69. Mirada de Luna
Luna se estremeció y decidió esconderse tras una densa nube oscura. Su rostro había iluminado la muerte anónima. Innecesaria. Ella no podía cerrar los ojos. Por eso se escondió tras una nube. Aquello la devolvió a su triste pasado, a su deambular sempiterno por la noche. A su condena de amor. La nube que la protegía fue rasgada por sus lágrimas. (Desecha. Rota por dentro. Nuevamente humillada por la muerte). Llovía. Caían lágrimas de plata sobre la tierra. Luna gritó y su rugido iluminó el cielo durante un instante. Nadie la escuchó. Nadie le hizo caso. Nadie supo de su sufrimiento. Volvió a iluminar el firmamento con su dolor.
Sus ojos, alejados de toda vida, reflejaron la triste belleza de la Luna. Abiertos y sin vida, mostraban su condena eterna,
Luna abrió su saco bordado de firmamento y, en su rondar nocturno, acopiaba las diferentes partes de su amado desaparecido. Recogía brazos, piernas, ojos, despedazados en forma de estrellas y cuando llenó el saco, faltándole el miembro viril, desapareció, tras la aparición del día y de su hermano Sol.
Los ojos, antes que los ocultaran con un saco dorado, vieron como ambos astros se saludaban, una vez más.
Hola Marcel. Me encanta, y me encanta esa referencia velada a la segunda muerte de Osiris. Te aseguro que no probaré el lepidoto, el pagro ni el oxirrinco, no vaya a ser que me trague sin querer algún falo indeseado.
Buena poesía y buen relato. Mucha suerte y felicidades.
Gracias Luis por las palabras donadas. Gracias por las referencias y por los deseos.
Un abrazo,
Marcel
Poética imagen de la luna, desolada por la perdida de su amante, que a trocitos quiere recuperar para volverlo a amar.
Quizás cuando el sol se vuelva a ocultar ella consiga encontrar el último apéndice que le falta para completarlo.
un abrazo Marcel
Gracias, Mª Belén por detenerte y leer, también por opinar. Sé que cada noche la luna sigue buscando completar a su amante y por eso sale cada noche, aunque algunas no las veamos.
Un abrazo y encantado de que te gustara,
Marcel
Me ha maravillado el sentir de la Luna. Su amor perdido. Su desconsuelo. Su soledad….
Gracias, Isabel por las palabras robadas. Quería explicar una vieja historia de amor con la melancolía que siempre acompaña a la Luna en su devenir por el cielo.
Gracias. Un abrazo.
Marcel
Mi ignorancia hace que me pierda un poco en el contexto que menciona Luís San José (ya tengo deberes para hoy) pero con todo y con eso el relato me resulta una apuesta atrevida y bien ejecutada. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio, una vez más por esas palabras dejadas y esa sinceridad. Espero que hagas los deberes, descubrirás una cultura llena de leyendas maravillosas.
Gracias por los deseos y un abrazo,
Marcel