JUL108. LA DESGANA REPENTINA, de Isabel Martínez Barquero
Me han contado que pronto mi constancia se verá recompensada. Van a encargarme que realice la gran obra de mi vida, una obra por la que apostará una editorial famosa. No niego que me agrada, pero en el fondo de mi espíritu ha surgido una irrefrenable apatía. No entiendo muy bien esta sensación de indolencia cuando he esperado durante muchos años un estímulo de este calibre. No hallo un pensamiento que me explique el giro de mi voluntad; tan sólo sé que huyo y que ya preparo la frase que diré cuando me llamen: «Preferiría no hacerlo». Que nadie me censure por mi falta de energía y mi ausencia de ambición. Existen diferencias entre los seres humanos y a algunos, como a mí, nos aterra el cumplimiento de nuestros sueños más íntimos: si la aspiración se cumple, la energía se queda paralizada, estéril para traer al papel las grandes obras del futuro. Aunque pocos lo entienden, el silencio puede ser el lugar más idóneo para alcanzar la gloria pretendida.
Has escogido la profundidad y complejidad del mundo interior de cada uno y te ha salido un relato muy bueno
Me gusta.
Mucha suerte y un abrazo
A veces enfrentarse a un desafío te desarma y también el hecho de ver cumplido un ansiado sueño te hace temer por el después. El temor al vacío, a no encontrar otro desafío que haga que tu vida tenga una razón de ser. Buena reflexión de la complejidad humana. Gloria Arcos
Isabel, soy tan amiga de esos silencios, que es el único lugar dónde me siento bien, conmigo misma.
Al escribiente de tu relato, le diría que si lo que quiere es expandir su obra y llegar a cuanta más gente mejor, en esa profesionalidad,el silencio no es la mejor solución, aunque le apetezca.
suerte.
Isabel, es cierto que se disfruta más soñando que culminando ese sueño, pero también es cierto, que tras conseguir un objetivo, un deseo, sobrevienen otros, y otros…
Muy bien reflejado ese miedo de la protagonista, que no es tu caso, ¿verdad?
Me gustó.
¡Mucha suerte!
Besos.
Isabel, las sensaciones quedan cercanas y llenas de imagenes interiores. Suerte y saludos
Qué bien expresado, Isabel, ese miedo escénico que puede atacarnos cuando, por fin, vemos culminado un sueño largamente deseado.
Tu protagonista prefiere seguir en su anonimato, ahí está más segura. Aunque desde esa posición nunca alcanzará la gloria.
Abrazos escritora, muy bueno tu relato.
Isabel, a veces unos sentimientos encubren otros. La incertidumbre de conseguir el próposito deseado , una vez conseguido, nos envuelve en tesituras complicadas.
Los miedos nos paralizan, pero no hay que dejarse abatir.
Me gustó.
Un saludo y mucha suerte.
Elena
Estupendo Isabel.
Además de tratar algo que está en el interior de muchos de nosotros, lo haces con sabiduría. Me gusta.
Saludos
Muy bueno Isabel, ya lo decía Alberti y lo cantaba Morente:
«Deseando, una cosa, parece un mundo.
Una vez que se tiene, tan solo es humo…»
Mucha suerte, me ha encantado
Muybueno, ágil y certero. Has puesto palabras a una experiencia común y eso, aunque lo parece, no es fácil. Enhorabuena.
Tu narración reflexiona sobre la meta, ¿qué me queda si la cumplo? Leí sobre este tema algo sobre el viaje a La Meca de los musulmanes, que una vez cumplido pierden mucho el sentido y las ganas de seguir adelante. En fin, Isabel, espero que no esté basado en la realidad. Un abrazo. Nota: Estoy leyendo tu Linaje Oscuro y me está gustando.
Interesante reflexión la que se contiene en este micro, querida amiga. También nos paraliza el miedo… Besazos.
Isabel, muy bueno y profundo tu relato me gustó mucho, Sotirios.
Yo lo entiendo, da vértigo subirse a la noria y que te dejen arriba. Prefiero que siga dando giros. Muy buen relato.
Un abrazo.
Tu relato da que pensar. Y mucho, Isabel. Realmente una vez que llegas al final, qué haces. Sólo queda volverte. Qué miedo.
Un abrazo.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Siempre aprendo con ellos.
Ah, y no está basado en una experiencia personal, aunque sí diré que, a veces, como a todos, me entra la desgana, el deseo de perderme en lo hondo de un pozo y no seguir en la lucha; pero ya se sabe que son momentos, y pasan por fortuna.
Abrazos.
Bien contado Isabel, ya ves que muchos compis se van al miedo a triunfar, yo lo veo como y después qué. La desgana creo que a veces es buena, cuando dices y ahora no hago nada. Debe de ser que vamos creciendo y te cansas de las cosas que antes era un mundo y ahora son humo, como dice Montesinos.
Un beso
… y si encima eres celosa de tu intimidad…
Suerte Isabel.
Rosy
Me encanta el tema que has elegido para plasmar la historia. El miedo a arriesgarse, la duda, la terrible desgana que a veces nos invade.
Mucha suerte Isabel. Besazo
Isabel, precioso relato e impecablemente contado. A veces cuesta arrancar, pero no hay que dejarse arrastrar y hay que seguir hacia adelante. Un abrazo fuerte y mucha suerte.
Marta López
Isabel, qué bien reflejas en tu relato cómo paraliza el miedo a no estar a la altura de las espectativas creadas. Espero que esta parálisis no sea tu caso. ¡Enhorabuena!
Sé que no es tu caso el de la protagonista, porque eres mujer pertinaz y perseverante en todo lo que te propones. Has retratado el miedo a conseguir un sueño, pero no puede haber miedo si el sueño está «bien soñado». Yo creo que después de conseguirlo es cuando viene el desfonde por haber recorrido el camino hasta él, y de repente ¡zas! es como si algo se hubiese terminado.
Me gusta tu cuento, porque habla de lo interno de cada uno y da pie a expresar diferentes formas de vivirlo y de sentirlo. Gracias Isabel, he pasado un rato muy agradable con esta lectura.