97. VIVIENDO UN SUEÑO (José Ángel Gozalo)
Marina canturrea una canción mientras friega los platos. Desde su ventana mira al mar, donde el sol del atardecer muere por el horizonte recortado tras la sombra de un velero.
Marina ya no tiene miedo. Al final de cada día no se dice a sí misma “ay, qué larga es esta vida”, con el cuerpo rígido, sin atreverse a moverse en la cama, queriendo convertirse en algo tan pequeño, tan insignificante que él ni siquiera la mire.
Ahora, viste como ella quiere sin tener que tapase los golpes de la vida, ni esconder sus ojos tras unas gafas de sol. Ha retomado sus estudios y trabaja para sí misma.
Pero de pronto, ese olor conocido a colonia y siente que le falta el aire por momentos.
Salvador, arrepentido de su acto, retira la mano de la boca de Marina y enseguida, los aparatos que controlan sus constantes vitales recuperan la normalidad.
Mientras escucha los pasos apresurados de las enfermeras acercándose, piensa con amargura que quizás no debió arrojarla por las escaleras cuando la sorprendió huyendo con las maletas.
Hacerle daño ahora que ella no se da cuenta no es tan divertido. Pero es que no soporta esa sonrisa de felicidad.
Relato amargo que te deja sin aliento, como un puñetazo en el estómago cuando estás con la guardia baja.
Me ha gustado, pero duele.
Saludos, José Ángel
Hola Carles, gracias por comentar. Me alegro de que te guste la historia. Es de lo que se trata, de remover sentimientos.
Saludos.
Gracias Ana por el comentario que me has dejado. Me alegro que te guste el final. Como tantas otras veces fue lo primero que escribí.
Mucha suerte para ti también. Un saludo
Muy triste, y demasiado injusto para esa pobre víctima. Además, con ese cruel estratega del maltrato, que tan bien has definido.
Magnífico el relato. Enhorabuena.
Ton.
Gracias Ton, siempre es injusto para la persona que lo sufre y desgraciadamente casi siempre la situación persiste o tiene mal final. Me alegro de que te guste el relato.
Un Saludo
¡Cuesta trabajo recuperar la respiración!
Muchas gracias por tu comentario Edita. Muy recurrente y en sintonía con el relato.
Saludos
Una muestra más del maltrato. Muy expresiva tu historia y su protagonista.
Me ha gustado bastante.
Saiudos
Gracias María Jesús, es difícil ponerse en la piel de Marina.
Me ha costado bastante tiempo redondear la idea pero si os gusta ha valido la pena.
Un saludo desde la inusualmente lluviosa Valencia.
Me gusta mucho ese enfoque inmediato que la historia le da al maltratador y a la maltratada. Y aún me gusta más el punto de fuga que le has dado a ella, que aún y así, mantiene ese vínculo imborrable que se evidencia cuando él se acerca. Luego ya, rematas con esa impotencia que todo tirano padece cuando ya no puede hacer daño, o al menos tanto como antes. Completísima y original manera de mostrar. Enhorabuena. Mucha suerte 🙂
José Ángel, vaya personaje. Con tu historia nos haces sufrir de puro realismo. Suerte y saludos