109. TODA UNA GENIALIDAD
Se disponía a cerrar la puerta del despacho cuando sonó el teléfono. Por un momento dudó, pero como de costumbre descolgó el auricular. Al otro lado del teléfono le informaban de su designación como Magistrada de la Audiencia Nacional.
Una sensación de satisfacción y reconocimiento a tantos años de duro trabajo le subió la adrenalina hasta límites insospechados.
Atrás quedó la gran decepción de no haber podido estudiar medicina. ¡Una vocación frustrada por una injusta nota de corte!
..Y en el laberinto de pensamientos que se agolpan y desaparecen con igual rapidez, volvió recurrente como siempre la duda: ¿cómo sería hoy su vida de haber podido ejercer su vocación? . Y la respuesta de siempre: ¡qué importancia tiene! Lo sucedido no es cuestión del destino, ni de la suerte, ni del azar…Las circunstancias y oportunidades fueron esas en aquel momento, como en su día se dieron las circunstancias para que pensase que estudiar medicina era su vocación.
Ese momento de lucidez le hizo comprender que, pensar en una vida alternativa es una buena distracción, pero nada más. La mejor vida posible es la elección del momento. ¡Toda una genialidad! .
Mercedes, creo que tu relato es un espejo para muchísima gente. Ojalá todos tuviéramos la sabiduría necesaria para elegir la salida del laberinto, correctamente. Me ha gustado. Abrazo!
Gracia Maria,
El relato es una experiencia personal con un único mensaje 🙂 El presente es suficiente para enamorse de la vida
Mercedes, tú sabes que una vez publicado el texto, el mensaje y todo lo que se deriva de él, dependerá del lector. Me encanta tu interpretación tan optimista. Es verdad, uno debería agradecer las oportunidades que nos brinda el presente! Saludos!!!
MERCEDES, gracias a los planes B el mundo sigue funcionando. Tu nos cuentas muy bien. Suerte y saludos
Mirar atrás y calibrar las decisiones tomadas. Ver dónde estás y dónde podías estar. Y lo mejor de tu relato, asumirlo con determinación valorando lo hecho y no encarcelándose en historias que no fueron. Muy bueno. Mucha suerte 🙂
No debería quejarse al final menudo puestazo que no mire a otro lado y me quedo con la sencillez del final, un canto a lo que nos ronda en la cabeza. Abrazos y suerte
Me ha recordado en algo al relato número 106, pero cada una con su estilo. Abrazos, Mercedes.