118. Salida (Patricia Mejías Jimenez)
El cabo Miles Green temía ser asignado para escoltar exploradores por la ruta del Bosque Zulú. Un paso entre montañas cubierto de vegetación donde se esfumaban caravanas enteras antes de conseguir llegar al ignoto mar del otro lado. Meses después, los esqueletos aparecían colgando de las ramas. En una única ocasión, un sobreviviente. Siempre contaba la misma historia: hojas, savia, ramas…, y por unas cuantas monedas, le dio al recién asignado Miles la protección contra el bosque: unas tijeras de hortelano.
De los 3000 hombres de la misión, solo Miles sobrevivió, cercado por sarmientos urticantes. Sobre él, llovía sangre. Las ramas de los arbustos exprimían los cadáveres de los militares. Alimentaban con los fluidos una protuberante raíz principal. Miles colocó la punta de las tijeras contra aquella corteza sensitiva. Tres pulsaciones de temerosa savia dilataron el follaje hasta dejar al descubierto un boquete de luz. En lugar de huir, Miles arremetió con las tijeras, una y otra vez…
El equipo de salvamento lo encontró, una semana después, sentado en una roca frente al Mar Tranquilidad. Para hallarlo, solo tuvieron que seguir la marea de sonidos marinos que circulaba por uno de los callejones del laberinto de inofensivos setos.
¡Que buena historia! le diste drama y suspenso, un final inesperado, manejas muy bien la ficción.
Un abrazo y mucha suerte.
Me encanta Patricia, una de aventuras. viva Julio Verne al que me has recordado. Abrazossss y suerte
Qué bárbaro cuento. ¡Wow! Quién tuviera las tijeras aquellas, para abrirse paso en esta vida, caray. Me encantó. Felicidades!
Patricia, tu cuento lo veo como una ficción que puedes ser realidad, o una rutina que se puede llenar de fantasia. Suerte y saludos.
Me parece una aventura fantástica y muy bien descrita. Nada es lo que parece ser. Mucha suerte 🙂
Aquí hay madera de novelista.