90. CINE, de Jasper
La película ya había empezado cuando la pareja se sentó delante de mí. Pude ver las siluetas recortadas contra la pantalla. Al principio no noté nada, pero cuando ya habían pasado unos minutos percibí la esencia de un perfume que conocía. Puede que fuera ella una de las dos siluetas abrazadas que tenía delante. En ese momento la película estaba en una sucesión de escenas nocturnas y apenas podía distinguir nada, pero entonces ella hizo algo que ya no me dejó duda sobre su identidad: se sacudió el pelo de una forma que sólo la persona que yo conocí podía hacerlo. Mi memoria sumó el olor y aquel movimiento de anuncio de champú y como un resorte me levanté y salí a la noche estrellada. Recordé los versos de Neruda: “en noches como ésta la tuve entre mis brazos”.
Ya lo leí en el concurso de jardines secretos, y ni cumplia las condiciones allí ni lo cumple aquí, pero sigue siendo la misma película y los mismos versos de Neruda. Pues vaya.