AGO62. VIAJE SUBTERRÁNEO, de Esperanza Tirado Jiménez
Me adentro en la cueva, en dirección al túnel, huyendo de las altas temperaturas.
Como yo, cientos de hormiguitas abarrotan el largo túnel. Esperan pacientes, en formación, su destino.
Suenan pitidos agudos, se abre una compuerta, y entramos en el cubículo, estrecho y caluroso. Otras especies lo habitan ya. Regordetas cochinillas, mariquitas sonrientes, alguna lombriz estirada con gesto desagradable, cucarachas apestosas… En las esquinas, mantis religiosas, seductoras, esperando su próxima víctima.
El cubículo se pone en marcha. Alguna mariquita se queja del calor. Grillos cantarines intentan animar el viaje, con desafinados instrumentos. El resto ignora su \’cri cri\’ lastimero. Mientras, pequeñas arañas, ocultas entre la muchedumbre, introducen sus peludas y hábiles patas en bolsos ajenos, intentando encontrar algún brillante tesoro.
El viaje termina con otro desagradable pitido. Escarabajos rinoceronte con sus brillantes armaduras, vigilan impasibles que todo esté en orden.
Salimos al exterior, hormiguitas en formación. Como topos, quedamos ciegos con el luminoso y abrasador sol que nos recibe. Cada uno buscando el camino hacia una nueva guarida.
Pues no está nada mal el símil, Esperanza. Aquí caben todos los bichos imaginables. Echo en falta por ejemplo al caracol con su mochila a cuestas o a la cigarra mendigando unas monedas.
Un abrazo.
Un repaso a una buena parte de este mundo diminuto animal.
Suerte
Un inquietente relato, Esperanza. No sé por qué al leerlo no me imagino bichos, sino personas, y me dan mucho miedo esos escarabajos rinocerontes asociados al ejército (armaduras) que controlan ese viaje, y el sol abrasador al que llegan.
SAludos y mucha suerte.
La verdad es que resulta un tanto asfixiante, tal vez como la vida misma muchas veces.
Un abrazo
Lo de viajar en metro da para muchas historias. Todo te llama atención cuando vienes de un sitio pequeño. Gracias a todos por leerlo.