83. Enemigos íntimos (Anna Lopez / Relatos de arena)
Lo de Ramón venía de lejos. De niños fuimos amigos, jugábamos en la calle, apedreábamos gatos y atábamos petardos a la cola de los perros callejeros. Pero todo eso cambió el día que ella llegó al pueblo: tenía unas trenzas muy largas y una nariz —sembrada de pecas—, que arrugaba en una mueca deliciosa cuando algo la disgustaba. Era la hija del nuevo veterinario.
En cuanto Angelita frunció su linda nariz, Ramón me señaló como el artífice de aquellas salvajadas. Era su oportunidad y no dudó en aprovecharla: ella dejó de hablarme, dejó de mirarme, y una tarde, cuando sabía que yo los espiaba tras la ventana, le dio un beso a Ramón que se me clavó en el hígado.
No volví a torturar a ningún animal, lo prometo. Pero a Ramón se la tenía jurada: primero puse pegamento en su gorra; después, para hacer las paces, compré unos bombones que rellené con laxante; y, finalmente, rompí los frenos de su bici y le reté a una carrera del valor frente al barranco del Diablo.
Ganó él.
Yo recuperé la esperanza, durante un tiempo. Hasta que Ángela adoptó una nueva mascota: un galgo del refugio, al que llamó Ramón.
Amigos íntimos, unidos en el maltrato animal como diversión, hasta que aparece un nuevo personaje, por cuya rivalidad se convierten en enemigos encarnizados. En la guerra todo vale y dicen que nadie gana, pero siempre pierden unos más que otros. Algo tan simple como el nombre de un perro marca al perdedor definitivo.
Perros y gatos que unen y separan, en un relato simpático, un triángulo imposible.
Un abrazo, Anna. Suerte
Hola, Anna.
Sumándome al comentario de Ángel, punto por punto, coma por coma, en lo conceptual, en lo que subyace, subrayar la musicalidad y perfección formal de tu texto. Es una delicia leerlo y hasta releerlo; no cansa jamás. Eres una privilegiada orfebre y artista de la literatura, una gran moduladora del don. Mi muy enhorabuena y un beso.
Un angelito el chico. 🙂 La tragedia, tan bien envuelta en humor, es más llevadera.
Enhorabuena por tu relato Anna. Yo no tengo olfato canino, pero a mí me huele a premio.
Encantado de haberte leído.
Ninguno de los dos parecía ser un ángel y, a pesar de ser unos niños, ya sabían como actuar para conseguir sus propósitos y fastidiar al contrario. Lo que puede hacer, en este caso, la presencia de una chica que sí demuestra ser un ángel, haciendo honor a su nombre. Me ha gustado, Anna. Suerte y saludos.
Gracias, amigos, por tan dulces comentarios: Ángel (amigo, lector y analista siempre atento), Martín (qué decir ante esos piropos musicales), Edita (por apreciar el humor «negro»), a Barceló (por sus buenos deseos) y a Jesús (por dar en el clavo con la alusión al nombre de la chica). Hacéis que las vueltas que le he dado al relato, merezcan la pena. MUACSSS
El cierre, con el acierto del nombre del galgo, pone el broche perfecto a un texto ágil como un gato, y lleno de nobleza perruna. Me ha gustado mucho Anna. Mucha suerte.
Un abrazo.
No eran ningunos angelitos, pero Angelita sí lo fue. Al menos consiguió que dejasen de maltratar animales, aunque se convirtiera en un punto discordante.
Lo has narrado de una forma muy visual y fluida.
Besito virtual.
Ana, cuentas de forma amena la historia de una gran rivalidad, real como la vida misma, con buen ritmo y ligereza. Suerte y saludos
Cuando tu protagonista asegura que no volvió a torturar a ningún animal, creo que olvida que los seres humanos también son animales, pobre Ramón. Creo, Anna, que has escrito un bonito cuento al uso, con moraleja y todo, los malos actos no obtienen recompensas, al final tanto odio y rencor no pueden llevarle hasta la persona amada.
Mucha suerte y saludos.
Gracias, amigas, por vuestros comentarios. Paloma, por remarcar el detalle del nombre del galgo, una última victoria de su archienemigo. Mª Jesús, te diré que yo he imaginado esta historia casi como si fuera una pequeña película, así que si he conseguido que la vieras ya es una gran satisfacción. Calamanda, dices real como la vida misma, y espero que no sea así (o que lo vaya siendo cada vez menos), pero celebro que te lo haya parecido, y sobretodo que la veas como una narración con buen ritmo.
Un abrazo a todas.
Hola, Anna.
Educar en valores desde niños es la clave para ser adultos nobles.
Es un micro, realmente, delicioso.
Besos y mucha suerte.
Totalmente de acuerdo, Towanda. Creo que quien es cruel con un animal no tarda en serlo también con sus semejantes. Y eso es lo que quería reflejar en mi relato.
Un abrazo.
Qué buena historia, Anna!!!
Llena de sentimiento, anécdotas, imágenes (plasticidad), originalidad…
No le falta de nada.
Me ha encantado por su sencillez y frescura, por su viveza. Por su forma cercana y su contenido «universal», humano.
Un abrazo grande, Anna!!!
Amigos que cambian interesadamente su actitud hacia los animales, pero la rivalidad, al final, hace aflorar sus instintos. Muy bueno, Anna. Abrazos y suerte.
Anna, el suyo es un texto impecable, muy calmado en la narración, fluye sin revelar ese final estupendo en el que queda de manifiesto algo de justicia poética. Si señora, muy bueno. ¡Suerte!
Saludos.
Cuando aparecen unas bellas trenzas todo lo que les unió les separa para siempre. Unos Angelitos de niños. La crueldad simplemente cambia de víctima y como en todas las guerras alguien acaba perdiendo.
Buen broche final con ese nombre que ya lo dice todo.
Genial Anna.
Un beso.
Muchísimas gracias, amigos. Llevo días desconectada del universo entciano y no había leído vuestros comentarios. Hoy me he llevado una enorme alegría al encontraros a todos aquí: Amparo, Juan, Salvador, Beto, Belén.
Un abrazo gordísimo a todos.
Una historia de esas rivalidades que trascienden la infancia y se mantienen hasta el final. A alguien le tocaba perder en esta contienda del todo vale.
Acertada prosa para una historia que engancha. Mucha suerte!
A veces se escriben micros que contienen un relato largo, este es el caso. Un poco fuerte el final para historias de niños, pero claro, en aquella época no existían los videojuegos violentos. Los amores infantiles y las maldades muy bien reflejadas. Suerte.
Me gusta mucho el desarrollo y final de este relato. Todo dicho, Anna.
Felicidades y besos.