18. ¡JO, QUÉ NOCHE!
En el páramo por el que conducía desde hacía horas no había nada, salvo la carretera salpicada de guijarros que lo atravesaba confiriéndole una extraña cualidad de espacio herido. Así que aquel hotel en el horizonte me brindó la excusa perfecta para tomar una ducha y descansar esa noche.
Era una ruina, pero el dueño-recepcionista aseguró que me daba su mejor habitación. Caí sobre la cama y debí dormir varias horas hasta que un cosquilleo en la mano me hizo despertar sobresaltado. Cuando encendí la luz, pegué un bote al ver varias cucarachas corriendo a esconderse bajo los muebles.
Como, al quejarme, el dueño insistió en que habría tenido una pesadilla porque él no criaba bichos, cogí mi bolsa y me fui sin pagar. Conduje unos kilómetros hasta que caí en la cuenta de que había arrancado en dirección contraria. Retrocedí cabreado pero, al pasar de nuevo frente al establecimiento, el ruido de un fuerte impacto me hizo girar el volante y frenar, dando bandazos, en el arcén.
Al bajarme, lo vi. Era el tipo del hotel, que asomaba por debajo del coche. Lo último que dijo fue: -“¡Hay que ver cómo se pone Vd. por un cantazo!”-.
Relato bien escrito, aunque repugnante en el sentido de las cucurachas (la imagen de esos bichitos sobre el brazo me da asco). Por lo demás me ha gustado la narración y el ambiente descrito.
Un saludo
Purificación, describes con claridad ese lugar y el tipo que lo lleva. Suerte y saludos
Bueno, la impresión de las cucarachas queda borrada con la gracia del final.
Parece que el dueño del hotel tuvo el mismo final que sus inquilinos. Un pisotón.
Muchas gracias, amigos, una vez más. Vuestro cariño y vuestro humor siempre reconfortan. Sois estupendos.
Los hoteles y las cucarachas han ido siempre unidos en lo literario y en la vida real. Existen y todos los sabemos y esperamos que nos toque. Simpático Puri. Suerte.
Moteles de carretera y cucarachas parece que son todo uno. Me gusta el final tan inesperado.
Un beso Purificación
Un relato cargado de buen humor a pesar de las cucarachas. Hoteles así seguro que hay cientos. Esperemos no acabar en alguno. Mucha suerte 🙂
Jaja muy gracioso el relato, gracias al final.
Después de tanto bicho se agradece una sonrisa al final. Si es que hay gente no sabe aguantar nada.
Suerte y saludos.