Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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JUL81. VOCES, de Yolanda Nava

Ahí estaba otra vez. Tenía que darle esquinazo. Cada vez era más insistente y ni en sueños lo abandonaba. Al principio era un murmullo apenas audible, pero había ido creciendo y adoptado un tono intimidatorio con un deje burlón bastante irritante. Probó a plantarle cara con otra más firme y grave que le replicara cuanto adujera, pero era peor, ahora ambas voces pujaban por llevar la razón y no cesaban en su duelo por alzarse con ella. Una insistía con su machacón: “gallina, no hay huevos” y la otra contestaba: “es humillante, preferiría no hacerlo”. Tenía que acallarlas o acabarían con la poca cordura que aún conservaba. En mitad de estas cavilaciones una tercera voz reclamó su atención: la de su mujer, que sin miramientos y con un tono firme y seguro le decía: “toma el teléfono, marca el número y di que NO, que por mucho que peligre tu empleo no estás dispuesto además de hacer diez horas al día en la oficina, a salir los sábados disfrazado para publicitar el producto. Que se busquen otro pollo”.

21 Responses

  1. Qué bueno Yolanda, la voz de su mujer resolvió en dilema, seguro que se decantó por una de las razones. Y es que la cosa era para dilema, tal y como están los trabajos.

    Mucha suerte con tu divertido relato.

  2. Admirada Yolanda, veo que sigues con paso firme y con el toque que, al final de las historias, hace de tus relatos perlas. Muy buena denuncia de la explotación.
    Un saludo, artista.
    Juan M

  3. Lo que más me ha gustado del relato ha sido cómo se ha empapado de la angustia dominante en estos tiempos de crisis, donde la gente es capaz de hacer cualquier cosa por no perder su empleo y los jefes se prevalen de ese miedo. Y le has quitado hierro al final, introduciendo la voz de la razón, que es también la del humor y la dignidad.
    Un beso, Yolanda.

  4. Gracias por vuestros comentarios, la verdad que mientras lo escribía me imaginaba al tipo (en mi cabeza empleado administrativo de una pollería) recorriendo las calles disfrazado de pollo anunciando cuatro pechugas al precio de dos, jeje

    😉 Besos voladores (por aquello del calor).

  5. Y esa mujer….que le tiene que devolver la dignidad….pero en la vía real la gente traga y traga y traga…..Desafortunadamente la dignidad no paga la hipoteca.

    Enhorabuena Yolanda. Ahora que te conozco te leo con más placer, si cabe.

  6. Muy de actualidad tu relato Yolanda, donde la precariedad cada día está más latente en nuestras vidas, en lo que se refiere al trabajo. Esta misma mañana, escuché en la radio a Javier López Menacho, que ha escrito un libro titulado, «Yo, precario», donde cuenta como en uno de sus trabajos, tuvo que soportar el disfraz de chocolatina gigante, sin descansos y soportando el peso de la vestimenta.
    Muy bien llevado, me ha gustado mucho.
    Un saludo.
    Elena

  7. Yolanda, al final no me hiciste caso, pero has escrito un micro muy redondo. Con mucho sentido del humor y muy real. A veces, en nuestro cerebro se agolpan varias voces, las que no dicen que sí que está bien y las que no.

    Me gustó mucho y me hizo sonreír ese final inesperado.

    ¡Mucha suerte!

    Besos.

  8. La sensación de duda angustiosa que va perfilando el relato y que remite a una decisión muy compleja se diluye al final con el toque de humor, aunque no por eso el tema es menos serio. Hoy día hay demasiados ataques frontales a la dignidad como para que no lo sea. Suerte y un abrazo.

  9. Gallina, no hay huevos» y «que se busquen otro pollo» unidas en este micro me ha parecido una barrrbarité. Qué bueno, me he reido y todo, y eso uqe es un relato triste. Una manera encantadora de transmitir un verdadero drarma. Me alegras la tarde, Yolanda.

    Un abrazo playero (que me piro a la playa, vaya)

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