117. Un pequeño paso.
Sigo aquí; cumpliendo la promesa que surgió de mis labios en aquel instante último, cuando dejaron de besarte. Si fui capaz de acercarte la Luna en aquella noche de verano, este platónico calvario, al que me postran nuestras diferencias, es misión baladí para el martirio de tu amado. Es tan igual, el tacto de esta tierra que piso, a aquella que baña la azulada sal donde te perfumas cada mañana; que es atroz pensar en la finita distancia que separa nuestros mares. Nuestros mares, tan distintos; nuestros seres, tan iguales. Aquí sigo, esperando que tus noches se hagan oscuridad, para cumplir sin remedio la promesa de estar siempre contigo cada vez, bajo la Luna llena. No tengo nada que hacer, solo cuidar que nuestro Sol nunca deje de iluminar; solo esa es mi obsesión hasta que llegue el momento de poder besarte otra vez. Es un pequeño paso para mí, es un gran paso para nuestro amor. No te olvides de mi Luna, no te olvides de mí. Tu selenita.
Un interesante giro de la historia y de la famosa frase de Armstrong.
Un saludo
JM
juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com
Gracias Juan M. por pasarte a comentar. Un abrazo.
Todo un placer escuchar tus palabras. Seguro, Ana,que de alguna manera, esa persona tan importante, sigue leyendo cada palabra tuya.
Bonito relato. El mes se acaba y han sido muchas y muy buenas historias. Mucha suerte para la tuya 🙂
Muy poético tu relato.
Un abrazo y suerte.