84. Futuro imperfecto
Todas las mujeres que han pasado por mi vida destilaban belleza, pero ninguna encarnaba el súmmum. Ya había abandonado la idea de encontrar a la mujer perfecta, cuando en una feria de tecnología me encontré con ese artilugio que imprimía en tres dimensiones y no paré hasta conseguir uno. Me tomé mi tiempo para no equivocarme en el prototipo que buscaba. Finalmente opté por las sinuosas curvas de Eva; los pechos redondos apuntando al cielo de María; la nariz pequeña y respingona de Maribel y el azul intenso de los ojos de Ángela. Un pequeño dispositivo de inteligencia artificial hizo el resto. Así entró en mi vida Violeta, un pibonazo que sabe de todo y se ha convertido en mi compañera fiel y en la envidia de todos mis amigos. Aunque he de confesar que cada noche desciendo a los infiernos cuando me hundo en su cuerpo y naufrago en el océano vacío de su mirada. La acaricio con la esperanza de que me sorprenda con un gesto nuevo, pero su voz hueca siempre responde lo mismo: «¿a qué hora quieres que te despierte mañana?»
Se le olvidó ponerle corazón… fría perfección imperfecta. Felicidades por tu relato, Esperanza. ¡Suerte!
Gracias Isabel por tu comentario. Buscar belleza sin corazón es abrazar naturaleza muerta. Un abrazo
La tecnología ha alcanzado (y más lejos que llegará) cotas de simulación increíbles, pero nunca podrá suplir en toda su extensión a una persona. Los sentimientos, a veces, nos complican mucho la existencia, pero son los que nos hacen únicos e interesantes, ningún ingenio mecánico u orgánico podrá nunca suplirlos. «Naufragar en el océano vacío de una mirada» sí que es una descripción perfecta de un fracaso, de lo que pudo ser y nunca llegó a consumarse porque le faltaba la esencia necesaria.
Un buen alegato en defensa de las relaciones humanas, esas que parecen cada vez más denostadas, en detrimento de la tecnología, demasiado omnipresente.
Un abrazo grande y suerte, Esperanza
Angel, gracias por esta disección tan precisa y tan certera de mi micro. Da vértigo que esto pueda llegar a pasar pero no estamos tan lejos. Un abrazo
Ohhhh, qué pena más grande. Jajaja.
Es que no se puede tener todo y como decía aquel, la belleza está en el interior…y en los gestos, las palabras, las miradas cálidas y los besos, sobre todo eso, los besos, nuevos, dulces, cálidos, tiernos y, a veces, rutinarios, pero siempre bienvenidos.
Me ha gustado el micro.
Abrazos de febrero.
Gracias Mercedes. Por mucho que nos empeñemos la ternura no se puede imprimir. Un abrazo.
Hace tiempo escribí uno similar.
La»esperada» IA nos hará ver cosas similares.
Mientras tanto los neoluditas tenemos que organizarnos.
Todo lo q no sea avanzar en compasión y un mundo humano mejor es una patata q nos venden…y picamos. Saludos Esperanza