5. Chantaje (Susana Revuelta)
Antes de meter la llave en la cerradura, Edgar vuelve la cabeza para echar un último vistazo al aparcamiento. Dos Buick descoloridos, una moto cruzada en la acera. Un gato relamiéndose junto a un cubo de basura volcado sobre los charcos.
―Edgar, no estás de servicio.
―Chicago es peor que una cloaca.
Entran en la habitación. Cuatro paredes desnudas, una ventana desvencijada. Afuera retumban los truenos, arrecia la tormenta. Edgar coloca encima de la mesa su arma, las esposas, la placa. En el respaldo de la silla la chaqueta, la camisa, los pantalones. La ropa interior. Su compañero le rodea con los brazos por detrás y comienza a mordisquearle la oreja, a provocar el latido de su virilidad. Un relámpago ilumina esta escena de pasiones prohibidas, de sexo furtivo. Sus cuerpos tiemblan con el roce de sus dedos, con la tibia humedad de sus besos. Al borde del éxtasis, ambos se funden en uno solo. Y cierran los ojos
Una ráfaga de luces alumbra la estancia, pero hace rato que cesó el golpeteo de la lluvia contra los cristales. Edgar se gira hacia la ventana a tiempo de verles huir en la moto.
Con sus cámaras.
Malditos hijos de puta.
Qué buen relato, Susana. De película. Pues ya que estás puesta sigue la novela por favor que te va a quedar, eso, «de cine».
A propósito de Edgar: en una oficina de Iberdrola fuy a hacer unos trámites rutinarios y mientras el funcionario tecleaba datos, me di cuenta que la placa en la que estaba escrito su nombre ponía «Edgar Monterroso». Ya me conoces, no lo pude evitar:
–– Yo conozco un escritor de apellido Monterroso.
El funcionario esbozó una sonrisa y siguió con las teclas.
–– Monterroso escribe cuentos, relatos cortos y tiene un corto muy famoso que dice: «cuando desperté el dinosaurio aún estaba allí». Yo también escribo relatos cortos y en ese tipo de escritos Monterroso es una especie de «Gran Maestre».
El funcionario paró de escribir, me miró y lleno de orgullo me dijo:
–– Se llama Augusto, es premio Principe de Asturias de la Letras y es mi tío.
No puso ninguna traba a que falsificase la firma de mi mujer.
Un beso Susana.
Como para no estar orgulloso de ese antepasado, Jesús. Este Edgar que recreo aquí hoy es Hoover, jefe del FBI. Leí que (no sé si está contrastado) el crimen organizado se garantizaba su protección gracias a unas fotos que tenían de él en una situación sexualmente comprometida.
Un beso.
Sí que lo son. La intimidad es sagrada. Excelente relato. Muchas felicidades.
Eso díselo también a Bill, uno que vivió en la Casa Blanca, jaja. Pues debería ser sagrado o más bien asunto privado entre adultos, pero no lo es en ningún país, por desgracia.
Un abrazo.
La «seño» Susana nos lleva, con su habitual maestría, de un escenario a otro radicalmente distinto, simplemente con la aparente naturalidad del cambio de relámpagos por flashes de cámaras.
Muy bueno. Suerte Susana.
Un abrazo.
Me vino bien que hubiera tormenta a lo largo de todo el texto y quise aprovechar los charcos y los relámpagos para encuadrar la escena. ¿Qué tal van tus sopas? Luego te mando las mías.
Abrazo, Rafa.
Muy bien trazada la historia, con suspense durante y golpe final.
Suerte, Susana, un beso.
Me alegra que lo veas así. Con más palabras disponibles seguro que habría quedado más chulo, por lo menos lo del medio que me dio trabajo con las tijeras.
Beso, Rosy.
Si es que no se puede uno distraer de sus quehaceres, cada cosa a su tiempo, alterar el orden de las prioridades puede tener consecuencias, por ejemplo, toda una carrera policial pendiente de un hilo. Hablando de hilo, para mí es un relato muy bien hilado.
Un saludo y suerte.
Si trabajas en el FBI, luchas contra la mafia y eres homosexual en el Chicago de los 50, no puedes bajar la guardia ni aunque te busques un motel recóndito. Gracias, Ángel.
Un saludo.
Vaya trama nos has montado en un pis pas. Yo ya te veo en Jolivuz preparándoles guiones. Diferente, como tú. Suerte y abrazo.
Creo que la peli ya está hecha, Eva. No la he visto, pero me imagino la cosa así. En 200 palabras justas, jeje.
Un beso.
Susana, joe, no hacía falta este chantaje para que retirara mi reto a duelo en el concurso de Cartagena, jo, ya sabes que la ignorancia es osada y por eso osé. Después de esta maravilla maravillosa ya no me voy a atrever a retarte a nada. Bueno, si, tal vez unos pintxopotes por el Casco Viejo? Ahí igual nos quedamos en tablas, una ronda tu, otra yo, otra yo, otra tu, otra yo, otra tu… ¿cuántas vamos ya? 😉
Abrazo
Auro, no recuerdo eso de Cartagena que dices. Pero lo del Casco Viejo suena bien. Eso sí, con visita previa al museo cuando no haya tanta cola para ir haciendo sed y justificar los txikitos.
Un beso.
¿He leído Cartagena? Anda, a ver si os animáis a presentaros y pronto os veo por aquí recogiendo un premio. Que en Cartagena también tenemos Casco Viejo, museo -bueno, museos a cascoporro-, y tapeo de pescadito y verduras de la tierra, y mucho cerveceo… El Sur también existe (lo digo a ver si cuela para una próxima quedada).
¿Pero qué concurso es ese, chicas? Please information.
Susana, qué buen comienzo para una película de amor y crímenes, jajaja. Me ha parecido muy interesante que esté basada en hechos reales. Muy bueno. Abrazos.
O más que comienzo continuación de una situación bastante tensa entre mafia y los guardianes de la ley.
Un abrazo.
Susana muy bueno tu relato, muy lograda la escena de novela negra y ese encuentro homosexual me encanta. Saludos.
Es en el encuentro donde tuve que recortar y recortar, pero para lo que pretendía trasmitir creo que suficiente.
Un abrazo.
Susana, qué bien lograda esa atmósfera de cine negro y esa tensión del encuentro prohibido. Y un magnifico desenlace. Un abrazo
Aunque una amiga me comentó que siendo polis es raro que se metan en sitios así, espero que el desenlace justifique que estos dos busquen la discreción y privacidad en moteluchos de mala muerte.
Un abrazo, Concha.
Susana, buen relato con final inesperado.
Me ha gustado la forma de narrrarlo, la descripción del aparcamiento, de la habitación, de la escena de amor-sexo. Muy lograda la atmósfera de Chicago y de ese encuentro casi prohibido.
Un abrazo
Gracias, Blanca. Por el camino fui dejando caer la desconfianza de Edgar, la moto, la ventana mal cerrada, para justificar ese final.
Un abrazo.
Un motel donde esconder una pasion diferente, sorprendidos por las camaras espias. MUy bien llevado tu relato.
Un beso
Los moteles van a dar mucho juego este mes. Eso fijo, Esther.
Un abrazo
Auténtica escena de novela negra, y según he leído en comentarios anteriores, hasta podría ser real.
Muy bueno Susana, nos dejas el listón muy alto.
Abrazos
Asun.
Lo que sí está confirmado es que su compañero heredó todos sus bienes y el puesto de superior jefe.
Esto es ficción hasta que publiquen esas fotos comprometedoras.
Un abrazo, Asun.
Susana, coincido con los comentarios; que bien cuentas la trama y la situación de esta pareja, con sutiles pinceladas. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda. Hay que afinar mucho para meter todo lo que queremos contar en 200 palabras.
Un abrazo.
Buen relato Susana me encanta la novela o relato o microrrelato negro y éste lo es, por sus personajes, su parte «sucia», el escondite y las posibilidades de que ocurran miles de situaciones diferentes fuera y dentro del a habitación.
Suerte y abrazos
A mí también, Manuel Leerla desde luego y ver pelis. Este mes me he atrevido con el género con muchas reservas. Pero ese motel de carretera me provocó a sacar esta historia.
Un abrazo.
La ambientación, por escueta, destaca cada detalle. Los tiempos marcados de la tormenta son un recurso para el tránsito de las escenas.
El relato discurre como un río manso, en meandros donde se decanta la historia. La formalidad del texto es, como siempre en la autora, impecable. El final es apropiado.
p.d.
Aparte, muy aparte, sólo como un comentario fuera de la crítica…nos dejas sin saber la marca de la moto.
Muy amable, Daniel. La moto yo qué sé, chico, y eso que investigué y todo, pero no encontré nada específico que me sirviera para describirla con tres palabras. Por ese motivo terminó ahí, mal aparcada en la acera. Que también me sirvió para la trama que contaba.
Un abrazo.
Magnifico relato propio de cine negro, con toques (bueno más que toques) erótico-sexuales. Buen final, «deslumbrante». Buen trabajo.
Un beso Susana
Y muy simpático comentario. Gracias, Belén.
Un abrazo.
Qué apasionante relato, Susana. La verdad es que se me ha hecho cortísimo. Muy bien ambientado, contado y con un final sorprendente. Felicidades y suerte. Saludos
Si se hace corto es buena señal, aunque por aquí todos rondamos las 200 palabras. Pero ya me entiendes.
Un abrazo, Juana.
Hay un libro biográfico de Scotty Bowers, el gigoló más famoso de Hollywood, donde este afirma haberse acostado con Edgar Hoover, además de otras docenas de personajes famosos. ¿Te has inspirado en él? El relato te ha salido redondo, muy bien ambientado y con un ritmo perfecto. Felicidades.
De Sxcotty no tenía noticias hasta ahora, un deslenguado es lo que es. Esas cosas no se airean a los cuatro vientos. O ¿había un «Tómbola» cuando aquello? Muchas gracias, Fernando. Me inspiré en Hoover aunque el otro tiene más tela.
Un abrazo.
Un relato lleno de atrevimiento y con ganas de que no deje indiferente lo cual ya viene siendo un sello propio. Me gusta como desarrollas esas descripciones que van inflando la situación y todo el atrezzo que le has construido al lado para contextualizarlo. Mucha suerte 🙂
Son gestos y escenas muy breves elegidas para que avance la historia rápidamente hacia donde yo quería llegar. Gracias, Juan Antonio.
Un abrazo.
Me gusta el ambiente que crea para desarrollar las historias y las descripciones de los componentes marginales como el “gato en la basura”, “las paredes desnudas” “la ventana desvencijada”, etc., imprimen fuerza al relato. Muy bueno, suerte.
Saludos.
En tan poco espacio tienes que escoger los componentes que más idóneos te parezcan para describir la calle, la habitación, etc.
Un abrazo, Beto.
Susana, te ha quedado de cine. Un ritmo envolvente, una historia que atrapa, una ambientación sublime y todo con el ruido de la lluvia como fondo. Felicidades.
Abrazos
La tormenta de fondo, aparte de crear un clima, sirve luego para introducir los flashes de las cámaras como quien no quiere la cosa. Hay que aprovecharlo todo.
Beso, Anna.
Gracias, Anita. Te noto últimamente concisa hasta en tus relatos, que no es a lo que me tenías acostumbrada. ¿Estás bien, reina? Pues mañana más sobre la brevedad, en Papel y tijera.
Un beso.
¿y qué voy a decir yo, pobre de mí, que no esté ya dicho? Simplemente, aplaudo. Plas, plas, plas…
Edita, muchas gracias, maja. Yo cuando me encuentro muchos comentarios delante de un texto sobre el que quiero opinar, como consejo (y esto no va por el mío, es en general) intento ser original, decir algo nuevo que nadie haya dicho antes; y así iremos encontrando hilillos de los que tirar. Todo vale para hacer ficción.
Un beso.
La tormenta me gusta no sólo porque ambienta y da la excusa para los flashes. También le veo un componente metafórico, la tormenta emocional que debería suponer para estos hombres, en aquella época y con esa profesión, tener una relación homosexual furtiva. Tu relato se merece un corto, con banda sonora de blues del garito más lleno de humo y alcohol del South Side.
Sí, Ana, apetece con algunas escenas jugar con los cinco sentidos. En este falta la música, el tintineo del hielo en unos vasos de whisky, el maullido del gato, el olor a cigarrillos… pero no cabe, qué se le va a hacer.
Un beso.
Está muy bien el relato, a mí me ha enganchado desde el principio y me gusta lo visual que lo has hecho, lo sonoro, lo tactil, creo que has puesto todos los sentidos y alguno otro que alguien ocultaba. Abrazos, Susana.
He intentado mimetizarme sobre todo visualmente. Ya quisiera yo haberlo hecho más sonoro (el rugir de la moto, los jadeos…) pero como decía a Ana, es que no me cabían más palabras y había que elegir. Y me quedé con lo visual, o sea, lo fácil.
Un abrazo, Lorenzo.
Para decirte que me gusta y mucho lo que cuentas y la manera como lo haces. Hoover el cazador cazado.
Felicidades.
Gracias, María. Me inspiré, como dije por ahí arriba, en algo que leí sobre unas fotos que la mafia le había hecho para tenerle controlado, sí. Lo que no pretende el micro es identificar al personaje con él. Es decir, aquel era un tipo bastante cuestionable y este del relato puede ser un poli honesto, eso no lo sabemos. Pues nada, cada uno después de los datos que he ido dando lo asociará o no, pero no era mi idea.
Un abrazo.
Mi cerebro da una vuelta de tuerca más, y trata de imaginar a Fabián y Nicanor quitándose el tricornio, las capas, y poniendo los bigotones a trabajar en la pensión La Maru, durante los años del franquismo.
Ummm…sexy…
Pero creo que tu ambientación es la más idónea, con los dos chulazos del FBI dándolo todo.
Por cierto, en la respuesta que dejé al comentario que ha hecho Ana Fuster de mi relato, ha surgido un tema y un reto muy interesante, que yo estaría encantado con que lo aceptases:
El ritmo en la escritura, y en la lectura.
Jaja Modes. Tienes razón, lo que quería decir es que no era mi intención que penséis que es Hoover. Puede ser otro.
Me paso por tu relato encantada y te digo algo. Cuando llegue a casa que con el teclado del móvil tardo un año.
Joee…
Muchísimas gracias por tus palabras y tu predisposición, Susana.
Y respecto al tema temporal … Como si es en diciembre.
Merecerá la pena.
Siempre merece la pena leerte.
Un besazo diabólico.
Será antes de diciembre, Modes. Ni lo dudes. Me encantan los retos y este es uno, pero me lo tengo que currar.
Ay, cuando hay mucha pasión en el sexo se olvida a tomar precauciones. Muy bueno escrito con mucha arte ,amiga. Recibí un email de Antología I concurso relato corto (400palabras) de terror donde me informan que mi relato”Valentina” ha sido publicado en un libro que se llama “Antología I Concurso Corto de Terror” Lo colgué en mi blog (sotiriosmoutsanas.blogspot.com) para que podáis mis amigos leerlo.)
¡Anda, el mejor cuentista del mundo hace una parada en mi cuento y de paso me deja una pegatina promocional! Enhorabuena, Soti, por tus éxitos, a disfrutarlos. Lo tuyo veo que es el terror y el sexo, eh, así que dale.
Un besote.
Polis homosexuales en el escenario de un Chicago de película de cine negro. Es como rizar el rizo. La atmósfera en ese motel muy lograda. Y muy bien que adivinemos que el título del micro es la perfecta continuación de lo que nos acabas de contar.
Suerte y saludos.
Ya sabes que soy un poco pesadita y siempre insisto que los títulos forman parte del relato y lo complementan.
Gracias, Rafa.
Uhmm, muy bueno, amiga Susana. Demasiado hombre junto, eso sí, me gustaría más con dos muchachas lozanas y voluptuosas; aún así lo veo muy logrado. Personalmente opino que si no estás en la lista de los elegidos te quedas fuera de ella, pero te deseo suerte.
Besísimos.
Es que como las chicas viciosillas ya salieron en el relato del mes de «La isla de las mujeres», pues me dije: ahora les toca a ellos, jeje.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho el matiz tan cinematográfico que le has dado al micro. Genial. Con lo que me gusta la novela negra…¿no te apetece seguir con el relato? Me encantaría leer su continuación 😉 Besotes
Gracias, Izaskum, pero me apetece más que la continuación se la elabore cada uno al gusto. De esos fantaseos me salen a veces nuevas historietas. Prueba.
Un abrazo.
Paparazzis fillos da… Pues sí, buen micro, me gusta cómo va creciendo y pasa del negro, al erotismo y al humor. Suerte.
A ellos mucha gracia no les hizo, los fotógrafos sí que se reirían.
Un abrazo, Pablo.
Enhorabuena, Susana, un buen relato, a lo Heminway, creo.
Muy lograda la atmósfera de un hotel de carretera y ese ambiente sombrío, en el que se esconden los amantes, aunque sin demasiado éxito. Buen relato de novela negra. Enhorabuena