AGO101. EN LA BUHARDILLA, de Gabriel Bevilaqua
Los sábados de madrugada, mientras me cree dormido, mamá sale de casa y regresa siempre con un extraño. Tras cuchichear brevemente en el living, los invita a subir a la buhardilla. Con cautela, los sigo; pero como le echan llave, ignoro qué es lo que hacen. He llegado a deducir que practican algún tipo de arte marcial, porque mi mamá suele abandonar la habitación con la ropa desarreglada como en los combates de yudo. Pero tengo la seguridad de que ella siempre gana, y de que esa es la razón por la cual nunca he visto a los sujetos salir de la buhardilla. Su vergüenza los hace escapar por la ventana. Sin embargo, anoche la puerta quedó sin llave y descubrí que mi teoría era incorrecta.
Mamá se hallaba en el centro de una telaraña gigante, y a su lado yacía, medio envuelto en un capullo, el desconocido de turno. Al verme, ella ocultó su rostro tras sus ocho extremidades y me suplicó que cerrara la puerta. Desde entonces mamá se la pasa llorando en la buhardilla. ¡Y para colmo está tan demacrada! Lo mejor será que me apure en colocar el aviso ofreciendo un cuarto para hombres solos.
Un relato surrealista muy bueno. Me ha gustado mucho por su sorprendente final. Enhorabuena y suerte, Gabriel.
Gracias, Rakel. La suerte siempre viene bien, y más este mes en el cual por lo que he pispeado hay relatos muy buenos.
Saludos cordiales
No esperaba ese giro subrealista. Me rompiste la cintura. Me gustó.
Jeje, quién dijo que leer no conlleva sus riesgos 😉 Gracias, Miguelángel.
Saludos cordiales
Gabriel un final sorprendente, no pensé que la mamá fuera literalmente una devoradora de hombres.
Muy ingenioso.
Saludos
Gracias, Asun.
Saludos cordiales
Sí, sí, esperemos que sí 🙂 Gracias, Ana.
Saludos cordiales
Gabriel, buen texto, suerte y saludos
Gracias, Calamanda. La suerte siempre viene bien.
Saludos cordiales
De los que he leido quizas el q mas me gusta es bueno y muy kafkiano suerte.
Gracias, Montesinadas. La verdad es que hay relatos muy interesantes este mes, así que me alegra que sea uno de los que más te gusta.
Saludos cordiales
Me encantó, coincido en lo de kafkiano. Y también me recordó a una película antigua chulísima, la de la planta carnívora no sé si la viste : ). Solo porque el dueño de la tienda también la tenía que alimentar con cadáveres eh?. Pero este depredador es mejor, porque de todos es sabido que las arañas hacen una excelente función comiendo a la bichería molesta.
Un saludo, Gabriel. Y de paso te comento que me encanta el aire de tu blog y las imágenes de cabecera, soy fan. Besazos!
Gracias, Luz. La peli, sí, creo que la vi pero hace tanto tiempo que apenas la recuerdo.
Con respecto al aire de la bitácora, me alegra mucho que te guste, y más aún que seas fan 🙂 Pero mejor no se lo cuento al Elefante -que es el que se encarga de esas cosas-, que después, de contento, hace disparates en la cuerda floja 😉
Abrazos
Me parece un relato muy sugerente y original, muy bien escrito. El problema que le veo es que no me creo la voz narrativa del supuesto niño, al utilizar vocablos que no utilizaría alguien de su edad. Pero, lo dicho, ajustando cuatro cosillas léxicas hay un texto tremendo aquí. Un abrazo y suerte.
Hola, Ignacio. Cuando se escribe un relato desde la voz de un niño, se tienen al menos dos opciones: una, tratar de reproducir la forma, y hasta la dispersión, en que estos hablan; lo que conlleva el riesgo de que el relato peque de chato o repetitivo. Dos, usar un lenguaje adulto y poner el acento en el tono de la voz; lo que, a su vez, conlleva el riesgo de la credibilidad o no del relato. La elección de esta última opción, por tanto, ha sido de mi parte una decisión consciente y un riesgo asumido. Quizás, el grado de “adultez” del texto sea demasiado alto, y se lo podría “alivianar”; pero, aunque dejo la puerta entreabierta a esa posibilidad, lo cierto es que me gusta bastante así. ¡Qué le vamos a hacer!
Gracias por el comentario, de verdad.
PD: Isabel Cañelles ha escrito un interesante artículo sobre este tema en su bitácora.
Muy buen relato de una madre con percepciones diferentes.
Abrazos.
Gracias, María.
Saludos cordiales
Esa telaraña gigante y la imagen de la madre avergonzada tapándose la cara con las patitas está muy bien descrita, tanto que espero que se me quite pronto de la cabeza. Es al tiempo muy tierno que el hijo ahora le procure alimento.
Un abrazo.
Gracias, Susana. Me alegra que te hayan gustado las imágenes y las emociones de los personajes a través de las mismas.
Saludos cordiales
Buen relato, Gabriel, con ese giro inesperado en el segundo párrafo, que te lleva de la mano a un relato fantástico, que te choca pero que te crees, como así debe ser. Y me gusta el final, con esa «transformación» del modo de sentir del hijo para procurarle alimento a su madre.
Saludos y suerte a fin de mes.
Gracias, Rafa.
Saludos cordiales
Hola Gabriel,
la imagen de la telaraña gigante y la madre es digna de unos buenos pinceles para plasmar ese momento como uno de los más impactantes y sobrecogedores de tu micro. Por esta imagen creo que recordaré durante mucho tiempo este texto.
Me gusta la voz narradora, aunque se haya hablado de ella anteriormente, y no la encuentro discordante o poco creíble. ¿Cuál es ese artículo de Isabel que citabas?, me interesaría mucho leerlo.
En fin, una buena historia y espero que tengas mucha suerte.
Un beso.
Hola, Laura, me alegra que te haya gustado el micro y la voz narradora 🙂
El artículo de Isabel lo puedes leer aquí (la segunda nota, “Cuando el narrador es un niño”):
http://isabelcanelles.blogia.com/2012/marzo.php
Las entradas con la etiqueta de “Escritura creativa” son muy interesantes y útiles pero no sé si están todas accesibles (se mudó de página a http://www.isabelcanelles.es/).
En mi bitácora también tienes algunos artículos de su autoría que me interesaron particularmente:
http://elefantefunambulista.blogspot.com.ar/search?q=isabel+ca%C3%B1elles
Espero que la data te sirva.
Abrazos