95. Cuando no se tiene imaginación
Ya no sé dónde meter tantos cachivaches. Las estanterías han empezado a ceder. Y no me quedan cajas de zapatos vacías en las que guardar fotografías en blanco y negro o sepia, también en color, pero sin mucha definición. Son retales de otras vidas, colección de historias que no me pertenecen. Las malas lenguas, esas que creen que también estoy sorda, opinan que padezco el Síndrome de Diógenes. Paseo por mercadillos y ferias de aquí y de allí. No es premeditado. Observo cada uno de esos objetos y, cuando siento esa punzada, como un calambre, no me lo pienso y los compro. Ni siquiera regateo. Pero yo todo esto lo utilizo, no son trastos inútiles. Lo mismo soy una joven de principios del siglo XIX que despide a su marinero, mientras seca sus lágrimas con un pañuelo bordado, que un viejo cascarrabias que fuma en pipa; o una prostituta a la que le gusta tomar el té, siempre puntual, en una diminuta y cursi tacita de porcelana. A veces, solo a veces, me gustaría dejar de coleccionar vidas ajenas. Pero entonces, ¿qué contaría tecleando en esta vieja Olivetti?
Hola Beatriz
El poder de la imagen. Cuántas sensaciones nos evoca una foto, cuánto dice una mirada, un gesto, cuánto, en definitiva, se puede leer. Algunas personas miran una imagen y son capaces de describir un mundo y de percibir cosas que están ahí, porque una imagen es una captura de tiempo, capturar momentos es capturar pedazos de eternidad, algo parecido a lo que intentamos al escribir.
Un saludo, Beatriz.
Hola Manoli,
Siempre me ha fascinado mirar a los ojos de los protagonistas de fotografías antiguas. Tienen algo… mezcla de tétrico y melancólico, que siempre me ha cautivado.
Muchas gracias por tu comentario. Un saludo y abrazo enorme.
En este mundillo de las letras nos hemos acostumbrado, a causa de concursos y convocatorias varias, a escribir sobre un tema concreto, una idea o un grupo de palabras. Detrás de las fotografías, siempre tan evocadoras, puede haber circunstancias y argumentos interesantes y complejos, como bien ha explicado Manoli. Quizá sea cierto que una imagen pueda valer más que mil palabras, pero también es hermoso poner mil palabras para definir una imagen, recrearse en una historia posible.
Esta coleccionista cree no tener imaginación, cuando lo único que, si acaso, le falta, es un arranque, una excusa para imaginar un argumento a partir de un instante detenido. De vocación está sobrada.
A veces pienso qué ocurrirá cuando ya no estemos con tantas fotografías como hacemos cada uno. Sería para mí muy satisfactorio saber que alguna de ellas puede llegar a servir de inspiración literaria a alguien. Por ese motivo, o por otro que desconozco, tu protagonista coleccionista cae muy bien; es fácil imaginarla fusionada con su Olivett y un montón de fotografías sepia de desconocidos, muy «vintage» en todo. Hacer creíble un personaje, con sus circunstancias, tiene mucho mérito. A eso se le llama saber escribir.
Un abrazo, Bea. Suerte
Querido Ángel, que me gustan tus comentarios es algo que te he repetido hasta la saciedad y que no voy a dejar de hacerlo, porque al igual que las croquetas, no empachan sino que alimentan el alma, en este caso de una servidora. Muchas, muchas, muchas gracias por pasarte, detenerte con tanta delicadeza y dar ese toque final a nuestras historias. ¿Sabes? Creo que los rastrillos del futuro son el facebook del momento. Dejamos miles de imágenes viajar fuera de nuestros móviles y de nuestras vidas, y otros se la pueden apropiar. En fin, si llegan a eso nuestras instantáneas, que sea para un buen fin. De nuevo gracias, un abrazo enorme y suerte también para ti, Ángel.
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Esta escritora acumula cosas, objetos, para poder escribir sobre sus historias o al revés?
¿Y es esa vieja Olivetti un artículo más de sus compras de mercadillo, en sublime ejemplo de la metafora em bucle?
No me eches cuenta que estoy de guardia y son más de las dos de la mañana…
Me mola tu micro porque me ha dado ganas de ir a un mercadillo, a ver si nos vemos y nos contamos algo…
Besitos y suerte!!!
Pues para estar de guardia y escribir el comentario de madrugada… has dado en el clavo, metáfora en bucle, me encanta!
Gracias por pasarte por aquí y, a pesar del esfuerzo de estos días, sacar tiempo para comentarnos.
Abrazos amigo! A cuidarse mucho!
Bueno, podías empezar por contarnos el secreto de tus croquetas. Best seller seguro. Pero sí, es cierto, saber imaginar tras un bordado, una imagen o una pieza de vajilla las historia que pueden haber detrás es una fuente de inspiración inagotable. Los mercadillos callejeros pueden ser una mina.
Un abrazo y mucha suerte.
Hola Rafa, el secreto no es más que rallar la cebolla y la nuez moscada (nada de comprarla en polvo). A partir de ahí, no tener prisa, que de eso ahora vamos sobrados. Muchas gracias por tu comentario, siempre también tan amable. Cualquier cosa, al final, nos puede servir de inspiración. Un abrazo y mucha suerte también para ti.
Solo hay que leer tu relato para ver que tú sí tienes imaginación. Me parece una historia llena de nostalgia, de recuerdos prestados en los que muchos nos podemos mirar, una colección maravillosa de objetos a los que echar mano para tener argumento a la hora de escribir. Claro, luego hace falta saber cómo hacerlo. Y ahí también aciertas de pleno. Un relato que es un precioso paseo en el que es un placer pararse una y otra vez y volver a recorrerlo.
Enhorabuena y mucha suerte. Yo ya la he tenido leyéndote.
Un beso.
Gracias Pablo, tu comentario también envuelve el relato original y le da aún más sentido. Es un placer ver vuestras interpretaciones a lo que escribimos. Y me alegra muchísimo que te haya gustado. Siempre generoso, no lo ibas a ser menos en comentar mi texto. Gracias. Un abrazo muy, muy fuerte Pablo.
Hay algunas personas que no se dejan fotografiar, porque creen que se les roba el alma. La protagonista de tu relato hace justo lo contrario. Imaginar y crear historias a partir de las imágenes. Esa mirada les otorga alma y corazón. Es lo que hace especiales a quien las escribe.
Muy buen relato, Beatriz. Te deseo mucha suerte.
Besos apretados.
Hola Pilar, muchas gracias por pasar por aquí y comentar. Esas fotografías siempre me ha parecido que guardan muchas historias, o quizás simplemente sea lo que me gustaría creer. Pero cualquier punto de partida es bueno para ponerse a escribir, ¿verdad? Gracias de nuevo. Te deseo suerte a ti también. Besos.