99. EL MAR DEL FIN (Sergi Cambrils)
Mi realidad ya no es sólida, es más bien líquida, acuosa. Claro, eso lo digo ahora que soy un ser branquial que habita en las profundidades del Océano Atlántico. Todo me fluye; soy puro, cristalino, y mi vida ya no es aplastante ni viscosa, solo se limita a tener sentido. Retengo una letanía de recuerdos: el tráfico de una ciudad hirviente, mis mocasines brillantes de abogado, un andar frenético lleno de obstáculos y el amigo tarotista que me indicó este camino.
Los brazos del mar me acogieron en su seno, y no hay nada que me haga más dichoso que formar parte de este medio; en completa armonía con la fauna marina y bien avenido con las enormes ballenas que, aunque parezcan defectuosas por tener agujereada la parte de arriba, más vale tener de cara.
Gracias a ese amigo que no olvido y a su interés por la cartomancia, comprendí que debía ir a la playa y adentrarme confiado hacia lo más profundo; pues, un aciago día que me sentía perdido, él me echó las cartas y, en escasos minutos, dejó bien claro dónde estaba mi destino.
Relato muy metafórico, Sergi. El agua que todo lo purifica, que convierte la presión de la vida en la tierra, en un océano de calma. Casi, casi, parece que invitas al suicidio, jajaja. Es un micro muy bien hecho y me ha gustado.
Un abrazo.
Gracias María José, me alegra que te haya gustado.Es un suicidio que no le funciona y, mira por dónde, se salva. Igual de una manera muy tonta y poco creíble, y encima con un tarotista de por medio, no sé yo, pero bueno, esto m’a salio.
Un abrazo.
No hay nada más importante que encontrar sentido a la vida y actuar en consecuencia. Ojalá fuera infalible ese método de echar las cartas, que ellas indicaran sin lugar a dudas el camino a seguir, alejarse para siempre de un vegetar desorientado, aplastante y viscoso. Un relato, original y brillante, como siempre y, también, como de costumbre, con la impresión añadida de que lo has escrito con una soltura envidiable.
Un abrazo, Sergi. Suerte
La playa de Peñíscola es de esas. Los peñiscolanos, para alcanzar el fondo damos unos mil pasos, y cuando llegamos donde queremos llegar (normalmente es un punto donde se anda de puntillas y se estira el cuello para no tragar agua) nos da por hacer el muerto. Así es como nos atrapa el mar a los que vivimos entre murallas y estamos rodeados de mar. La historia me ha quedado un poco floja, no se aguanta muy bien con ese tarotista que me he sacado de la manga (va, no me digas que no). Me da un poco de apuro cuando dices eso de “brillante”. Nada, que eso es lo pienso yo de ti.
Un abrazo Ángel.
Hay destinos muy inciertos que te llevan por caminos o mares a golpe de un impulso o de una carta.
Cuando crees que vas a acabar con tu vida resulta que todo hace aguas y te encuentras en ellas y tan feliz como una ballena.
Original este sin fin de tu historia, una apuesta salada, armónica y acertada..
Un abrazo grande Sergi.
Gracias Belén.
Que sí, que todo es incierto, y del destino lo único que sabemos con certeza es que es sinónimo de sino. Las ballenas me dan buen rollo, por eso las he mencionado en el relato, aunque sea con calzador. Cuando se propone el tema, buuuff, creo que hago agua. Pero tengo entendido que a mediados de julio, en la playa del Papa Luna, atracaran barcos pirata y el canto de las sirenas tendrá acento maño.
Un abrazo Belén.
Y siguió el consejo del lector de cartas, de todas maneras no quería hacer otra cosa…. Suerte.
Besicos muchos.
Un abogado frenético con una realidad aplastante y viscosa.¡Qué contraste con el océano que fluye!
Nos dejas un relato lleno de sensaciones que empapan al lector… Casi notamos las branquias!
Un petó.
Sergi, fluido tu cuento y original en su historia. Suerte y saludos
Lo leí tarareando Alfonsina y el mar, Sergi. Y recién llegada de tus playas nativas, que son una maravilla. El relato es una pasada, le auguro buenos resultados. Un beso.