65. SOMBRÍO OCASO (MARÍA ORDÓÑEZ)
Es invierno y casi es noche. El hotel está vacío. Desde una ventana, un débil rayo de luna permite al anciano vislumbrar el final del camino. A lo largo de él no hay nada, ni nadie. Aunque sí; pertinaz e incontrolable, inunda el espacio el acre olor de la soledad.
Con pocas palabras consigues crear el clima que podría resumir la esencia del tema del mes y esos hoteles de carretera. Y nos lo dejas abierto para que cada cual lo complemente con las ideas a las que tus palabras nos invitan.
Creo que es más largo mi comentario que tu relato.
Abrazos María.
Gracias amigo. Por más que quise, aún te debo un relato amable… Abrazos de regreso!!! Gracias por motivarme a seguir!
Rafa, logré editar el texto, porque en el original había escrito camino en lugar de carretera y me di cuenta que hice muy mal al cambiar de palabra por ceñirme al requisito, ya que le resté fuerza a la metáfora… Ya quedó, y bueno, en el intento, ni sé como, hasta publiqué otra vez el relato… Ya aprenderé, jajaja! Bueno… espero que no pase a mayores. Estoy fascinada leyendo los relatos, aunque en el viaje no podré hacerlo… Un abrazo grande, querido compañero!
No se necesitan más palabras.
Así es. Gracias por leerme!
Muy bueno. El anciano ve lo que nosotros no vemos.
Felicidades.
Muchas gracias María. Hasta ahora, parece que es así… Un gran abrazo!
Jajaja! Gracias Juan, por hacerme ver que aunque mi relato te traiga a la mente un lúgubre lubricán, un aquilón helado y hasta a un Manrique enamorado, puede también despertar tu buen humor! Eres un sol! Abrazos!.
Bonito relato. Breve pero conciso.
Un abrazo
Muchas gracias Blanca. Un abrazo!
María, tu relato abierto nos invita a finales diversos. Suerte y saludos
Gracias por leerme, Calamanda. Es muy lindo constatar que lo que uno escribe se convierte en propiedad del lector y éste le da su propia interpretación… Un gran abrazo!
En otros relatos sobre el tema de este mes han predominado las relaciones esporádicas, las aventuras más o menos fugaces, pero en ninguno como este se había llegado a incidir tanto en lo estudiadamente apartado de estos lugares, con su consiguiente y buscada soledad.
Es lo que interpreto, aparte de que el texto pueda estar abierto a otras continuaciones o finales.
Suerte y un saludo, María
Muchas gracias por leerme Ángel. Sigo sorprendida por las interpretaciones del texto. Esta experiencia me hace desear releer mis libros favoritos! Un gran abrazo.
Pues yo me voy por el lado metafórico.
Creo que el final del camino es el la vida del anciano.
Y quizá no he dado ni pie con bola, pero no importa.
Como bien has dicho, una vez escrito, el relato ya es del lector.
Y me apetece pensar que al final del viaje estará su esposa (fallecida antes) esperándole con una sonrisa infinita.
Y seguro que también estará su perro. Un precioso perro labrador que ya corre, ladrando feliz, hacia él…
Muchas gracias Modes, por tu hermosa interpretación. Me encantó el final. Un gran abrazo, lleno de la admiración que siento por tan buenos escritores, que como tú, me regalan diariamente tremendas lecciones de narrativa!
María dicen que lo bueno si breve dos veces bueno. Pues eso
Un beso
Muchas gracias Esther. A veces, las palabras ya no caben… Un beso grande de regreso!
Tu relato estremece, a pesar de su ritmo tranquilo y sus pocas palabras.
Me ha gustado mucho
reyes
Qué amable Reyes. Estoy encantada de que te haya gustado. Abrazo agradecido!
María, triste relato, la soledad como única compañía. Muy bueno. Abrazos.
Te agradezco muchísimo leerme Salvador. Tus generosas palabras me motivan a seguir escribiendo. Un abrazo grande para ti también!
Precioso relato María. Con poco, dices y haces sentir mucho.
Un beso
Mil gracias por tus lindas palabras, Ma. Belén. Un abrazo.
Un largo camino, la noche que va cayendo ahonda la soledad que asemeja a la vida y un final.
Hermoso y poético.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por leerme! Qué bueno que te gustó. Me siento honrada. Abrazo!
Un relato conciso, con las palabras justas, triste por las imágenes empleadas, en el que has sabido transmitir, también para el lector, esa sensación de soldedad que te oprime.
Suerte y saludos.
Muchas gracias Rafa. Creo que lo que me oprime es el miedo a esa soledad. Ha de ser terrible, ¿no? Un gran abrazo y gracias por leerme!
Qué bien has narrado esa espera de la muerte. Esa soledad del que ha llegado al final del camino. Triste y precioso relato, María.
Concha, eres muy generosa. Muchas gracias. Un gran abrazo!
Logras describir muy bien la escena de la soledad ante la muerte. No obstante no veo el «relato», no sé si me explico, yo espero que ocurra algo. En fin, problema mío, seguro. Suerte.
Tal vez tienes mucha razón Javier, aunque pienso que lo que ocurrirá depende del lector. ¿No es ya un relato llegar a ese invierno en esas condiciones? Agradezco mucho tus palabras y espero hacerlo mejor para el siguiente mes. Un abrazo.
Muy bonito María. Saludos.
Qué linda Ana. Muchas gracias!
El relato se siente (de sentimientos). Has dicho muchas cosas con muy pocas palabras. Pero desde luego las que has escrito crean una engranaje que funciona a la perfección. Mucha suerte 🙂
Que bueno que así te lo haya parecido Juan Antonio. Esa era la idea. Mil gracias por leerme! Abrazo grande.
Breve, melancólico y contundente.
Muy buen relato. Te felicito.
Muchas gracias por tus felicitaciones María. Me alegra que el relato te haya llegado al corazón! Un gran abrazo!
Espero que por lo menos haya sido un camino largo y placentero, porque el final es bastante melancólico y solitario.
Suerte y saludos
Mil gracias Ana. Ese médico tenía toda la razón. Mil gracias por leerme!!!
Sí, qué final terrible el de las personas que dejan la vida en soledad, ¿verdad? Yo también espero lo mismo que tú! Mil gracias, eres siempre muy amable. Un gran abrazo!