98. RECUERDOS DESBOCADOS (Edita)
El azar quiso que se encontrara despierta frente al televisor cuando empezó la competición hípica. Los familiares se extrañaron al oírla balbucear, ya que hacía varios meses que no emitía sonido alguno. Luego llegaron los aspavientos impropios, y al poco tiempo pudieron escuchar con claridad la palabra papá. Nadie sospechó que aquellos jinetes olímpicos la habían transportado al rincón más antiguo de la memoria, donde permanecía indeleble la primera imagen de su padre cabalgando con ella a lomos de un percherón; ni que se tapaba los oídos para evitar los gritos de la madre que, por miedo, pretendía bajar a su pequeña de la cabalgadura. Cuando llegó la hora de acostarse, hubo que desconectar el aparato simulando avería. Resignada y triste, dejó que la llevaran a la cama. Pero a las pocas horas, tuvieron que colocarla otra vez delante de la pantalla, repitiéndose la escena anterior en cada retransmisión ecuestre. Después de papá, llegaron otros vocablos inteligibles como mamá, caballo, arre…
Ya se acabaron las olimpiadas y sigue pendiente de la televisión. Come mejor y dormita menos; incluso ha comenzado a sostenerse en pie de nuevo. El médico no tiene explicación para esta sorprendente mejoría de la abuela.
¡Cuánta ternura! Has conseguido que el relato se vea, además de sentirlo.
Felicidades.
Muchas gracias, Luz. ¡Qué nombre más bonito!
Emotivo relato el que nos traes. A tu protagonista le pasa lo que a tantos de nosotros que cuando algo, como puede ser una melodía, un olor, una imagen…, actúa de disparador para nuestra mente, ésta empieza a trabajar y a ver quién la para. Suerte y saludos.
Muchas gracias, Jesús.
Muy bonito relato, pensé que se trataba más bien de una niña. Per le añades un plus al rematar con la sorpresa de la abuela.
Los animales ofrecen una preciosa terapia para muchos problemas tanto físicos como mentales.
Mucha suerte con tan original propuesta.
¡Que adjetivos tan jugosos me regalas!: bonito y originala. Muchísimas gracias.
Qué, claro, y no que. 🙂
Te agradezco mucho tu comentario, sobre todo lo del título. Siempre le doy muchas vueltas a los títulos y este me salió a la primera, lo que me hacía desconfiar de si habría acertado.
Un final con sorpresa.
Me alegro por la abuela.
Un saludo, Edita, y suerte.
Muchas gracias. Suerte también para ti.
Hola, Edita!
Es difícil que un relato tuyo no me guste y este no ha incumplido mis expectativas 🙂
Un trato precioso a esa vejez que a todos (ojalá lleguemos) nos espera. Yo adiviné pronto por donde iban los recuerdos desbocados pero paladeé el camino igual. Coincido con Ana en que el título es muy acertado porque da ese plus de significado al relato y lo redondea.
Saludos,
Ignacio.
¡Ohhhh, cuánto halago! Un millón de gracias.
Me ha resultado perfectamente reconocible y cercano tu relato. Me ha emocionado, a pesar de estar rozando sólo la superficie, pero está escrito así con toda intención, delicadeza y sentimiento.Suerte Edita.
¡Qué bonito, qué bonito! Muchas gracias.
Un relato sensorial y emotivo que se disfruta.
Besito virtual, Edita
Si se disfruta la mitad de lo que disfruto yo leyendo estos comentarios, me doy con un canto en los dientes. :D) Muchas gracias.
Que relato más gratificante, cuantas emociones revividas en una mente vacía de recuerdos
Mucha suerte y un beso Edita
No más gratificante que tu comentario. Muchas gracias.
El poder inmenso de los recuerdos. Genial, me ha parecido muy de verdad. El poder de la mente.
Me la imagina ahora con una sonrisa, buscando donde posar los ojos, para volver… a los recuerdos y quizás un poco más a la vida.
Suerte!
Tu comentario sí que es genial. Muchas gracias.