La heroína roja
Estoy leyendo la novela policíaca Muerte de una heroína roja, de Qiu Xiaolong. A su vez poeta y traductor, el autor, nacido en Shanghai en 1953 pero que reside en Estados Unidos desde 1966, nos transporta a una China de los años noventa en plena transformación y nos desvela los entresijos de la sociedad de entonces. Mientras leía la novela , rememoraba la canción de David Bowie titulada Chine girl.
«La decisión de Guan parecería absurda a principios de los años noventa, pero habría sido muy comprensible a principios de los ochenta. En aquella época, una persona como Lai, con un pariente contrarrevolucionario, estaba condenado al ostracismo. Habría creado problemas a quien se le acercase. Chen pensó en su propio tío, ese pariente lejano al que nunca había visto, pero que había sido determinante para su destino. De alguna manera, pues, la decisión del Comité del Partido de los grandes almacenes Numero Uno, por dura que fuera, se había tomado por el de ella: Guan debía vivir a la altura de su condición de trabajadora modelo de rango nacional. No era muy sorprendente que el Partido hubiese interferido en su vida privada, pero sí lo era la reacción de Guan. Se había entregado a Lai y luego separado de él sin haberle revelado el motivo. Según el reglamento del Partido, su relación y el modo en que la interrumpió se considerarían intolerablemente «liberales». Sin embargo, Chen creía que la entendía. Guan era una persona más compleja de lo que imaginaba. Ahora bien, ¿hasta qué punto todo aquello que había sucedido diez años atrás tenía algo que ver con la vida reciente de Guan? Quizá para ella fue una experiencia tan traumática que no había vuelto a tener un amante durante años, hasta que conoció a Wu Xiaoming. Además, Guan, durante un tiempo, se había atrevido a mantener una relación de ese tipo pese a que ya estaba políticamente comprometida. No obstante, ¿podía haber algo más?»