23. En aquel hotel de carretera (Javier Ignacio Pérez Andrés)
-¡Escucha, no me cuelgues!
-¿Que quieres? Ya te dije que me dejaras en paz
-¡No!No me cuelgues.Estoy solo
-Bueno ¿y que quieres?
-Estaba pensando…¿Hace muchos años que nos conocemos, verdad?
-Demasiados
-Y…¿Hemos vivido muchas cosas juntos, eh?
-También demasiadas
-Me acuerdo de cuando decidimos casarnos, lo teníamos tan asumido que ni siquiera te preparé un detalle romántico. Ya sabes…una cena, pedirtelo en el momento justo, crear algo para recordar
-Ya…
-Y…estos últimos años, creo que le he prestado más atención y dado más importancia a otras personas y cosas antes que a lo nuestro
-No sé donde quieres llegar…¿Has tomado algo?
-No, ya he pasado demasiado tiempo anulado
-Verás…creo que eso me ha ido convirtiendo en una mala persona y la frustración que me produce me hace ser peor.
-… (Silencio)
-Intentaba recordar como era antes, de dónde sacaba la alegría para disfrutar de un nuevo día. ¿Cómo es posible que me halla alejado tanto de mis ilusiones?¿Qué me pasa, que cada día destrozo más mi vida, lo tapo y sigo como si nada?
-¿Yo no era así verdad?
-No
-¿Me puedes ayudar?
El telefono de la esperanza podría ser su salvación. Saludos y suerte
Tu historia tiene mucho fondo. Creo que habla de mucha gente. Más de la que parece. Las probabilidades de que una vida se tuerca, lamentablemente, son demasiado grandes. Gracias por expresarlo con tu relato. Mucha suerte 🙂
La rutina, el paso del tiempo desgasta la pasión si no la renuevas día a día.