JUL50. LADRÓN POR OBLIGACIÓN, de Sandra Monteverde
La policía le pisaba los talones. Trepó el muro, saltó a una azotea, de ahí a otra, a otra y siguió corriendo. De pronto oyó un crujido. Cuando el tejado cedió bajo sus pies, los agentes estaban muy, pero muy cerca. Los acontecimientos se precipitaron y él también. Al despertar ya estaba esposado y sentía un fuerte dolor en el tobillo derecho, seguramente se lo habría roto. Mientras lo despojaban de su tan preciado botín, intentó darles una explicación: – Os prometo que preferiría no hacerlo, pero se me terminó el pa, de ro y tengo hambre, por eso acabé así. El policía lo miró escéptico y con un deje de ironía en la voz, le enumeró el contenido de su bolso: una botella rota de champagne francés, 250 grs. de caviar iraní, un jamón pata negra de los más caros y trufas en conserva. Anda tú, esto no se roba para saciar el hambre. Desesperado el hombre le contestó: Que si que sí ¡Os lo juro! Yo era banquero y gracias a los que ya sabéis, me aficioné a estas cositas y ahora mi estómago no resiste otro alimento. Tenéis que creerme, ¡por una vez en la vida digo la verdad!
Hola, Sandra.
Decía la verdad, estoy segura.
Suerte.
Un abrazo.
Gracioso el banquero exquisito. Divertido. Gloria Arcos