AGO49. LA CONQUISTA SILENCIOSA, de Adrián Pérez Avendaño
Cada noche, ejércitos de polillas, carcomas y pececillos de plata se cuelan sutilmente en las grandes bibliotecas del mundo. Dentro, devoran con paciencia un libro detrás de otro. Cuando llegue el gran día, solo las cucarachas habitarán nuestro desolado planeta. En cambio ellos, sabios insectos bibliófagos, habrán adquirido el conocimiento suficiente para mudarse a un lugar mejor.
Magnífico relato, Adrián, sin duda de lo mejor que he leido en lo que va de mes, me parece una píldora casi perfecta. Me sobran los pececillos de plata, lo siento, primero porque la terminación -illo resta un poco de fuerza a tan bella arquitectura, y segundo porque no me resulta creible, ojo, que sí todo el resto. Maravillosa, trágicamente creible, y ahí la grandeza del texto.
Un abrazo y suerte. Debería estar arriba.
Muchas gracias, Ignacio, es muy halagador lo que dices. No había caído en que esa terminación, efectivamente, resta fuerza al relato. En cuanto al significado de esos pececillos de plata, que acabo de ver que ha levantado bastantes comentarios, son unos insectos también llamados lepismas y que seguro que, como yo, más de una vez has encontrado correteando por casa. Te dejo aquí en link de nuestra sabia wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Lepisma_saccharina
Un abrazo.
En ese caso, Adrián, está más que justificado. Yo intento ser solo tiquismiquis cuando un relato me ha tocado de alguna manera, y me gustaría a) que fuese mío (jaja, eso es imposible) o, al menos b) que fuese impecable (según mi subjetivo criterio, claro…)
Reitero mis felicitaciones. Pero claro, ahora que me fijo, NO se podría esperar menos de un admirador de Salinger… 🙂
Abrazos
Adrián, me ha encantado tu mención de los lepismas, animalito que tengo en mi blog, en el frontal y al que he dedicado varios relatos, pues su vida es encatadora.
Tu relato, superior.
Un abrazo
Gracias Epífisis por tus palabras. Me alegro que seas fan de esos bichitos tan cultos. Un abrazo.
Ignacio, creo que esa debe ser la actitud, de hecho, yo nunca acabo de estar conforme con lo que escribo, supongo que como le pasa a mucha gente, y ¿cómo no voy a admirar a Salinger, alguien en su juicio no lo haría? Un abrazo.
Me ha encantado. Nuria
Muchas gracias, Nuria. Eres muy amable.
Un micro muy bueno, ¡suerte!.
Saludos.
¡Gracias Beto! Un abrazo.
Qué quieres que te diga: título, contenido, forma, mensaje. Es perfecto. ( y además me gusta)Un saludo
Guau, no sé si es para tanto, pero me encanta que te guste, Nieves. Muchas gracias. Besos.
Me ha gustado mucho. Por cierto que al contrario que otros yo creo que sé que insecto es el pececillo de plata, aunque nunca he sabido como llamarlo. Desde luego es plateado y habita bibliotecas.
Saludos
Hola Javier, yo tampoco sabía como llamar a ese extraño insecto, que parece quedarse en camino de lo que podría ser un cienpiés o algo así. Gracias por comentar. Un abrazo.
Muy buen relato, Adrián. Habrá que aprender de ellos, y yo, de momento, vigilaré mi pequeña biblioteca para que ninguno de esos bichitos pueda devorarla.
Un saludo y suerte.
Rafa, ante todo, hay que cuidar nuestras pequeñas bibliotecas, a no ser que finalmente cedamos y acabemos consumiendo libros digitales. Yo, de momento, soy reacio, pero quién sabe. En cualquier caso no sé quién perdería más si lo digital se acaba imponiendo: nosotros o los bichos bibliófagos…
Gracias por comentar, un abrazo.
El pececillo de plata (Lepisma saccharina), también conocido como la lepisma de la harina, la lepisma del azúcar, traza o la sardineta, es una especie de insecto tisanuro de la familia Lepismatidae, ágil y con una fuerte fototaxia negativa (huye de la luz), lo que hace rara su observación. El nombre de la especie deriva del brillo gris metálico de su cuerpo. Las lepismas viven de materias vegetales diversas, como moho, papel y alimentos amilosos (con almidón), como la cola de encuadernar libros o el apresto para la ropa.
Antonia, ahora ya sé mucho más de estos insectos. Muchas gracias por esa descripción tan contundente. Un beso.
Me ha encantado el arranque y las perspectivas que abría. Buenas descripciones y atmósfera pese a la brevedad y sobre todo me encantan los micros referentes a libros, bibliotecas y similares.
Suerte y abrazo.
Es cierto, a mí, los micros que hacen referencia al mundo literario también me suelen entusiasmar. Gracias por tus comentarios.
Ana, como le decía a Ignacio, no sabía que esos pececillos de plata iban a crear tal expectativa, no deja de ser divertido. El caso es que ese falso amigo que son esos pececillos nos pueden llevar a la confusión, pues en realidad se trata de unos insectos también llamados Lepismas, y seguro que más de una vez los has visto por casa. Aquí seguro que los reconoces.
http://es.wikipedia.org/wiki/Lepisma_saccharina
En cualquier caso, me encanta tu análisis, inteligente y a la par muy creativo, por lo de asociarlo al blog o a mi persona. No había caído, a lo mejor mi otro yo desea ser uno de esos pececillos y todavía no lo sabe.
Muchas gracias por tu comentario.
Un beso.
De meter la pata nada, Ana. Lo bonito de esto es ir adquiriendo conocimientos paso a paso, como los pececillos de plata. Un beso.
Una bonita idea de estos bichos cultivados con las letras.Lo cierto es que las cucarachas sobreviven a todo.
Suerte
Gracias Anna, me temo que nunca sabremos del todo si lo de las cucarachas era o no cierto…
Me ha gustado much´´isimo!!!!!!!!. Un relato con mucho conocimiento por cierto. Lo de los pececillos de plata. Yo no sab´´ia el nombre. Toda la vida, «los bichitos del papel». Y como pican los muy hijos de p….
Un relato muy bien pensado y muy bien contado.
Un abrazo platero.
Aurora, no creas que tanto conocimiento de causa, no soy nada experto en estos bichitos, fue mas un pequeño trabajo de documentación, pero muy pequeño, más breve que el microrrelato, incluso. Un abrazo.
Bueno, no quero quietarte mérito. Con mucho conocimiento me refería al de los bichitos!! Je, je.
Pero tú tampoco andas mal!!. Te devuelvo el abrazo.
también soy yo de los que»devoran» libros… pero por desgracia cada día me parece que sé menos…
encontré tu relato muy ingenioso y bien planteado
Muchas gracias Christine. Besos.
Me ha encantado este relato. Es ingenioso, bien comprimido y lo de los bichillos adquiriendo cultura conforme devoran libros me ha parecido como una metáfora al revés, no sé si me explico. A mí lo de los pececillos de plata sí que me ha gustado, es un nombre con una cierta resonancia poética. Enhorabuena, Adrián.
Gracias Ana, creo que sí he entendido lo que dices. Me alegra que te gusten estos pececillos. Besos.
Adrián, has levantado pasión por los lepismas, esos grandes desconocidos. Sobre todo se ven en las bibliotecas de antiguo y en libros que no se abren en años.
A ti, si metes en google «alejandrinos maldito quijote», tengo un relato que hablo de los lepismas en relación a un concurso del Quijote del circulo de Bellas Artes y de el País de hace dos o res años.
Un abrazo
Muy buen relato. Entre más antiguo es el libro, más apetecible es para estos sabiondos bichitos.
Abrazos.
No solo es apetecible para ellos, María, el problema es que a veces se cuelan sus amigos los ácaros en esos libros antiguos y no nos dejan disfrutar como es debido de esas joyas con tapas rugosas. Un abrazo y gracias por comentar.
Adrián, bien ajustadas las ideas y las palabras, muy claro en las descripciones. Suerte y saludos
Muchas gracias Cala. Un abrazo.
Adrián, un relato bueno con un final sorprendente. Mucha suerte, Sotirios.
Ya lo he leído y he comentado, y aprovecho desde este ágora para proponer que el lepisma (pececillo de plata) sea desde ya, el animal mascota de ENTC , con la venia de JAMS y la familia.
Es simpático el animalillo, amén de curioso.
Abrazos.
Epífisis, ya he podido leer tu relato. Pobre tu protagonista, incapaz de acabar el Quijote, me gusta eso de que lo intente una vez más porque aquella chica vivía en el pueblo que salía en el libro y también me parece tierno ese final, con el protagonista de manos enguantadas, dejando libre a estos bichillos, que como dices, están levantando pasión. Un abrazo.
Gracias, Sotirios. Un abrazo.
Gracias Adrián, ya ves que tus lepismas pululan por los escritos. Tengo una trilogía de lepismas que se mueven por San Millán de la Cogolla, Suso, Silos, Santo Domingo de la Calzada etc, relacionando los sitios y los clérigos y la época de migración de los bichos efectuada con la llevada de los libros de los scriptorium de un monasterio a otro.
Dan para mucho juego.
Gracias por leerlo.
Un abrazo
Gracias Antonia, por tu curiosidad, yo también cuando hay algo que desconozco, intento enterarme lo antes posible.
Un beso
Qué ingenioso relato, me ha gustado mucho. Suerte.
Besicos muchos.
Muchas gracias por tus cariñosas palabras. Besos.
Me parece un relato redondo.Me ha gustado mucho. Todo un mundo el de las bibliotecas(ratones, insectos y demás).
Me gustaría acompañarlos a la hora de la mudanza.
Un saludo
La verdad es que lo de mudarse con esos sabios bichitos no suena nada mal, al menos, sería bastante divertido e ilustrativo. Y más con el panorama que tenemos por estos lares. Gracias por comentar, Esther. Saludos.
Buen relato y curiosos y sabios insectos. Gracias por cultivados. Un abrazo. Gloria
Gracias Gloria. Seguiremos venerándolos como se merecen. Un abrazo para ti también.
Vaya revuelo con los pececillos je je. Decirte que es una buena propuesta; a la vez que sencilla, y autentica.
Saludos Adrián.
Muchas gracias por comentar. Saludos a ti también!
Una ficción bien imaginada y encuadrada dentro de los límites de la realidad. Cuando llegue el gran día todo eso y más es posible.
Un abrazo.
Gracias, Susana. No sabemos qué pasará el gran día, pero mientras tanto nadie nos quitará la posibilidad de imaginarnos el final que nos plazca. Un abrazo también para ti.
Enhorabuena. Es un micro perfecto.
Un abrazo.
Gracias Sara, un abrazo para ti también.
Felicidades, Adrián. Un buen relato que nos habla de emigración de los intelectuales ante el poder de los brutos.
Gracias Ximens. Una apreciación muy acertada. Un abrazo.
Enhorabuena, Adrián. Ahí estás ya, entre los seleccionados para el libro. Me alegro. Y ahora, prepárate para decidir.
Un abrazo
Gracias, Miguel Ángel. A ver qué tal se me da este nuevo reto. Un abrazo
Esos pececillos de plata por fin han sido reconocidos con el lugar que les corresponde. Siempre entre libros acumulando saberes y algunos pobres ignorantes humanos no sabíamos ni cómo se llamaban. Ahora se publican con nombre propio. Qué vivan tus lepismas, manquepiquen como demonios!! Un abrazo.
Muchas gracias, Aurora. La verdad es que si este relato ha servido para algo es para que a unos cuantos no se nos vuelva a olvidar cómo se llaman estos bichos tan amigables (ahora los veo con otros ojos). Un abrazo.
Felicidades Adrián, son tantas las historias que se vierten en este lugar cada mes, que no llego a leer todas y ésta se me había escurrido. Lo que más me gusta es el escenario: las bibliotecas, como fuente de sabiduría de todo lo que está por acontecer.
Un abrazo y enhorabuena.
Laura, creo que es casi imposible leer cada uno de los relatos que se publican mes a mes. Lo importante es que cada vez que tengamos la oportunidad de pasarnos por aquí, saboreemos con tranquilidad y lucidez cada lectura. Un abrazo.
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Odio eliminar un comentario, pero es que me equivoqué al subirlo.
El relato me ha gustado mucho, dentro de lo que te puede gustar un universo de cucarachas y demás insectos, por cultos que estos sean.
Saludos.
Gracias Asun, pero tranquila que los meses venideros habrá menos antenas, patitas y cuerpos escamosos en nuestros relatos. Un abrazo.