin.
Lo veo triunfando.
Ton
Ton, me encantaría comprobar que tu vaticinio es cierto. Ya lo creo que sí.
Muchas gracias por los ánimos.
Muy inquietante esa sensación de miedo que transmite. Que es más bien dolor o miedo a que duela otra vez. Y la radio como antídoto a la oscuridad. Me ha gustado mucho, Paloma. Un abrazo.
Eso es Patricia, la radio como antídoto al miedo y al dolor. Gracias por compartir compartir conmigo la inquietud, y la oscuridad, y la música.
Otro para ti.
Impresionante tu historia, Paloma. Me ha dejado pensativa.
Me ha hecho mucha ilusión leerte de nuevo, porque eso significa que tu salud te permite seguir deleitándonos con tus «micrograndes»
Besito cariñoso
Muchas gracias María Jesús, a mí también me ha hecho ilusión volver, y leer tu comentario, claro que sí.
Abrazote fuerte.
Madremíadelamorhermoso Paloma…¡pero cuántas historias en tu historia! Me has dejado tiritando.
Eso es lo que tiene la radio, que está llena de historias!
Gracias por comentar. 🙂
Toda una sinfonía de palabras. Recuerdos que hieren, dolor contenido, aguas que ahogan su valor y ondas que le acompañan para volver a la realidad y a cruzar ese pasado sintonizando de nuevo su vida.
Fabuloso Paloma. En poco has contado tantas historias…
Un beso preciosa. Suerte.
Cuánta amabilidad M Belén, y cuánta poesía en tu comentario. Gracias compañera,
Un beso.
Una maravilla de relato. La atmósfera, los personajes, el conflicto y el broche final.
Enhorabuena, Paloma
Gracias Carmen, que pienses que tengo un póker de ases (atmósfera, personajes..)me llena de alegría.
Maravilloso,para variar…
Muack. Muack y muack.
El texto un lujo para el lenguaje y los bolsillos llenos de esperanza.
Mucha suerte
LuisCar
Gracias LuisCar por tu comentario.
Saludos.
Qué pasada de relato, me ha pellizcado el estómago y he sentido el mismo miedo. Maestra Paloma, me alegro de volver a leerte. Muchos besos.
Y yo, yo también me alegro mucho de volver a leer tus comentarios, muchas gracias Belén.
Besos para ti también.
Tu relato me ha impresionado, llega muy dentro y toca alguna tecla que te hace emocionarte. Me parece sin duda el mejor que he leido hasta ahora. Enhorabuena y mucha suerte.
Muchas gracias Jana, ojalá esa suerte que me deseas fructifique.
Tus letras acuáticas siempre dejan sedimento en los afortunados que las leemos. Me encanta, Paloma. Beso, suerte y un abrazo fuerte fuerte.
Gracias Eva, es un regalo contar con lectores como tú.
Un abrazo a juego con el tuyo.
Coincido con los comentarios que anteceden. Subrayar el importantísimo papel de los secundarios. El doloroso recuerdo del niño ahogado da fuerzas al protagonista, que madura de golpe, para cruzar el río (metafóricamente hablando, por la vida), y lo libera de un crudo sentimiento de culpabilidad al no haber podido echarle una mano. La muerte puede servir de ayuda. Me gusta ese guiño a lo social de esos muñones. Y la radio, como tantas veces, acompañamiento y testigo de cosas muy importantes. Un micro que, sin embargo, lo tiene todo. Mucha suerte y besos.
Gracias, Eduardo, por tu minucioso comentario. Es alentador recibir análisis tan profundos como el tuyo, en los que ven reflejados los cimientos del micro, y los guiños aquí y allá.
Gracias también por compartirlo.
Un beso
Menos mal que no es muy largo porque no he podido expirar la bocanada de aire hasta que no lo he terminado.
Me ha encantado.
Un saludo, Paloma, y suerte.
Gracias Margarita. Me gusta ser cómplice de esa asfixia 😉
Saludos.
Paloma, cuentas tanto en este relato, con aires de miedo e indefensión que creas un ambiente perfecto. Suerte y saludos
Calamanda, si he conseguido llevarte al borde del río a verle sentir esa indefensión, he conseguido mucho. Y me alegra.
Saludos agradecidos
Paloma, llega un momento en que uno no sabe si lo que está leyendo es realidad o ´emisión’. Te deja el cuerpo cortado, como al niño que escucha. El título muy acertado.
Me ha gustado mucho, como todo lo que escribes.
Suerte y un beso.
Pablo.
Hola Pablo, vengo precisamente de leer tu Caja Mágica y de de maravillarme con esa historia tan tierna y entrañable. Te lo comento aquí porque, misterio, en tu relato no puedo escribirlo.
Gracias por comentar,
Un beso y suerte para ti también.
Es un relato duro, muy bien llevado el ritmo. Y el final apoteósico.
Muchas suertes.
Tienes razón, es duro, Elena, si alguien que entiende de música tanto como tú se fija en el ritmo y le gusta…me llena de satisfacción<, y si encima al final le pone ese calificativo, pues todavía me alegro más.
Muchas gracias.
Has logrado una tensión creciente que te coge de la oreja y te obliga a seguir leyendo hasta el final. Un relato marca de la casa en que abres muchas posibilidades al lector. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio, espero no haberte hecho mucho daño en la oreja, porque me alegro de haberlo hecho!. Gracias también por lo de la marca, siempre es un lujo que alguien que escribe como tú, me diga eso.
🙂