JUL114. LA PRUEBA, de BEATRIZ CARILLA EGIDO
Garabatea un corazón en el papel y lo adereza con un beso. Se asemeja más a un culo pero lo da por bueno. Es un regalo para Denys, el chico que le hace temblar hasta las pecas desde que lo vio en las gradas.
Aun en la distancia que le proporciona el trapecio puede distinguirlo entre el público. Su rojizo cabello le delata. Nota como el maillot se le encoge y desea que a él le ocurra lo mismo con sus pantalones. El vértigo ya ha hecho su entrada pero prefiere continuar —sólo una vez más —se dice.
¡Veva, la pequeña trapecista! ¡Sin red! ¡Han oído bien, sin red! ¡Contengan la respiración! anuncia el presentador. Columpiándose en las alturas esparce nubes de talco dando manotazos al aire. Tras varias vueltas realizadas a la velocidad del rayo queda suspendida tan solo por los empeines. Y es ahora cuando decide poner a prueba a su pelirrojo. En un periquete se balancea hasta incorporarse de pie en el trapecio. Se toma el tiempo necesario para visualizar el objetivo y encauzar rumbo. Coge impulso y se lanza al vacío. Intuye que Denys le recogerá en brazos, aunque tenga que soltar las palomitas.
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Una manera drástica de llamar la atención, creo que ninguno de los dos pasó la prueba. Me ha gustado. ¡Suerte!
Saludos.
Bueno, quiero pensar que él la rescató y liberó de sus miedos. Te agradezco mucho el haberte parado a leer mi relato entre tantos. Un abrazo!
Una prueba de fuego desde luego, llevada a cabo a tu habitual sensibilidad. Mucha suerte.
Un beso.
Gracias amigo!
Lo mismo para ti. Un besazo!
BEATRIZ, la inocencia del amor y la edad pueden hacerte pensar en cosas así, original y buen fina. Suerte y saludosl
Exacto Calamanda, has dado en el clavo. Muchas gracias por tus palabras y deseos.
Besos!
Siempre tan atenta. Gracias Ana. Me encantaría ver volar las palomitas pero sería demasiado perfecto.
Besos
¿La versión romántica del salto del tigre?. Las soluciones tan drásticas suelen tener finales trágicos. Y todo por no hablar, dichosa timidez. Me gustó.
No lo había pensado 🙂
Es un salto al futuro que da mucho miedo.
Me ha hecho mucha ilusión encontrarme tu valoración. Te admiro. Besicos
MÁS que el salto del tigre yo veo un salto de la infancia a la adolescencia pasando por el filtro del primer amor. Lo has contado muy bien aprovechando un escenario idóneo para el tema.
Un abrazo.
Tenía el trapecio en mi cabeza desde el inicio. El mundo me parece más fantástico si la historia vive dentro del circo.
Quiero agradecerte el haberte detenido en mi relato. Gracias, Susana. Has captado la esencia.
Besos
Coincido con Juancho, el relato tiene esa sensibilidad tan característica en ti. Suerte. Un beso.
Hola Francesc. Viniendo de un genial microrrelatista es un honor recibir tus palabras.
¿Participas este mes? Luego te busco.
Un besazo amigo!
🙂 Sí, me he decidido a probar suerte en este concurso. Soy el 65. Un besazo!
Todavía no os he leído a ninguno. Voy pilladísima. Arrggggg… ahora sí que sí. Muac!!
Pues a mí me ha gustado mucho. Me pregunto que pasará si cae en brazos del gordito feucho de al lado.
Saludísimos.
Jajaja entonces el corazón con pinta de culo tendrá más sentido.
Me gusta muy mucho que te guste.
BEsAzo
Una prueba demasiado arriesgada, confiemos en el pelirrojo.
Es lo que tiene la edad de la inocencia.
Muy original, regado por la ternura de Veva.
Te mando un saludo y mucha suerte.
Elena
Si que lo es, pero ella parece segura.
Muchas gracias, Elena.
Besicos
Me parece muy bueno. La trapecista es una romántica empedernida, además de una ingenua. Pero, como ella, quiero pensar que el pelirrojo soltará las palomitas y la salvará… Y ahora que pongo esto me vienen a la mente otras consideraciones, como la de la mujer que se lanza al vacío sin red por un hombre, cosa que jamás hacen ellos.
Dulce y tenso al compás, te deseo mucha suerte con este buen relato.
Un beso.
Isabel, tu opinión tiene mucho valor para mí. Cierto es que la protagonista es una ingenua y además, valiente. Su vuelo puede cambiarle la vida.
¡Besos!
Juer y pensar que hace poco se mató la primera trapecista en la historia del Circo del Sol, quizá te hayas inspirado en ella ¿no?
Duro, ingenuo, por amor todo claro.
Suerte.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
He buscado la noticia cuando he leído tu comentario. No tenía idea. Una tragedia.
Contentísima estoy de poder interactuar contigo. Te sigo y admiro. Gracias por el detallazo.
Jau, Gran Jefe. ¡Besicos! 😉
Acabo de percatarme, «Aun» no lleva tilde.
JAMS, ¿me ayudas?
¡Se nota! ¡Se siente! ¡JAMS está presente!
Gracias mil! beso
¡¡Pero Veva que has hecho!! dime que la coge, dímelo, 😀 estoy segura de que sí, precioso relato. Me ha hecho pensar que aunque una no sea trapecista, el amor es como lanzarse sin red a los brazos de alguien que crees que te agarrará. Mucha suerte, besitos.
Lo malo es que a veces ocurre lo contrario y en vez de agarrarte te desgarra.
Saludos.
Gracias Érika! Pienso lo mismo que tú. Es el riesgo de enamorarse.
Barlon, también estoy de acuerdo contigo. El amor te agarra, te atrapa pero también te desgarra, te despedaza.
¡Besazo a los dos!
Me hablaron de un día del «mundo de la pequeña altura», donde uno ha de intentar vivir para no tener que estar siempre pegado a esta tierra dura y miserable, tan de casa, tan práctica, donde pueden pasar tan pocas cosas, y tan aburridas. Creo que tu trapecista y tú lo habéis conseguido, eso de vivir en la pequeña altura. Y como siempre, aderezado con ese puntito que tanto me gusta y ya se me hace reconocible en ti. Me encanta el estilo. ¡Un abrazo, Bea!
Vivir un poco suspendido en el aire, volátil. Aunque no debe olvidarse que nacemos en la tierra y morimos en ella.
¿Se me reconoce? qué alegría me das. Llevo un tiempo peleando conmigo por encontrar un estilo propio. Muchas gracias Luz. Otro abrazo!
Muy buen relato Beatriz, me encanta la trapecista y lo lanzada que es. Mucha suerte!
Gracias amigo. Es una trapecista valiente, valiente, a pesar de su vértigo. A veces hay que saber arriesgar en la vida.
Ay… que vida ésta.
Besicos!!
De niña a mujer pasando la prueba de la dichosa ley de la gravedad.
El mozo, quiero pensar, ya ha zampado suficientes palomitas por hoy y no le importará renunciar a unas cuantas. Todo sea por impedir que la bambina enamorada se haga hamburguesa contra el suelo.
Y seguro que la recoge ( en el aire, no cuando ya se ha estampado ), y la mira, y sus pecas le vuelven loco, y se hacen novios, y zampan palomitas como descosidos, pero él siempre le dirá: » cariño, te quiero mucho y todas esas cosas pero, joder cielo, lo de la nota aquella era un culo como una catedral «
Me has dejado en el sitio. Has creado una segunda parte a mi historia. Es más, has creado otro relato, de cabo a rabo. Jajaja. Gracias por dejarme tu simpático comentario.
¡Un beso!
Divertido relato de locuras de amor y deseo. Duro se lo pone a Denys dado el precio de las palomitas. Has conseguido que visualicemos a la trapecista. Suerte.
Hasta las palomitas de maíz están por las nubes :). Me alegra mucho saber que se visualiza a mi Veva.
Gracias por dejarme tus palabras. Suerte para ti también.
Muy original reflejar el vértigo que se siente en un amor, al del trapecio. Me ha gustado mucho tu relato. ¡Suerte!
Muchas gracias por entrar a ver la actuación de mi trapecista. Todos hemos experimentado esa sensación en algún momento de nuestra vida.
Me gusta mucho que te haya gustado mi historia.
Un beso Belén.
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Le deseo mucha suerte a tu romántica trapecista. Tal vez haya cometido una locura, pero, como se suele decir, quien no arriesga no gana. Me ha gustado, Beatriz. Un besico
Te he echado de menos. Gracias por leerme y ser tan atenta conmigo. Besos