JUL66. AYUNO, de Rubén Gozalo
He demandado a mi esposa porque ha extendido su vigilia de los viernes de Cuaresma a toda la semana y desde hace meses me está haciendo la pascua. Ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que intimamos. Quizá debí poner una cláusula en nuestro contrato matrimonial. Tenía que haberla exigido que los sábados fuesen sagrados y nada de excusas baratas: que si jaquecas, que si cansancio o que si se encuentra en ese período del mes. Está claro que en todos los caminos hay un desvío para encontrar la felicidad. Aún así, a mí siempre me ha gustado jugar en equipo y, además, mi brazo está cansado de tanta individualidad.
Uy, que tema escabroso, pero a mi me parece que este esposo lo que tiene que hacer es hablar con su mujer, o ella con él, porque me parece que ya tienen pocas razones para intimar. Ya se que es solo un micro, pero denota una actitud de marido posesivo.
Saludos. Asunción B.
Bueno, uno mismo puede saciar carencias psico-físicas sin tener que molestar (y sin manchar). No sé qué diría la otra -en este caso la otra- si quisiera que le dieran un masajito en los hombros y el otro- en este caso el otro- se negara con pretextos comprensibles. Hay que redescubrir la masturbación en el matrimonio, y también la fisioterapia.
Un saludo
Juan M
El problema de él sólo tendrá solución si acompaña a su mujer a Pilates… viene una época dura en esa pareja jajaja.
Suerte es divertido, onanista, algo machista, realista pero habría que dejar ver los defectos de él.
Me ha gustado
Claro que sí, hay que respetar la tradición: sábado sabadete camisa nueva y polv… Para estos casos in extremis siempre queda tomar el aperitivo.
Un abrazo.