87. LUNA MALDITA
Los gemidos le despiertan de su sueño resacoso en uno de los bancos del paseo marítimo, y al abrir los ojos ella está allí, sola, llorando bajo la luz de la luna llena, con el cuerpo inclinado casi rozando el mar.
Nada fuera de lo común si no fuera por el detalle de que se trata de una estatua de bronce, la misma que lleva toda la vida anclada en el espigón del puerto, aguardando el regreso de los pescadores del pueblo que ya nunca lo harán.
Tambaleándose por los efectos del alcohol, se acerca movido por la curiosidad.
Desconcertado, observa como de los ojos vacíos de la mujer emanan regueros de lágrimas. Entre las brumas de su mente, acierta a pensar que quizás en la estatua se halla atrapada una hermosa princesa víctima de un encantamiento.
Por eso, proponiéndose romper el supuesto hechizo la besa en los labios. Entonces se produce la transmutación, y se encuentra cayendo al agua abrazado a una hermosa joven de carne y hueso, que le arrastra hacia las profundidades, donde intenta zafarse sin éxito de aquellos brazos y piernas de hierro que lo aprisionan.
Esa luna lunita cascabelera…
Gracias por comentar Carmen, a mi la luna llena siempre me ha inspirado muchas historias.
Un saludo
Una ola te mereces. Ya tengo una bella leyenda para narrar a mis hijos, cuando los tenga y, si no, a mis sobrinos, cada vez que pase por el marítimo y vea esas bellas estatuas de bronce. Grande.
Hola Lorenzo. Me gusta eso que dices de contar historias.
Yo a veces me veo a mi mismo en el futuro Tablet en mano leyéndoles a mis posibles hijos los cuentos de Esta noche te cuento antes de que se vayan a dormir.
¿Te imaginas un libro recopilatorio de todas las buenas historias que duermen aquí? sería como las mil y una noches pero mucho mejor.
Gracias por dejarme tu comentario. Saludos
Desde luego vamos a mirar las estatuas de los paseos marítimos con bastante recelo a partir de ahora. Sobre todo después de una noche de gloriosa jarana.
Un abrazo.
Gracias por dejarme tu comentario Asunción. A mi esas estatuas siempre me han parecido algo tétricas. Por eso a la de la historia la he puesto de mala malísima je je
Un saludo desde la playa de Valencia.
Bonita leyenda, donde el bronce toma vida para arrebatar a aquellos que osen interrumpir su vigilia.
Un abrazo Jose Angel
Mª Belén, gracias por tu comentario. Tu síntesis me ha gustado mucho pues esta muy bien escrita lo que muestra tu calidad de escritora.
Saludos.
José Ángel, cuánto mal han hecho los cuentos de princesas y su beso liberador, jajaja. Bromas aparte, me ha parecido una historia preciosa e inquietante. Abrazos.
Salvador, me has arrancado una sonrisa. Me alegra que te guste el relato.
Gracias por comentarlo, un saludo.
Buen relato, José Ángel. En mi ciudad también hay estatuas de bronce cerca del puerto, me ha recordado una historia que les escribí no hace mucho. Me ha gustado tu micro, tan poético. Besos
Hola Concha gracias por tus palabras.
Si es posible me gustaría leer tu historia porque seguro que vale la pena.
¿Puedes ponerme el enlace?
Un saludo
Hola de nuevo,José Ángel, hoy he estado actualizando el blog y el relato lo puedes leer en él si te apetece, se llama «Las lágrimas del marinero». Te dejo el enlace:
http://nosvemosenkairos.blogspot.com.es/
Gracias por tu interés. Un abrazo
Gracias Ana. La que me inspiro el cuento es una estatua de mujer con grilletes en las muñecas de los que cuelgan las cadenas que ha roto para poder escapar hacia el mar. Si alguna vez pasas por Cullera la podrás ver.
Un saludo
José Ángel, el final me ha desconcertado. Yo esperaba un final romántico, y entonces vas y lo conviertes en algo tétrico. Pobre hombre, yo creo que él también esperaba algo mejor.
Felicidades, J. Ángel, me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Me ha pasado como a Inés. Iba avanzando disfrutando su lectura, desprevenida, imaginándome una historia de amor y entonces…. Vaya!
Curiosa historia que se encamina a leyenda la de la estatua y el borrachín. Está llena de buenas maneras y desvela el misterio de por qué muchas pueblan los paseos marítimos sin cansarse nunca de mirar al mar. Cada vez que vea una me acordaré de tu cuento. Estoy seguro. Mucha suerte 🙂