AGO103. JACINTO Y SUS GUSANOS, de Miguelángel Flores
El mismito día que me compraron las zapatillas veloces, se perdió Jacinto. Fue cuando vi luego a papá con la caja de mis deportivas irse para la higuera. Allí se arrodillo y se puso a escarbar. Asustado fui hasta mi armario casi llorando, pero sin correr porque no las llevaba puestas. Lo abrí y allí estaban. Entonces, me las puse y me dormí con ellas.
Luego se me olvidó hasta un día que no. Ese día, como no, me acordé de la caja. Así que, fui a la higuera, rebusqué donde la tierra removida y la encontré. Recubiertita de polvo marrón. Claro, como no llueve, del roce la vida se desgasta así, dice el abuelo. La destapé. Estaba llena de gusanitos iguales, que se movían como si brillaran. O como si respiraran con un ruido de moscardones. Seguramente pensaban dármelos si seguía llorando por Jacinto. Por si tenían hambre o frío, pobrecillos, metí la caja bajo mi cama.
Primero les echaba morera; ahora, carne y cosas así, que les gusta más. Ya hay casi un millón y como no caben, algunos granujillas se suben por mi cama, donde muchas veces sueño con que vuelve Jacinto. Y anoche lo oí maullar.
Miguel Angel, debo confesarte que lo he leído tres veces y no le he sabido ver el punto que mi mente sea capaz de entenderlo.
Volveré a leerlo en otro momento .
Saludos y suerte
Pues yo entendí que gracias a esos traviesos gusanillos recuperó en cierta medida a Jacinto.
Pero mucho ojo con ellos…
MUY original y con un puntito de humor negro.
Saludos
Pruébalo una cuarta, Anna. Hazlo sintiéndote niña. Sé que te va a gustar.
María, o quizá a través de eso gusanillos, Jacinto lo recupere a él.
Miguelángel, distinto y original en sus descripciones y giros. Suerte y saludos
Me parece un quiebro lisérgico en bucle muy concentrado, lo releeré.
Un abrazo.
Macabro, de pelicula de miedo, pobre Jacinto… y ¡pobre niño! ¿no?
Suerte y un saludo.
Calamanda, gracias por comentar.
Susana, espero que lo hagas.
Sí, Ana, ahí los únicos felices son los gusanos…
Muy en tu línea de mezclar lo cotidiano con lo fantástico, la ternura con lo triste y con ese toque de humor tan especial que hace que pase lo que pase en la historia siempre sonrías. Has ido ocultando desde un principio y al final, ya sacas al cuerpo, no del delito, sino del deleite 🙂 Bonito lo del maullido. Ese final es ,como no, perfecto.Suerte y un besote.
Antonia, definitivamente, me miras con ojos maternales. Me gusta lo del «cuerpo del deleite», muy acertado. Y que hayas encontrado la ternura, yo la puse ahí esperando que se hallara.
Un abrazo, Señora.
Definitivamente mi toque mongolo empieza a preocuparme.
Supongo que sólo así se explica que no haya entendido un carajo y sin embargo me guste. Y me gusta mucho.
Estoy seguro de que en otra lectura lo entenderás. Déjate llevar por el niño sorprendido que todos llevamos dentro.
Gracias, Modes.
Cuántos pajaritos, patos y gatos duermen en cajas de zapatos, en la tierra de los huertos. Nostálgico.
Un abrazo
Me estoy preocupando, a mi no me ha costado entenderlo. Quizá a mi manera o con influencias de películas de momias y reencarnaciones, pero me parece fantástico ese anhelado maullido al calor de tanto mimo a las larvitas. En tu linea, que es un piropo tremendo. Un beso, Miguelángel.
Epífisis, cuántos y cuántos. Y pollitos. Yo recuerdo que a un perro lo enterramos junto a la vía del tren. Y le pusimos su cruz con dos palitos, como está mandao!!
Eva, pobre, y él esperando aún a Jacinto, sin saber que (no) está bajo su cama…
Dos abrazos
Facil de entender y entrañable, aunque he de confesar que un pelín de repeluco si que me ha dao!! Aunque en realidad es chulo, chulo. Un abrazo, maullante, Miguel Angel.
A mí la idea me gusta. Quizás tiene algún defectillo formal, pero posee una ternura macabra impactante. Y el final abierto. Yo me imagino que se lo van a zampar crudo y se reencontrará con Jacinto en el cielo de los gatos.
Saludotes.
Que no , Barlon, que llegarán los aitas a tiempo y lo que le va a caer es la del pulpo. Un mes castigado sin bici y si me apuras, le hacen devolver las playeras!! Y no va a volver a tener gato en su vida!! Hombre, no seas tan malo!!
Sí, repelús, sí, Aurora. A mí también me dio cuando lo imaginaba. Y te digo una cosa, esto no hay aita ya que lo arregle. De momento, ya lo ha oído una vez maullar…
Gracias, Barlon, por tu comentario. Aunque me encantaría conocer el defectillo que has encontrado. A ver si coincide con un posible coma que obvié.
Saludos
Bueeeeenoooo!!!! Pos ya veo, ya, que el malillo eres tú!! Ahora si que me da repelus de verdad!! ay, ay, ay, que ya no quiero gato…
¡Enhorabuena por el relato, Miguelángel!. Creo que has conseguido brillantemente meterte en la cabeza de un niño y contarnos desde ahí la historia. Me ha encantado.
Mucha suerte.
Gracias, Rafa. Me alegro que veas al niño. Señal de que existe. En mi cabeza estaba clarísimo. Le veía hasta el color del pelo y el de las zapatillas. Pero, claro, imaginar está chupao; lo difícil es explicarlo. Explicarlo bien digo.
Un abrazo
El mundo de los niños es inimaginable, y en el caso de tu relato el niño vive en el suyo, y los gusanos de seda siempre fueron unos grandes aliados de la infancia, yo tambien los tenía en una caja de zapatillas,pero como no tenía morera,empecé a darles la lechuga que le daba a mi canario y claro se murieron, para la alegría de mi canario que vió como su lechuga era ahora para el solito.
Un abrazo y suerte con tu historia.
Puri
Está muy bien narrado y es muy inteligente, pero quizá es algo complicado de más. A mi también me costó cogerlo un par de lecturas. Suerte.
No sé a qué complicación te refieres. Pero tampoco soy quién para hablar de complicaciones: lo que algunos resuelven en un minuto a mí me cuesta todo un día. O más.
Gracias por comentar, Pegarz.
A lo miso que Ana Jobart, cuesta captar por donde vas a la primera lectura, o al menos a mi me cuesta. Aunque insisto que el relato es muy inteligente, quizá por eso a mi me costó dos lecturas.
He venido varias veces a leer el texto de nuevo y los comentarios,a mi también me ha costado mucho de entender .
Miguelángel Pegarz, no me cambies tanto en nombre es Anna Jorba
Saludos
Gracias, Pegarz, Anna, por vuestro interés y tiempo invertido.
Anna disculpa, es que tecleo fatal.
A ver…primero decir que soy un fatiguillas cualquiera que solo va a dar una opinión personal. Ni voy de listo ni nada, y el autor me lo ha pedido.
La primera parte del relato se me hace un poquito liosa con las zapatillas, pero la entiendo. Aún así creo que puedes explicarnos lo mismo de otro modo menos confuso. Después está esto: «Luego se me olvido hasta un día que no. Ese día, como no, me acordé de la caja» La tilde que falta no me importa, pero el primer «no» me resulta muy chocante. Podría entenderlo como el lenguaje del muchacho, pero como no hay nada más en el relato de ese estilo se me hace un muro que cierra un callejón contra el que darse. Aparte el segundo «no» resuena como un disparo en el desierto. Crea una cacofonía poco elegante. Aparte de la repetición de «día» tan seguido. El resto muy bien; y la frase del abuelo excelente. Creo que puliéndolo queda un relato deliciosamente tétrico.
Ahí queda eso. Solo es la opinión de un humilde personaje.
Saludísimos.
Yo tampoco soy un entendido en la materia. Escribo de oído, como la mayoría aquí.
De entrada, si lo de las zapatillas lo explicara de otra forma, no sería este relato, sería otro. Otro que yo no he escrito.
La tilde, es cierto, se me fue. Lo mismo Jams lo arregla. Si no, se entiende perfectamente que ha sido un descuido. Y si no se entiende, tampoco pasa nada.
Por otro lado, si se acepta el lenguaje del niño (no muchacho) como la voz de todo el micro, y esta queda patente a lo largo del mismo en palabras o expresiones(mismito, veloces, «sin correr por no llevarlas puestas», «ya casi hay un millón», repetición de palabras como «no», «día»), si se acepta como tal, digo, se entiende bien, creo.
Finalmente, un último repaso habría detectado lo de la tilde, probablemente, pero nada más. Este es el relato que he presentado, consciente, del todo, de lo que presentaba. Eso sí, cuento con que mi relato no puede ser del agrado de todo el mundo que lee aquí. Ni lo pretendo.
Gracias por tu interés, Barlon, de verdad.
Esta es la contestación de una persona (no personaje) que aprende, siempre que se puede.
Saludos y lo que se tercie.
Espero de corazón no haberte ofendido. Puedo aceptar el primer no, y ahora que lo pienso el principio lioso puede ser bien la voz de un niño (al que llame muchacho aún asumiendo su corta edad). Pero lo que sigue sin convencerme son esas repeticiones, creo que pierdes más de lo que ganas y molesta al leer. Digo todo esto con el máximo de los respetos y la mayor humildad.
Saludísimos.
No te preocupes, no me he sentido ofendido para nada. Bueno, un poco al principio, pero luego ya no.
Hay opiniones para todo y gustos diferentes. Imagínate si a todos nos gustara ser enfermeras (y tal y como están dejando la sanidad estos vampiros!!).
Un saludo, Barlon.
Miguel Ángel a mi me parece genial. Está entre tierno, macabro e ingenuo, claro como suelen ser los niños, un poco de todo. Lo que no sé es como no aparece en escena la mamá, chillando y fumigando toda la habitación.
Me gustó mucho.
Saludos
Dale tiempo, Asun, a la madre, dale tiempo. Pero, ¿cuánto hace que no miras bajo las camas de tus hijos?…
Bueno, no tanto, resulta que mi casa es pequeñita y debajo de las camas hay cajoneras donde se guardan cosas…pero es verdad, ahora que mis hijos son mayores prefiero no indagar tanto, no vaya a ser que encuentre lo que no busco.
Besos
Me gustó mucho y lo entendí después de releerlo. Igual que al compañero B.M. me parecen extraños esos no. «Luego se me olvido hasta un día que no. Ese día, como no… Pero su razón tendrá el autor, digo yo, o no.
Abrazos
Mi razón, María, es respetar al voz del niño del relato; que por otro lado, lo he creado yo, qué leches! Y no es que esté poseído por él, pero es que este niño ha salido así, qué le viacé!!! Si se gusta él, y me gusta a mí…
En serio, María, me alegro que te guste lo que te gusta. Un besazo.
Es una buena voz de niño, y a ese niño lo conozco. Creo que se te parece.Ah, y el título muy bueno. Abrazo.
p.d. De acuerdo en la tilde o la coma que sea, y con los que sean que dicen de la coma y del tilde y….
😛
No creo que haya que dar tantas explicaciones por un cuento,un cuento puede gustar o no gustar,a mi no me gustó y no debo decir el porqué,… porqué seguramente para el autor es genial. Yo, si escribo para que le guste a todo aquél que lea lo que escribo.Pero no consigo interesar ni a mis amigos, ¨malaya¨ mi mala estrella.Héctor
Pues sí.
Rocehoremor. Por supuesto que no debes decir porqué no te gustó, pero ya puestos, fíjate que la curiosidad me lleva a desear que lo explicarás, quizás para valorar otro punto de vista, otro gusto, por saberlo, yo que sé. Bueno, que sea como sea, un saludo.
Pues quizá sea porque yo ya he leido muchos de tus cuentos, o quizá por mi aficción a esribir sobre niños, yo, humildemente, lo he comprendido a la primera, sin releerlo, pero lo he vuelto a leer porque me ha encantado. Bien preparado el final desde el principio con la idea clara de lo que se quiere contar, mis felicitaciones Miguel Angel.
Pues yo también lo he entendido a la primera, y eso que a veces soy muy espesa. Creo que la voz del niño está muy lograda, suena muy creíble. El desenlace sorprende, o a mí al menos me ha sorprendido, y me ha dado un escalofrío y bastante asco, así que me parece que el relato da en la diana. Un abrazo, Miguelángel.
Jo, Begoña, Ana, qué tranquilo me dejáis… Me alegro que hayáis llegado al fondo que le puse.
Abrazos
«Del roce la vida, se desgasta así». Preciosa esta frase Miguel Angel. Fíjate que no soy apasionada de tocar gusanos, ni de coleccionarlos, ni de comerlos. Unicamente me gusta fotografiarlos y poco más. ¿Y qué me ha ocurrido? pues que contrariamente a lo que me sucedería normalmente con estos bichitos, tu relato me ha producido una extraña sensación de querer tener una caja para esconderla debajo de la cama y mirarlos todos los días. Me he mimetizado con tu niño, y puede que incluso me compre un gato ¡ah! no!!, gato …no va a poder ser, que tengo alergia….
Me gusta tu relato corto, y la voz del niño, y no entro en su forma de hablar porque simplemente….es un ¡niño!.
Besos Miguel Angel y mucha suerte.
A mi me gusta mucho y creo que el lenguaje está justificado en la boca de un niño, si lo sabré y yo que tengo dos brujillas y me paso la vida corrigiendo los «hacio», «ando» etc….Además has conseguido despertarme un asco infinito, imagino que lo pretendías. En fin, compañero de fatigas de REC, que a mi me gusta y al que no, pues no, pues eso, pues otro no, jajajaja.
Un beso desde la tierra Meiga
No lo intentes, Laura. No pongas gusanos bajo tu cama!!! Y lo del gato, si decides adoptar uno (a pesar de la alergia), no lo entierres nunca si hay niños cerca… Joé, me estoy dando miedo yo mismo…
Arantza, estaba entre el asco, el vello de punta y el repelús. Si has sentido una de las tres, pues yo contento, RECompañera!!
Besos como soles
A medida que leía me preguntaba quién era Jacinto, si un hermanito pequeño o una mascota. Llegue a pensar que no revelarías el secreto, pero al final te ha vencido la necesidad de aclarar que era un gatito. Es un relato espeluznante para el lector, que tiene claro qué está pasando. Una vez más consigues removerme por dentro, y admirarte por tu creatividad, y crear una creíble voz infantil. En fin, Miguelángel, menos mal que los nenes de tu colegio no leerán este relato, que si no dejan de comer.
Me ha encantado Miguelangel. Como bien dices hay que meterse en la mente del niño para disfrutar el relato al máximo, por eso lo he leído dos veces, una como adulto(creo) y otra como niño. Sin duda, me quedo con la segunda lectura.
Un saludo y suerte.
Pues fíjate, Sr. Ximens, que llegué a pensar que se me había hecho un atajo en la parte de escribir del cerebro. Y que me estaba ahorrando pasar por sitios que debía tener en cuenta… Ya ves.
Gracias, Henry, te digo lo mismo que al Sr. Ximens, sobre el atajo cerebral y eso. Y añado: es lo bueno que tiene leer, que uno lee desde donde uno elige en todo momento.
Gracias y abrazos a partes iguales.
Bueno, bueno…
despacio pero seguro.
Tres días después, por fin, he conseguido entender el trágico destino de Jacinto.
Estoy que lo peto …
Pues peta, peta. Aprovecha, Modes, para cuando no haya qué petar.
Un saludo (a)petado.
Adoro el humor inteligente …
Otro saludo sincero, Miguelángel.
Miguelángel, espero ver tu obra en la nueva temporada en el Alfil. Teatro que recomiendo por su encanto, sus obras y su bar.
Un abrazo
Y yo, Modes. Aunque conforme me hago mayor me voy conformando más con el humor a secas, me basta con que me haga sonreír. Un abrazo.
Ojalá, Epífisis. Si es así, dímelo, me encantará saberlo. Otro para ti.
No me choca que en un principio el niño no piense en su gato, cuando descubre, feliz, que sus zapatillas nuevas están en el armario (y no dentro de la caja que entierra su padre)… a veces los niños nos sorprenden con esas «crueldades»…. yo, si lo leí dos veces, fue para deleitarme, ¡dos veces!.
Me gustó, suerte con él.
Rosy
Ahora veo a un adulto discapacitado que recupera sus playeras pero no, como no. Tus textos sorprenden siempre y se quedan por ahí y no, o sí, por la nube.
Gracias por esta sensación.
Mas que crueldad, Rosario, creo que es descuido, conformidad. Un alivio que le lleva a olvidarse de la imagen del padre bajo la higuera. Y es cierto, los niños son así. Mándalo a por algo y como se encuentre con otro con canicas o una cometa, se olvida que le estás esperando…
Podría ser, porque en ese caso no dejaría de ser un niño, Susana.
Un abrazo para cada una, con sus besos y todo.
por desgracia los animales como gatos. perros, hamsters, pajaritos etc… viven menos que nosotros…
en mi casa hemos enterrado unos cuantos… siempre lo hemos hecho con los niños mismo cuando pequeños… hay sus flores y sus lagrimas…
así que entendí a la primera tu relato… lo encontré muy tierno y no me dio asco ni me extraño lo de recoger gusanitos…
pero tu ultimo parágrafo hace surgir el miedo: ¡qué bien lo has llevado!… y con el maullar ya entramos en una película de terror ¡felicitaciones!
¿Que niño de los de antes, no tuvo una cja de zapatos llena de gusanos y de morera? tu relato me llevo a mi propia caja de zapatos, y ver noche tras noche, como iban creciendo en su seda.Me gusto mucho, bien ambientado, niño, caja, abuelo, gusanos..
>Un beso
Hombre, no, Christine, por desgracia no; por suerte duramos más que ellos… Y lo de recoger gusanitos en este caso…
Esther, en este caso, seda bien poca. Aunque yo también tuve gusanos de morera, es cierto.
Gracias, y saludos para las dos
Guste más o menos, lo que no se le puede negar es la potencia imaginativa que tiene.
Felicidades monstruo.
Beso volador.
Vamos, Yolanda, que a ti no te gusta. Es como lo de: tu hijo no es feo, de verdad, es muy simpático. Jejejej.
Un abrazo, ReCompañera.
Mira que eres! Si que me gusta, basé el comentario en la variedad de opiniones. Pero ya de estar aquí, voy a ponerle un pero, me chirría un poco ese «luego se me olvidó hasta un día que no», pero vamos, que es un pero pequeñísimo, y ¿qué es algo tan pequeño frente a la grandeza del resto?
Beso fuerte. Nos leemos.
Jajajaj, te lo decía de broma. Pero es que aunque no te gustara para nada, te agradecería lo mismo el que hubieras comentado. Aunque a veces no lo diga. Aunque no dudo de que lo sabes.
Un abrazo
PD. Con Xavi, superbien, no? Me alegro taco.
Con Xavi fenómenal, me encantó conocerle y además fue el día que le llamaron para el programa lo que añadió alegría al encuentro.
Pena de distancia, sería bueno poder reunirnos todos más a menudo.
😉 Besos.
Hola Miguelángel. Tienes una voz diferente en tu escritura que se hace notar enseguida, quiero decir diferente al resto y que pocos consiguen. Y se ve en tus relatos, uno a uno. Este me ha encantado, con su voz infantil y todo, con sus pensamientos desordenados y la manera de exponerlos. Y sí que me parece fácil de entender y de sentir (el título es bien explícito además), con ese humor en medio de tanto asco. Me gustaría saber qué tipo de carne y «cosas así» les daba a los gusanos de Jacinto después de las moreras, aunque quizá sea mejor imaginarlo.
Saludos y mucha suerte este mes.
Rafa, pues ya me has predispuesto para pasar el finde como si fuera un puente largo.
Me halaga que hayas valorado esos detalles, lo del desorden, lo del título, ese medio humor que se escapa… De lo de comer, te puedo decir sólo que comenzó, por probar, con un pellejillo amarillento que su madre acababa de arrancar a una pechuga de pollo antes de rebozarla… Los gusanitos parecían aullar. No digo más. Gracias, Majo.
Uy Miguelángel, esos gusanillos qué miedo me dan. El niño se los lleva con él sin saber que realmente es el pobre Jacinto al que se han comido y mucho me temo que no tardarán en llegar hasta él. Jo, qué impresión me causan las imágenes que me transmite tu relato, es muy bueno.
Suerte y un abrazo.
Sólo un niño podría contar con tanta ternura algo tan terrible para él. Y tú te has vuelto niño en este relato, Miguel Ángel.
Me ha gustado muchísimo, aunque me he apenado por Jacinto, el gato, así como por el peque, con todos esos gusanos carroñeros tan cerca, puag.
Un abrazo.
Así es Yashira, tal cual. Lo que venga más adelante lo ha de poner cada cual de su cabeza… Me alegro que te transmita esas impresiones.
Isabel, celebro que destaques lo de la ternura y lo terrible. Tuve ese objetivo cuando aún no sabía qué iba a escribir. Quise que un niño contara algo trágico sin él saber que lo era. Qué bien que se vea.
Dos abrazos, a cuál mejor.
Los relatos hay que leerlos despacio o nos perdemos la mitad. Escribir desde la mentalidad de un niño es complicado. De ahí los comentarios sobre el lenguaje. Tal como lo diría un crío.
Se capta la inocencia entre la desaparición del amigo, la alegría por las zapatillas y la esperanza de que los gusanos le devuelvan a su gato. De hecho, qué más inocencia que escuchar su maullido.
A mí me ha gustado mucho.
Un abrzo muy grande
A mí me gusta, sobre todo, tu visita, ElenaCasero. Gracias por leer con detenimiento. Y por comentar. Y analizar en un plis el micro.
Un abrazo gordo, gordo.
Bueno por fin llego aquí abajo. Me ha gustado mucho mucho y eso -lo confieso- que oigo gusanos y me da el yuyu. Bien tras leer tanto comentario te diré que el lenguaje infantil, frases un poco caóticas, cacofónicas y desordenadas (100% con el comentario de Rafa Heredero) es lo que le dan esa fuerza y lo hacen verosimil en boca de un peque, yo efectivamente he imaginado con total nitidez a mi sobrino de 4 años contándome la historia (bueno me descoloca un como el «,como no,»). Lo he entendido muy fácil y enseguida he pensado en perrito o gato, pero la historia se deja llevar muy muy fácil, enhorabuena!!!
Gracias, Mel, por llegar hasta aquí. Mira, lee esta frase «Si tuviera, te daría; como no (tengo), no te doy», ¿a que se entiende? Es un caso parecido. Pero celebro que, a pesar de eso, te haya gustado y te haya resultado fácil.
Un abrazo
No si la frase se entiende bien (como no se me olvidó, me acordé bla bla bla). Me he explicado mal -escribo demasiado rápido me temo- lo que me descoloca es que lo diga un niño con esa omisión, me pegaría más en lenguaje infantil la repetición…no sé al menos las mías eran un poquito machacantes. Lo dicho me gusta el ejercicio de cambiar el lenguaje y acercarse al mundo un pelín subrealista infantil.
Ahhh, no, tú te has explicado bien, soy yo el que no te ha entendido!!!
Pues a mí me parece de lo más infantil esa expresión, esa forma de dar por hecho que le sigue el que escucha. Me imagino hasta el gesto de su mano cerrada con el índice tieso mientras lo explica.
Es que las imaginaciones van cada una pa su lao, y a saber que te depara al minuto siguiente.
Muchas, muchas gracias por tu interés y tu tiempo, Mel.
Después de todos los comentarios, no me queda más que felicitarte por tu micro, es ingenioso y me lleva al mundo de la infancia donde la inocencia e ingnorancia nos hizo ser osados en algunos momentos.
Te mando un saludo y te deseo mucha suerte.
Elena
hola Miguel Angel, por fin he leído tu cuento, ese pobre gatito devuelto por los gusanos. Y el maullido que oye el niño, como el de mi relato, qué coincidencia, aunque el tuyo es de deseo de volver a tenerlo y el mío de mala conciencia… Me ha gustado mucho como está contado, ese mezclarse de las zapatillas nuevas con la pérdida del gato, como se juntan en la cabeza del niño sus cosas más importantes, esa voz infantil bien llevada. ¿Por qué siempre los mayores tratan de ocultar a los niños ciertas cosas, para que no sufran? Mucha suerte y besos de chocolate.
Es una pena, María Elena, que la osadía la perdamos con al tiempo que la inocencia… Gracias por comentar. Abrazos.
Puri, me estoy volviendo loco, dónde esta tu relato?? El de la mala conciencia…!!!
A tu pregunta, creo que es obvio que los mayores han de velar por el bienestar de los niños. Otra cosa, es sobre protegerlos, y no ayudarles a madurar en todo. Gracias. Sigo buscando. Un beso
No busques más aquí, que no es de insectos. Mi micro lo leíste en mi blog, y me dejaste un comentario por la coincidencia, la que se ha vuelto loca buscando tu relato he sido yo, y resulta que estaba en los más leídos!!!
el mío es este:
http://purificacionmenaya.blogspot.de/2013/08/eterna-cancion.html
En cuanto a lo de los niños y la sobreprotección, no sé que es peor en este caso, si decirle desde el principio que el gato está muerto o mantenerle en esa esperanza de que volverá (con la angustia que también genera eso). Pero eso es otra historia
Ahhhhhhh!!!!! Pos ahora mismo voy pallá!, que no me acuerdo.
Y de lo otro, oye, la esperanza es lo último que se pierde. Bueno, en este caso, no será lo último… Pero es verdad, Puri, eso sería otra historia.
Voy a lo tuyo.
Ya estoy aquí (en mejores condiciones que Jacinto, ¿eh?), con ganas de comentar, que cuando lo leí no pude.
La voz infantil me ha gustado. Resulta «tiernamente desgarradora» para la lógica adulta. Y creo que el relato no sería el mismo sin esas reflexiones obvias y asociaciones pueriles: causa/efecto.
Imaginar al niño jugando y alimentando a esos gusanos en los que se ha convertido su mascota… Es muy duro, macabro… Y todo aderezado con la hermosa inocencia que transmite el micro (muy tuyo).
Fuerte. Me gustaaa
Besoooo
Mujer, imagino que requetemuchísimo mejor que Jacinto!!!! Es que de no ser así, Petra, me da un soponcio en toda regla, que a mí las cosas del más allá me dejan siempre como lacio de canguelo.
Pues me alegro que que hayas vuelto y de que hayas hecho tu propio análisis de micro. Macabro e inocente, me quedo con eso.
Un abrazo grande, Amparo.
Excelente micro, desde el título (que recuerda a Monterroso) hasta el final. Lo mejor, sin duda, la idea: esos ‘gusanos’ de Jacinto (‘sus’ gusanos), a millones, metidos en esa caja que se convierte en el eje del relato. Imapagable. Muchísima suerte con él, Miguelángel.
del roce la vida se desgasta, que bonita y cierta la frase, razón del abuelo que todos extrañamos.
Por mi y como siempre que te leo, un placer, lo de las zapatillas nuevas es algo que siempre queda en el subconsciente de todos, al menos el mío.
Suerte Miguel y enhorabuena por tu Jacinto, algún dia seguro podremos saludarle.
Abrazos
Un Jacinto de bigotes largos maullando por la noche como acostumbraba… y un niño que lo quiere cerca. Bonita historia donde todos los actores hacen lo que toca, incluidos los gusanitos…
Enhorabuena MA
Cómo me ha gustado, Miguel. Confieso que se me ha enredado un poco y lo he leído dos veces pero me parece muy sensible la voz del niño, creo que es (era) un niño muy especial. Y Jacinto le echa de menos también.
Besazos
Enhorabuena, yo también apostaba por este
Rosy