112. Hijos de Neptuno
Las mujeres traían las redes al atardecer porque esa era la hora en que nadaban hacia a la costa. Las tejían en invierno diestras e ilusionadas a la luz de los quinqués, con agujeros grandes por donde se colaban las medusas y las morenas. Los hombres faenaban meses enteros en aguas lejanas. Ellas guardaban silencio y esperaban la caída de la noche para extender las mallas. Una a una, se apostaban a lo largo del rompeolas y con cada embate de mar se acercaban a la orilla, empinándose casi con peligro para saber si alguno había entrado en la urdimbre. A medida que se enredaban, ellas les amarraban y raudas se los llevaban a sus casas y les inventaban nombres para el tiempo que les tenían apresados. Tenían el pelo negro, ensortijado y aunque eran de piernas pesadas de cola de pez partida, estaban bien dotados. Las siguientes eran semanas apacibles, de calles vacías y de féminas felices. Los soltaban en la bahía antes de que volvieran los maridos con los barcos cargados de pescado.
Hola Mei, me alegra volver a leerte. Las mujeres y sus recursos siempre nos sorprenden. Me encantó conocerte. Un beso.
Mei, muy bien organizan el tiempo libreestas mujeres; nos lo has contado estupendamente. Suerte y saludos
Muy buena idea la tuya, mujeres capturando «sirenos». Muy bien contado también.
Me ha gustado muchísimo.
Un abrazo, Mei.
Fantástica historia, se lee del tirón, con muy buen ritmo. El lenguaje que utilizas es de tono realista, con términos propios del mundo marinero, por eso quizás sorprende más cuando al final descubrimos que es un relato fantástico. Me ha gustado mucho.
Suerte y abrazos
Sirenas o sirenos, esos seres tienen lo mejor y lo peor: fantasías y espinas.
Un saludo
JM
Me ha gustado tu relato. Sobre todo por la orignialidad a estas alturas de mes, en el que los temas comienzan a coincidir. Te dan ganas de volver a leerlo, y te deja una sonrisa en la boca. ¿Dijiste que los hombres se iban a pescar? «… antes de que volvieran los maridos con los barcos cargados de pescado». Ah, si, lo dijiste (¡esta imaginación!).
Mei, te ha salido un microrrelato mitológico y con cierto sentido del humor, por ese engaño que todas ocultan mientras los esposos faenan en alta mar.
Sensacional tu prosa poética y la forma de redondear el microrrelato.
¡Suerte con el concurso!
Abrazos.
Ardo en deseos de la segunda parte, esa en que nos cuentas cómo los sirenos se peleaban por acercarse al rompeolas en días de mar movida.
Excelente relato Mei. ¡Suerte!.
No hay nada como una buena organizació:todos felices.
Historia muy bien contada con humor incluido.
Me gusta, Mei.
Un abrazooo
Mejor un secreto inconfesable y colectivo tejido en la ausencia de los maridos, que arriesgarse a caer en las redes la frustración ante un periodo tan dilatado de soledad forzada. Mujeres, sirenos y pescadores, un triángulo que parece funcionar a la perfección. Quién dice que los marinos no se procuran igualmente algún tipo de entretenimiento durante esos periodos prolongados, todo será trabajar, seguro.
Un saludo y suerte
Le has dado la vuelta y has cambiado sirenas por tritones. Me ha gustado mucho el cambio de roles y la determinación de tus mujeres. Rompes estereotipos. Mucha suerte. 🙂