74. NEGOCIOS (Begoña Heredia)
Durante la estación invernal, pocos son los que se alojan en el hotel cercano a la carretera, sin embargo, cuando despierta el buen tiempo suele caer por allí algún que otro cliente haciendo parada antes de llegar a destino. Y es entonces cuando Samuel deambula por las escaleras, pasillos y dependencias, con un radio cassette sobre el hombro, paseando su vida rosa junto a Mireille Mathieu; repitiendo una y otra vez con perfecta pronunciación estribillo y estrofas. A Samuel le faltan abriles, dice su madre. Cortito que es el chico, explica el abuelo.
Nadie puede quitarle esa costumbre. Se empeña en llevar las maletas y el hombretón de metro ochenta hasta sonríe en francés a los visitantes del país colindante.
Al final de la temporada, el chaval de treinta y dos años, para disgusto de su padre, se refugia de nuevo en su habitación durante todo el invierno. No sin antes haber bajado al pueblo a comprar con las propinas conseguidas, ese juego de consola que tanto le gusta, un par de comics coleccionables y una nueva cinta. Este año se ha hecho con una de John Lennon; dicen que el verano que viene llegarán a la península muchos ingleses.
Begoña, tu relato me ha enternecido mucho. Ese muchachote enorme pero gentíl, que trata de recibir a cada quien en su idioma, me parece encantador. Lindo!
Begoña, realidad y ficcion se dan la mano en tu historia cargada de descripciones y ternura. Suerte y saludos
Que vida más feliz, tranquila y sencilla, tiene el muchachote. Me encanta este personaje, que con agrado trata los clientes y se refugia, invernando, con sus pasatiempos y canciones.
Muy tierno, muy bien contado.
un beso Begoña
Como dicen todos,tu relato tiene un dejo de ternura, el personaje es muy especial, sobre todo por su mentalidad subdesarrollada.
Me gustó por su simpatía.
Un abrazo y suerte.
Si tienen razón mis compañeros lo describes con gran dulzura dentro de sus limitaciones, y haces que el lector sienta cariño hacia él. suerte
Casualmente la semana pasada entré en un hotel curioso, regentado por el padre de un hijo cuya abuela enredaba con un paño de limpiar en la puerta de acceso. Ella era rubia, de pelo ralo; ellos morenos. El joven era alto, como el muchacho que describes en tu cuento. El otro, aunque se le notaban los años, debió ser físicamente interesante para cualquier mujer. Me sirvió el nieto, mientras la vieja me hacía partícipe de los recuerdos de sus viajes. En su función de camarero, pronunció, con entonación de afuera, un largo listado de marcas de cerveza. Luego puso encima del mostrador una Mahou y un vaso. Es posible que, por edad, su padre aprendiese inglés con la ayuda de un cassete. Es lógico que lo hiciera, a ese hotel van turistas extranjeros, el inglés es idioma casi común, y él regenta de antaño el negocio. Su conocimiento del francés también es amplio, aunque puede que la madre, que estuvo en París, fuera su maestra.
Es casualidad que ahora lea en tu cuento referencias a aquello que me sucedió la semana pasada.
Un bonito relato muy bien escrito. Me gusta un montón.
Abrazos
Qué buen personaje te has inventado, el de ese hombretón en el que adivinamos la ternura especial de los de su condición, que vive en su propio mundo y que sabe ser feliz en él con sus cosas. Me lo imagino sin problema en ese hotel familiar.
Suerte y saludos.
Tierno relato tan bien descrito que suena a real, no sé si será o no.
Un abrazo
Tierno relato tan bien descrito que suena real, no sé si será o no.
Un abrazo
Has una situación de un particular costumbrismo (avalada por tu singular personaje) que deja a su paso ternura y sorpresa en positivo. Coincido con Blanca en que suena más que a ficción a experiencia vivida. Ya nos dirás si puedes o quieres. En cualquier caso mucha suerte 🙂
Un personaje distinto, lleno de vida a falta de abriles.
Una vida marcada por su cabeza y su corazón.
Un relato original como su protagonista, muy bien tramado, sin ahondar en el por qué, dejándonos disfrutar del ahora y adelantando el verano que viene.
Un abrazo grande, Begoña
Begoña, el protagonista ha decidido vivir así su vida. Me recuerda a la hormiga que recoge para poder invernar. Muy bueno. Abrazos.
Un poco tarde pero nunca es tarde si la dicha llega.
Muchas gracias a todos por leerme y por vuestros comentarios. Un abrazo y feliz verano.