AGO106. EL ODIO Y LAS HORMIGAS, de Mercedes Jiménez Rueda
Al mediodía vuelve a salir al patio. Mientras baja la cuesta del huerto, las hormigas alcanzan sus tobillos.
– ¿Dónde vas otra vez? Ya te he dicho que no me pises las tomateras…¡Eh! ¿Estás sordo, hijo? ¡Como baje te vas a enterar!
El niño se sienta sobre los terrones húmedos. Con dos dedos va estrujando las hormigas que ya suben por sus piernas. Se las lleva a la boca despacio, las lame hasta extraerles el sabor y, finalmente, las escupe.
<< ¿Bajar tú?... Si casi no te mantienes en pie ¡Puto ron! Todo el día apestándome con tus babas pegajosas de ron. Las hormigas saben a metal. El metal no es pegajoso. Las hormigas no tienen babas. Bennie. Bennie y sus babas. Bennie y tú pegajosos>>.
– ¡Eh, Fran! No hagas que me cabree. Oye, ¿y Bennie?, ¿dónde se mete tu hermano?
Fran se clava las uñas en el muslo hasta que asoma una gota de sangre. Luego arranca un tomate de un manotazo y lo estruja contra la herida recién abierta.
<< ¡Puto ron pegajoso! Rojo ácido. Ácido para tus babas, para sus babas. Bennie. Metal. Hormiga. Una más, una más… >>.
El odio desde luego se siente.
Abrazos
A mi me ha recordado a esas escenas de películas de la américa profunda, familias desestructuradas, sin futuro por delante.
Me parece muy difícil construir una escena así.
Saludos
Mercedes, me gusta tu dialogo. Me recuerda mi relato de mes que viene (tiene mucho dialogo también) veo que estás experimentando con este relato y eso quiere decir que eres atrevida y eso siempre conduce al éxito. Un fuerte abrazo a mi escritora favorita(es que lo has ganado) Sotirios.
Muchísimas gracias, Javier, Asun y Sotirios por acercaros a mi relato y no salir corriendo por las malas vibraciones que produce jiji. Javier, me alegra haberte logrado transmitir esa rabia contenida que desprende mi protagonista. Asun, has dado en el clavo, ésa era la idea, familias sin futuro, padres e hijos condenados al fracaso, al alcohol, drogas, violencia etc. Y yo también pensé en un ambiente rural de EEUU aunque estas cosas pasan en todas partes, por desgracia. Maestro Sotirios, eso es, intento experimentar en este relato con el monólogo interior, aunque me temo que no se me da tan bien como a Faulkner o a Joyce jeje. Para mi es un honor que te gusten tanto mis textos, ya estoy deseando leer tu relato del mes que viene, me encantan los dialógos. Un beso grande a los tres. Muakkk!!! Y mucha suerte!!! Mercedes Jiménez