84. FUSIÓN, de Lombriz
Aquel amante de la Naturaleza, de los bosques milenarios y de las montañas, se instaló con poco bagaje en el fondo de un bosque tupido y virgen. Enfermaba cada día de belleza, inmerso en el follaje, respirando el aire que se colaba entre las ramas y elevando su cara al sol recibiendo vida y calor.
Un día se retiró a un claro del bosque y desnudo se acostó sobre las hojas caídas de los árboles, mirando al cielo y cegándose con el caliente sol. Al poco, su cuerpo se fue hundiendo en el húmedo colchón de musgo y líquenes; lombrices, caracoles, babosas y serpientes se acercaron, subiendo por su cuerpo, los pájaros se posaron sobre el pecho, las enredaderas lo envolvieron con un traje de clorofila y cuando cerró los ojos, toda esa naturaleza viva comenzó su sinfonía: las lombrices penetraron por sus orificios, las babosas se colaron por la boca, las serpientes se tragaron sus dedos, los pájaros le sacaron sus ojos y las raíces lo penetraron a través de sus poros. Se fue fundiendo con el suelo hasta desaparecer y quedar convertido en el suelo mismo del bosque, como en un hermoso y fantástico abrazo de absorción vital.
Vaya…! Realmente gráfica la descripción de la fusión… Me ha encantado!