61. Al otro lado (Esther Cuesta)
El día que traspasó aquellos muros supo que se quedaría para siempre. Agradecida, se sumó a las mujeres en las tareas diarias. Lo mismo le daba el huerto, los cerdos que las cocinas. Aprendió a leer, a cantar y a dejarlo todo para Laudes, Ángelus, Nonas, Vísperas y Completas. Si se cansaba o desfallecía, recordaba los ojos vidriosos de su padre antes de deslomar a su madre, y las manos largas que se acercaban a ella justo antes de escapar.
Cuando la abadesa murió, ella tomó el mando, colocó un letrero donde se leía “CLAUSURA” y selló las puertas.
Has tocado un tema duro.
Bien desarrollado, que te lleva de la tranquilidad de estar en un sitio agusto, al desasosiego de porque esta ahí.
Besos.
El aislamiento como refugio, lejos de los hombres, esos seres que la protagonista identifica irremediablemente como demonios. Cuando una niña ha visto cómo su propio padre incurre en atrocidades como las que has mostrado, es lógico que piense que no puede esperar nada bueno del otro sexo, incluso que quiera preservar su vida encerrándose en un lugar vedado a lo que ella siente como depredadores sin escrúpulos.
Crónica de una vida de huida y autoexilio, a la que quizá le faltó el valor o la iniciativa para dar una oportunidad a otros varones entre los que tal vez podría haber encontrado buena compañía y hasta el amor.
Suerte y un saludo
Esther, parce que eligio la opcion de -la mejor defensa es un ataque- , hacia ella misma claro. ÇBien mostrada esa realidad tan cruel. Suerte y saludos
Duro relato, que tantas han vivido. Aislamiento en una isla de mujeres. Muy bien escrito.
Abrazos.
Durísimo, y no muy lejano de la realidad, de algunas realidades, tampoco tan lejanas como quisiéramos.
Esther, duro relato, una isla de paz aunque arrastrada por la necesidad y el miedo. Muy bueno. Abrazos.
Gracias a todos. La vida es dura y para algunas mujeres, muchísimo más.
Un abrazo.
Encerrase para no ser maltratada es una formuloa pero los que deberian de estar encerrados son los que maltratan.
Una atmosfera donde se respira clausura.
un beso.
Hay vocaciones que no son más que refugios. Buen relato. Mucha suerte 🙂
Bien narrado Esther. Ojalá no hubiera elegido esa isla como refugio, qué triste paz esa que es miedo. Un beso.
Muy dura la historia que cuentas, aunque me ha encantado cómo has desarrollado el tema.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo
Relato fuerte como los muros que protegen a la protagonista.
Shhhh, qué fuerte. Wow. Gracias. Me encantó.
Espero que también haya algo de vocación en la protagonista, que no sea solo una decisión de huida de un mundo de maltrato paterno. Mucha suerte, Esther.
Gracias. Ignoro si nuestra protagonista con el tiempo y la tranquilidad llegará a ser buena en su quehacer como si hubiera sido vocacional. Bien pudiera ser otra historia. Un abrazo