JUL44. LA DESCARGA, de Karina De Paolo
Preferiría no hacerlo, pero si no lo hace corre el riesgo de perder su empleo, y en esta época de recesión eso sería una maldición. En casa lo esperan sus tres hijos, su mujer falleció en el último parto. Está solo y todos dependen de él.
Hay mucha gente esperando el espectáculo, no saben que lo que está por pasar es injusto. Pero había que encontrar un chivo expiatorio para limpiar la imagen de la institución.
Le sudan las manos, está a punto de cometer un pecado imperdonable. A través de una de las rendijas de la cabina que lo contiene observa nervioso los pasos previos a su entrada en acción. Se revuelve en la silla rogando que un milagro detenga las cosas antes de que sea tarde.
Corren los minutos. Su corazón palpita rápidamente, su oído recibe claramente la orden que le llega desde la sala.
– Descarga uno…
Preferiría no hacerlo…
Pero lo hace. Su mano temblorosa baja la palanca que da paso a la descarga eléctrica. Con lágrimas en los ojos pide perdón a Dios por lo que está haciendo.
Un hombre inocente ha pagado con su vida un crimen que jamás cometió.
¿En qué nos convierte la necesidad? El desenlace del relato es insuperable, Karina, y creíble. Enhorabuena.
Juan M
Hola Juan Manuel, a veces la necesidad tiene cara de hereje (Como dice el dicho) Y así es en este caso.
Te agradezco mucho tu comentario y tus amables palabras.
Un abrazo.
Qué fuerte, Karina. Qué pena que lleguemos a justificar nuestros actos como un hecho de supervivencia… Perdiendo toda la humanidad conseguida a lo largo de la historia… ¡Volvemos a matar para comer!
Inquietante relato.
Un abazo.
Yo creo que estos actos no tienen justificación, que uno puede resistirse a veces a cometerlos, pero en el caso de mi relato el protagonista no supo tomar otra decisión más que esta.
Gracias por tu comentario Petra, un abrazo enorme.
Pufff Kari! Se me ha puesto la carne de gallina… qué fuerte, qué triste y qué bien lo has contado!!
Demasiado real… por eso duele!
Un beso!
Gracias Tere, me gusta provocar esas cosas en los que me leen, y sí es un relato bastante duro.
Un besote!!!
Hola Ana, estoy completamente de acuerdo con vos en todo lo que me escribiste, el cambio a veces es decir NO, sacrificarse, jugarse al cambio aún sabiendo que nos puede traer dolores de cabeza.
También pienso como vos con respecto a la pena de muerte, y estoy segura que más de una vez ha pasado lo mismo que en mi relato, por eso quise mostrarlo.
Te agradezco mucho tus palabras Ana.
Un abrazo.
Sindel, has hecho que sienta impotencia por tu protagonista, y dolor por esa muerte que jamás debió ocurrir, por la inocencia del finado…Y lo más importante, la demostración de que el hombre sigue siendo un depredador sin entrañas.
Me gusta tu relato.
Besos wapisima.
Muchas gracias Lucía, me gusta leer que este micro les provoca cosas, es un halago poder llegar a ustedes y que sientan algo al leerme.
Un beso enorme.
Fuerte, intenso, me quede con el corazón latiendo.
Excelente micro Sin.
Un abrazo amiga 🙂
Muchas gracias Cecy, es bueno saber que este micro provoca todo eso en quien lo lee.
Un beso enorme!!!
Me ha gustado mucho, el final es impactante porque él solo cumple con su trabajo por las circunstancias pero no está de acuerdo con lo que va ha hacer. Por ponerte una pega,los dos adverbios tan seguidos acabados en «mente»…yo cambiaría uno de los dos por otra expresión. Por lo demás me parece perfecto.
Un beso
Muchas gracias Charo, ahora me fijo lo de los adverbios, no me dí cuenta, igual ya no lo puedo corregir porque lo entregué así. Pero me sirve para la próxima.
Un beso enorme.
Triste tener que hacer esto, aún si la persona que está del otro lado no es inocente. Un abrazo.
Sí es cierto, una tarea que debe ser muy dura de realizar, demasiada responsabilidad tener que ser el que baja la palanca que acaba con una vida.
Gracias por tu comentario Miquita.
Un abrazo.
Me ha encantado de principio a fin. Lo digo de corazón. Yo he participado en este blog alguna que otra vez y la verdad es que hay mucha calidad escondida. Suerte, amiga.
Un abrazo
Muchas gracias Amiga, es un placer participar en este blog, siempre que puedo lo hago y es cierto tiene escritos de muy buena calidad.
Un abrazo enorme.
De nuevo un relato que nos hace reflexionar si el ser humano es capaz de cualquier cosa si se dan las circunstancias. Creo que no es así, siempre debe haber un límite.
Buen micro.
Saludos Asunción.
Hola Asunción te agradezco mucho tu comentario, es verdad debe haber un límite pero este es muy diferente para cada ser humano, a veces hay gente que tiene límites muy extremos.
Un abrazo.
Muy intenso. Llevas a un grado alto de tensión el relato, que nos deja inertes, contemplando la injusticia, tratando de entender…
Muy bien llevado. Te felicito Karina y te deseo mucha suerte.
Muchas gracias Cass, que gusto me da leer tu comentario. Me agrada saber que te produjo todo eso.
Un abrazo enorme.
Fuerte e intenso Karina, has reflejado muy bien hasta donde llegamos cuando la necesidad nos aprieta. Justo o no este hombre tenia que vivir.l
Un abrazo y mucha suerte.
Hola San, creo que todos pueden reaccionar de distinta forma frente a algo así, en este caso pensó en su necesidad, y siguió adelante.
Muchas gracias por pasar.
Un beso.
Impactante, con un final que es un cargo de conciencia insuperable. Estoy absolutamente en contra de la pena de muerte, nunca podría accionar esa palanca, de hacerlo ¿cómo mirar a la cara a mis hijos?
Muy bueno, que tengas suerte amiga, feliz verano.
Muchas gracias Natalia, yo creo que me pasaría lo mismo pero se ve que el protagonista tuvo que tomar otra decisión.
Un beso enorme!!!
Breve, bien contado, con toda la carga que a veces la necesidad nos impone. El final intenso, deja en el aire una sensación de dolor… un dolor inevitable.
Has transmitido un sentimiento desolador de manera impactante. Te felicito amiga! Suerte!
Gaby*