89. PRUEBAS DE AMOR
Martita sufría tanto por amor que decidió suicidarse de mentiras rodeando su cuello con la lazada de raso azul del vestido de los domingos. Por fortuna no murió del todo, solo le quedó una marca añil en el cuello que enseñaba a todas sus amigas y volvió a su rutina de suspiros y melancolía. Mientras, Miguelito, compartía gominolas y besos torpes con la cursi de Rosita que, aunque presumía de príncipe azul, no fue capaz ni de morirse un poco por él.
Qué bonito Yolanda, esto del amor, explicado por ti, parece un simple juego de niños. Cuánta ternura despierta tu escrito y a la vez, cuánta tragedia enmascarada. Felicidades y mucha suerte. Un abrazo.
Muchas gracias por pasarte y comentar, Bea.
Un abrazo.
Me gusta mucho. Esta lleno de esa poesía tan tuya.
Me ha encantado, qué preciosidad de micro, Yolanda, y con ese final tan tierno me has sacado una sonrisa.
Un abrazo y ¡suerte!
Pues si te he hecho sonreír, qué más quiero ..
Feliz año, guapa.