81. DIARIO DE A BORDO (Eduardo Iáñez)
Mi primera bicicleta era una BH roja que pesaba una tonelada. Me la regaló la abuela, después de haberme llevado al médico, preocupada por mis kilos y mi molicie. “Deporte” –recomendó el facultativo. Conocedora de mis escasas habilidades sociales, la abuela obvió el fútbol, el baloncesto o el balonmano y se decantó por un ejercicio individual.
La BH causó furor en el barrio, así que su parrilla portabultos trasera estuvo muy demandada. Por ella pasaron Paloma, Carmen y las gemelas. Los kilos fueron cayendo y mis brazos y piernas se robustecieron hasta límites inimaginables. Y llegó el día en que el portabultos acogió las divinas posaderas de la mismísima Paula: entonces pedaleé como solo Luis Ocaña era capaz de hacerlo. Después vino la bici con cambio, idónea para acompañar mis altibajos adolescentes; las de cuadro de acero o de aluminio, cuya ligereza acompañó mi falta de compromiso juvenil; la BMX para las acrobacias con que me pavoneaba ante mi primera novia; el remolque que me ató a unos hijos incansables; y la de montaña para perderme por senderos y carriles.
Ahora, en la bicicleta estática del gimnasio, pedaleo sin esperanza, en la seguridad de que la muerte ha de alcanzarme.
¡Vaya estupenda biografía! Ligando la vida a los pedaleos de sus distintas fases, y con el espléndido remate de la resignada frase final. De libro.
Enhorabuena, Eduardo.
Toda una vida entre pedalada y pedalada. ¡Y que rápido pasa!
Me encantó el relato Eduardo. Mucha suerte.
Ton.
Eduardo dile actuv protagonista que no se quede parado siendo espectador de su propia decadencia. Que cambie la bici por el baile eb pareja, que devuelve la vitalidad.
Una síntesis de la vida muy bien traída. Saludos de verano.
Título y final impecables. Lo demás, también.
Toda una vida sobre dos ruedas. La última reflexión de la bici estática es tremenda y real.
Un saludo, suerte y buen mes de agosto
Excelente resumen de toda una vida y muy expresiva esa lucha por ganar la etapa final. Feliz verano y mucha suerte.
Eduardo, bonita semblanza de una vida, muy triste el final, suerte y saludos
Toda una vida de bicicleta.
Una trayectoria vital sobre dos ruedas que acaba en esa especie de muerte en vida de la última frase, que redondea el relato a la perfección. Besos y suerte.
Un recorrido en bici por cada estación de la vida. Bien planteado y pedaleado. Un final estático con el que se entrega a su destino después de mucha vida vivida.
Buen relato, suerte Eduardo.
Has pedaleado este relato vital de una manera fantástica. Una joyita de texto, felicidades.
Aunque la línea elegida no es innovadora este mes (que a mí no me importa, uno puede escribir sin leer antes los relatos o leyéndolos qué más da), los resultados de esos «cambios de marcha» me han producido unas sonrisas innovadoras. Lo del remolque me ha encantado; tiene un cierto regusto a ese relato tan fenomenal tuyo que ganó en la microbiblioteca en lo referente al paso del tiempo. Un aplauso para el crack.
La vida en bicis. Está bien pensado y desarrollado.
Un abrazo
Divertido al principio y amargo al final. Como suele ser la vida misma, aunque nos pese y añoremos la vitalidad y compañías de juventud.
Muy buena apuesta para este mes en bicicleta.
Abrazos
Me gusta. Mucho.
Saludos