JUL158. CARTA A UN ALMA TRISTE, de Félix Valiente del Valle
Querida desconocida:
Usted aún no me conoce y puede que yo a usted tampoco aunque se perfectamente de su existencia. Desde hace un año la he visto realizar cada día el mismo trayecto en el metro y lo cierto es que no tengo un motivo que justifique la osadía de escribirle a no ser la tristeza que parece destilar su alma. La he observado todo este tiempo posar su mirada distraída en cualquier cosa: un asiento vacío, la puerta del vagón devolviéndole su reflejo, la maleta de algún viajero o un cartel anunciando no sé sabe qué. Nunca en un rostro, jamás en otros ojos, en ningún momento en la sonrisa de alguien.
He creído dibujarse en usted un alma terriblemente triste, una melancolía casi dolorosa derramándose desde usted hacia el mundo exterior. Quizás por eso abandoné ayer estas líneas en el bolsillo de su abrigo con la esperanza de que usted las rescatase cuando yo no estuviese presente. Es seguro que no habría sido capaz de hablarle a usted directamente o a lo mejor es que mi yo huidizo y de natural terriblemente tímido prefería no hacerlo.
Ruego disculpe el atrevimiento.
No está sola.
Fdo: Otra alma triste
Hermosa carta aunque cargada de tristeza y melancolía, no me importaría ser su destinataria. Deberíamos volver a poner de moda escribir cartas. me gusto tu relato. Felicidades
Un beso
¡Me encanta porque has metido una carta en el bolsillo de cada lector! Un saludo y mucha suerte.
Es una carta preciosa.
La sencillez de una carta y la profundidad que trasmite. Me ha encantado
Preciosa carta que esconde el deseo de acompañar a un alma triste, quizás por que en el fondo desearía qué alguien hiciera por éL lo mismo. Meláncolica y triste pero muy hermosa. Un abrazo. Gloria Arcos
En este mundo lleno de tecnología que en teoría sirve para estar más cerca unos de otros, me gusta que reivindiques la carta como forma de acercamiento entre dos seres humanos. Donde esté la sensibilidad de la percepción cara a cara, aunque sea sin haberse dirigido nunca la palabra como en el caso de tus dos desconocidos, que se quiten los feisbucs, los tuíters, los guásaps y el resto de la parafernalia. Precioso texto. Enhorabuena y un abrazo.
Fluido, natural, autoexplicativo. Me ha gustado mucho.
Un saludo desde Berlín,
Mikel