100. 90-60-90 (Pablo Cavero)
¡Albricias! Ha sido amor a primera vista, siempre he creído en él. Varios meses de búsqueda han merecido la pena. Desde que la vi me hizo sentir muy cómodo. Tiene las medidas perfectas. Su sencillez nórdica encaja con exactitud con mis necesidades, se adapta como un guante a mis pretensiones. Soy muy afortunado. Va a terminar con mi desorden, con este caos de soltero que tanto irrita a mi madre. Desde que la traje a casa, la llevé directa al dormitorio y ahí continuamos. Compruebo sus capacidades interiores. Eso sí, con delicadeza, con mimo. Me recreo en su belleza, en su elegancia. Me quedo dormido mirándola, embobado. Y nada más despertar la contemplo abstraído. Observarla me lleva a recrear cada segundo de las respuestas, las sonrisas y la belleza de la dependienta de Ikea mientras me vendía esta cómoda. También la acogería con gusto en mi dormitorio, aunque no tenga los 90-60-90.
La belleza puede residir en un mueble que, elegido entre muchos otros, se ajusta como un guante a los gustos y necesidades de quien lo adquiere. Todo ello no es incompatible con sentir una fascinación, al mismo tiempo, por una persona. A pesar de que ambos sentimientos, a priori, no parecen comparables, seguro que si lo analizamos bien veríamos que algo comparten en cuanto a satisfacción y llenado de espacios vacíos y soledades. Tu protagonista estaría encantado de que en su existencia algo desolada, como su habitación, tuviese cabida también, además del mueble, la compañía de esa hermosa dependienta, sin que le importe que no reúna tal vez las supuestas medidas perfectas a las que alude el título.
Un relato en el que juegas muy bien con el segundo sentido y el equívoco, sin desvelar hasta el final la verdadera realidad, todo ello en una historia llena de simpatía y buen humor.
Un abrazo grande, Pablo. Suerte
En efecto, para él belleza del mueble que le lleva a otra belleza más complicada de conseguir, la dependienta. Bueno tu haces un análisis perfecto de mi relato. Muchas gracias, Ángel. Un abrazote.
Cuando creía que hablabas del amor de tu vida, una inteligente vuelta de tuerca lo ha convertido en un bonito mueble.
Mucha suerte, Pablo
Saludos afectuosos.
Sí, era una de las gracias que intenté en el relato, jugar a amor de mujer que en principio era una cómoda. Saludos y gracias, María Jesús.
No deja de ser divertida a la vez que sorprendente esta curiosa historia de amor. Mucha suerte con este simpático relato, Pablo.
Gracias, Alberto. No quise ir por algunos tópicos de la belleza.