AGO75. ENTOMOFAGIA, de Plácido Romero
Nok Suphavadeprasit siente que algo extraño le sucede. Se ha quedado en la oficina terminando el trabajo pendiente, pues no puede permitirse que el señor Chakrabongse, su jefe, le despida: toda la familia Suphavadeprasit depende del sueldo de Nok.
Permanece concentrado mirando la pantalla del ordenador cuando advierte que algo le pasa a sus dedos. Al mirarse la mano sólo ve una especie de palo negro cubierto de pelos. “Estoy agotado”, piensa, por lo que se levanta y abandona la oficina. Cuando pasa junto a Lawan, el portero, éste le mira de forma rara. Ya en la calle, unos chiquillos gritones le persiguen. Descubre aliviado que su nueva configuración anatómica le permite escalar paredes y muros.
No puede abrir la puerta de su casa, por lo que da unos golpes. Su hermanita grita cuando le ve. Entonces aparece su padre y le mete dentro. Nok trata de explicar lo que ha sucedido, pero sólo puede emitir sonidos ininteligibles. Su padre no deja de observarle.
–Creo que en el mercado de insectos nos darán 2.500 bahts por él –dice.
Cuando Nok Suphavadeprasit se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.
Si Kafka levantara la cabeza, vería una interpretación de su metamorfosis.
Relato ajustado al tema del mes.
Suerte
Plácido, una metamorfosis muy angustiosa y bien narrada.
Un saludo y mucha suerte.
Elena
La narración no pierde en ningún momento la intensidad de lo que llega a suceder al final. Felicidades, ¡saludos!