97. 12 de abril de 2020 (Josep Maria Arnau)
Como cada mañana, he sacado las hojas del cajón. Todas en blanco, ni siquiera una fecha las marca. Llevo tiempo coleccionándolas por su gran valor. Símbolos de mi fracaso y mi esperanza. Mientras las contemplaba, he visto mis dos almas. El latido vehemente que pugna por manifestarse y la coraza impenetrable del miedo a la nada. Siempre he sabido que cada hoja guarda una historia secreta. Hoy, por fin, he descubierto la primera. Ya voy ganando.
El reto de la hoja en blanco es algo más que un mito, se trata de una sensación doble que has descrito muy bien. Convive dentro de ella el impulso a vaciarse por dentro, con el miedo a no saber hacerlo, o a que alguien conozca los secretos que con tanto pudor escondemos, por no hablar de otros temores que también pueden estar ahí al mismo tiempo, como el que las palabras sean objeto de mofa, desprecio o escarnio.
Hay que celebrar que el protagonista de tu relato se haya decidido a cambiar una colección por otra, la de las hojas en blanco a las que formará el pequeño diario que acaba de comenzar, en el que parece que puede incluir sus vivencias, o aquello que, en general, se le pase por la cabeza una jornada tras otra. Tus lectores nos sentimos privilegiados, pues nos has hecho testigos de la primera de estas entregas, del paso inicial, que siempre es el más difícil.
Un abrazo y suerte, Josep Maria
Muchas gracias por tu visita y comentarios, Ángel. Me alegra haber podido transmitir esos significados a los que aludes. La cruda batalla entre el deseo y los miedos. Ver la luz al final del túnel siempre supone una liberación. Hay épocas en que los miedos aumentan y la coraza se hace más impenetrable. El título con la fecha me ayuda a contextualizarlo.
Un abrazo.
Pues sigue rellenando, hombre, Josep, que te ha quedado muy bien.
Enhorabuena y feliz noche.
Muchas gracias por tu visita y comentario, Mercedes.
El único camino es mantener vivo el latido y persistir en el empeño. Todas las corazas tienen su punto débil.
Un abrazo.
Hola, Josep Maria, me siento muy identificada con lo que cuentas ante las páginas en blanco. «El latido vehemente que pugna por manifestarse y la coraza impenetrable del miedo a la nada». No se puede expresar mejor. Yo guardo algunas libretas en blanco que me da pena estrenar con cualquier ocurrencia. Creo que el secreto de cada hoja, como tú dices, se quedará sin desvelar.
Bueno, creo que tu colección de hojas en blanco promete bastante, viendo en qué se ha convertido la primera al llenarse de palabras. Suerte y, con la que está cayendo, mucha salud. Un abrazo.
Muchas gracias por tu visita y amables comentarios, Juana Mª. Compartir vivencias y sentimientos hace que nos sintamos acompañados. Y hay momentos especiales en los que todavía tiene más valor.
Un abrazo y cuídate mucho.
Ese coleccionista puede pasarse por casa, le puedo dar unas cuantas, en blanco, para su colección.
Me ha gustado leerte Josep María.
Mucha suerte.
Muchas gracias por la visita, Paloma. Me alegra que te haya gustado.
El blanco nos ofrece infintas posibilidades. Con tu comentario me has ofrecido una.
Un abrazo.