114. MUJERES
Mujeres, mujeres, mujeres. Lo pronunciaba suspirando mi abuelo tres veces cuando se le iba la vista mirándolas de reojo, para que mi abuela, bastante sorda, no lo escuchara. Después se me quedaba mirando guiñándome con su enrojecido ojo. De lo último que me acuerdo antes de que nos dejara me produce todavía una grata sonrisa.
– Mira Andrés, y no le digas nada a tu abuela aunque ella esté ya de vuelta en la isla de las Mujeres, donde mejor están todas ellas es solas, por eso ya no caben en la isla y nos siguen importunando.
Debe ser por eso que ya tengo la casa llena, pero no me quejo en absoluto: mi madre, mis tres hijas y la primera nieta que ya gatea por toda la casa son únicas, no puedo estar más seguro.
Antonio, si buscaba esa seguridad la ha encontrado, suerte y saludos
Así es. Gracias Calamanda por tu comentario.
Gamberrete entrañable tu abuelo y bonito y dulce tu relato. Mucha suerte 🙂
Cuando uno llega a abuelo dicen que las batallitas a la orden del día, y muchas de ellas con las doñas como protagonistas. Gracias por tu comentario.
Entrañable, derrocha amor a la mujer.
Es que no puede ser sin ellas,no podemos ir solos por la vida. Gracias por tu comentario.