104. EL RASTRO DEL MONSTRUO
Este laberinto inhóspito de calles desconocidas para mí, me consume día a día. Apenas queda en pie un pellejo andante de mi cuerpo, alimentado únicamente por la esperanza de regresar al punto de partida.
Otra noche más se cierne sobre la ciudad y todo vuelve a empezar. Abandono mi escondite y busco en el aire, entremezclado entre los miles de olores que me acechan, aquél que me ayude a escapar.
Pero esta noche no es como las demás. La luz de la luna llena me sorprende corriendo entre los coches, siguiendo tu rastro.
Amanece el segundo día sin descanso, ahora son mis recuerdos quienes me guían, ya solo me faltan unos pasos. Arrastro mis pies cansados y desollados, por el polvo del camino que tan bien conozco.
Por fin cruzo la entrada de mi hogar y te encuentro donde siempre, trabajando en el huerto de almendros. Mi primer impulso es echarme sobre ti para llenarte de besos, pero algo en tu cara alerta a mi instinto de que debo escapar.
Sin dejar de mirarme, te desprendes de tu cinturón y lo anudas en la rama de un árbol.
José Ángel, créeme si te digo que leyendo este relato me he emocionado. Siendo yo niño, mis padres, por circunstancias, tuvieron que dar a mi perro, y, sorprendentemente, al cabo de un año se escapó, o lo abandonaron, y regresó con un aspecto lamentable. Al verme estuvo más de media hora saltando de alegría. Has reflejado perfectamente dos sentimientos, la lealtad y el cariño del perro y la miseria del ser humano. Me ha encantado. Abrazos.
Salvador, te creo porque esos mismos sentimientos los experimente yo en una situación parecida. Pero lamentablemente mi historia no tuvo final feliz. La alegría del reencuentro duró poco y el vacío que quedo después fue peor.
Muchas gracias por comentar
TYVM you’ve solved all my prleobms
Puff!
Comparto la opinión de Salvador, no puedo añadir más.
Gracias por el comentario Isabel.
Saludos
Terrible lo que de adivina en ese cinturón y como describeS el comportamiento inhumano de los hombres.Muy conseguida tu descripción.Gloria
Gracias por comentar Gloria.
A veces los animales son mas humanos que las propias personas.
Saludos
¡Casi nada!. Un enfoque diferente al tema del mes. Impresionada con el asunto que has elegido. Tremendo y conmovedor, produce el efecto buscado.
Abrazo.
Aurora, me agrada ver que hayas apreciado mi intento de abandonar el laberinto del minotauro etc.. que evoca el tema del mes.
Salu2 y gracias
Creo que Salvador lo ha definido a la perfección. El relato es de esos que se pueden calificar de maravillosos por cómo te traspasa y te mueve sentimientos. Mucha suerte 🙂
Gracias por acercarte a comentar Juan Antonio.
La misma suerte te deseo yo a ti.
Un saludo
Pues mi con ese final me parece duro da la sensación de que en cualquier momento puede volver a echarlo a patada o dando azotes con el cinturón, otras visiones, pero me gusta y mucho el relato José Ángel.
Abrazos y suerte
El relato está muy bien, sin duda, pero menos mal que Salvador lo ha explicado, porque a mí aún me quedaban unas cuantas lecturas para pillar que se trataba de un perro. Otro original que demuestra la creatividad que llevas dentro.
Felicidades por la mención y coincido con Lorenzo, gracias a Salvador que explicarme el relato.
¡Enhorabuena!